Cuando niña siempre escuché a los adultos decir: ‘el pasado fue mejor’; en mi primera juventud consideré que lo que me tocaba vivir era lo mejor; tuve la suerte de tener un padre que creía fieramente en la voluntad de hacer, la libertad de actuar con responsabilidad y que, a sus hijos, hombres y mujeres, nos brindó, por igual, respeto absoluto a nuestras elecciones y nos brindó igualdad de oportunidades por lo que disfrute de manera extraordinaria las oportunidades que me brindó, libertad que tuve, la responsabilidad con que actué, las consecuencias que pagué y las decisiones que tomé.
Ahora me encuentro que soy la que dice: ‘el pasado fue mejor’ y además lo argumento: Cuando jovencita salía a bailar a las discotecas en Cholula o Puebla, mis amigos o novio, me cuidaban como a la niña de sus ojos (igual que a otras jóvenes); si había envida entre mujeres, no era destructiva y no pasaba de que ‘hablaran mal de mí’ pero desde niña estoy blindada; salía a correr con mis perros, de madrugada, con ciertas precauciones, confiada de que el ambiente vial y de transeúntes, era manejable.
En el gobierno federal de Felipe Calderón Hinojosa, en abril del 2009, se implementó en la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Reforma Integral de Educación Media Superior (RIEMS) por sus siglas, que consistió en una reforma educativa que creó un plan de estudios para bachillerato para actualizar los servicios académicos y desapareció la materia de Filosofía (Lógica, Ética, Estética y Filosofía Mexicana).
Sobra decir que en ese entonces las catedráticas de la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) manifestaron su total rechazo a la desaparición de la Filosofía en los contenidos curriculares del bachillerato pues “al eliminar este estudio se condena a las próximas generaciones y contradice la tradición educativa mexicana en la que el pensamiento y las ideas han ocupado un sitio fundamental y no tienen ni idea de lo que es el hombre, su formación, tradición y cultura”. Pero no sirvió de nada porque la SEP implementó el RIEMS, y así estamos.
En plática con amigos en el programa de radio “Realidades y Opiniones”, uno mencionó que el mayor propósito del ser humano es la felicidad; nuestro hilo continuó con la máxima del filósofo español del siglo pasado José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia; y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, señalando que el ‘YO’ lo puso Ortega y Gasset antes de la ‘Circunstancia’ por algo, porque ‘era un filosofo’, Después nos preguntamos cuál es el mejor método para que el alumno aprenda y señalamos: “La mayéutica”, -método ideado por el filósofo de la Antigua Grecia Sócrates, proceso a través de preguntas que ayudaba a sus discípulos a obtener el conocimiento y encontrar y recordar la verdad-, porque hace pensar a los alumnos y sacar sus respuestas personales desde dentro, por su intuición.
Ahí me quebré porque desde la preparatoria, -a esa educación media que Calderón le dio en la madre-, me tocó estudiar Filosofía, -sí con mayúscula-, que me formó interiormente y hasta la fecha me orienta. Además, desde niña me dediqué a leer y estudiar todo lo que caía en mis manos sin saber era Filosofía. Ahí dije con gran dolor y nostalgia: “El pasado fue mejor”.
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