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El artista, historiador,  poeta y coleccionista ingles Roland Penrose le preguntó a Pablo Picasso que pensaba de la distinción entre pornografía y erotismo, el pintor se limitó a decir  “Ah, por qué ¿hay alguna diferencia?” y resulta evidente que para el genio de la pintura, la frontera entre una y otra cosa es inexistente.

Procedo a explicarme, da mucho trabajo calificar algo de pornográfico o erótico, históricamente en el arte, cualquiera que sea, la exhibición explicita de los genitales o los senos y glúteos de las y los modelos no podrían de ninguna manera calificarse como pornográficos en el rango que la censura pretende establecer, existen desde mi modesta posición algunos limites, exhibir a la Virgen de Guadalupe con el torso desnudo como ha sucedido en el pasado puede ofender a los creyentes que merecen respeto, también se ofenden los que protestaron por una pintura del revolucionario y agrarista Emiliano Zapata en actitud de salir del closet y a caballo, tal vez tengan razón aunque esto no sea censurable, desde  el particular punto de vista de la libertad que el artista tiene para expresar lo que quiere presentar.

En lo que si estoy de acuerdo es en censurar con todo lo que sea necesario determinadas conductas delictivas relacionadas con actividades relativas al sexo, como la trata de personas en contra de la voluntad de las y los afectados, el uso de menores en actividades sexuales, exhibición de sus partes y sus todos, me parece de lo más perverso y debe ser castigado con todo el peso de las leyes, nadie en su sano juicio pudiera pensar lo contrario.

Y hablando de los linderos entre lo que está bien y lo que está mal, damos un salto hacia lo que está sucediendo en este momento en el mundo y en nuestro país, la polarización de las posturas y de las opiniones  en todas las cuestiones, nos está enfermando, acciones y actividades irrelevantes de algunos de nuestros dirigentes políticos le parecen heroicas a los simpatizantes como estúpidas y aberrantes a los contrarios, procedo a explicar dos hechos que en nuestros días han tenido publicidad.

Lorenzo Cordova fue exhibido por grupos que quieren hacerse del control del  Instituto Nacional Electoral en una conversación jocosa con uno de sus compañeros de trabajo sobre la forma de hablar de un indígena  según se escucha, el tono era entre sarcástico y burlón, la conversación era privada (habría que corroborar su autenticidad) en el entendido de que la misma era privada y que es más delito intervenir y espiar a un funcionario que decir tonterías entre amigos sin que trascienda, en este caso procede una disculpa pública y puntual.

El otro tema es el que involucra a los esposos Ackertman-Sandoval  que fueron exhibidos por el periodista Loret de Mola en posesión de propiedades más o menos justificables para una pareja que ha trabajado durante los últimos nueve o diez años, el problema es que éstas no fueron registradas en la declaración patrimonial de la funcionaria.

Es un asunto simple, se puede corregir la declaración y acatar la sanción que sea por la mencionada omisión, incluida la inhabilitación, sobre todo si se trata de la funcionaria encargada de sancionar las mencionadas omisiones.

En este caso la respuesta desde mi punto de vista no fue la correcta, descalificar al periodista, amenazar con demandarlo es desproporcionado, en ningún momento se ofrecen a aclarar lo no declarado, que tendría que haber sido lo primero y lo honesto.

El problema que se asoma de manera sospechosa en todo esto es que hay un instituto político que pretende hacerse del control del Órgano Electoral que tanto trabajo le dio a los mexicanos construir.

Es preciso y correcto honrar la memoria de Don Jesús Reyes Heroles y el Dr. Jorge Carpizo que sentaron las bases para tener organismos electorales confiables y un reconocimiento a Don José Woldemberg que fue el primero en presidir y poner en práctica parte de nuestras aspiraciones electorales.

México apuesta por la democracia, México condena la demagogia.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

Corro: alfonsodiazordaz@gmail.com

23 de junio de 2020

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