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Un mundo mejor es posible

El 12 de diciembre de 1998 la Cámara de Diputados votó con el contubernio de PRI y PAN, trasladar a deuda pública la deuda del Fobaproa. Cuando los banqueros se enteraron de que el gobierno iba a asumir el costo de la deuda, incluyendo los abusivos intereses moratorios que acostumbran hacer estos mercaderes del dolor humano, bancos que no tenían créditos vencidos, tuvieron la genial idea de incluir también créditos que estaban al corriente, pero que ante la oferta tan ventajosa del gobierno, optaron por decir que también estaban vencidas y las metieron a la deuda que el gobierno se aprestaba a afrontar como propia, al fin que quien la iba a pagar finalmente sería oooootra vez el pueblo.

El gobierno les sirvió en bandeja de plata a los banqueros la generosa oferta de firmarles unos pagarés que cubrían los 552 mil millones de pesos que supuestamente les debían los deudores, y que mientras el gobierno no pudiera pagarles el capital, les abonaría intereses a la tasa que estuviera vigente en el mercado en la fecha del pago. Esta deuda ya estaba inflada exageradamente pues había sido afectada con los intereses moratorios leoninos que cargan los bancos, que todos conocemos de sobra. La deuda original vencida era 10 veces menor, pero ya había crecido hasta los más de 500 mil mdp, así que el negocio era con mucho un negociazo, pues ahora se reconocía una deuda 10 veces más grande de la que los bancos habían desembolsado originalmente como de créditos de diferentes tipos.

Ese fue el trato que contra la ley les ofrecía el presidente Zedillo en un acto por demás desmedido, porque la ley sólo permitía adoptar como deuda la que el gobierno contratara para obra pública que generara los ingresos suficientes para pagarla, condición que a todas luces no se cumplía, pero el presidente contaba con la aprobación de los diputados a quienes había prometido jugosos “incentivos” si aprobaban como finalmente llenos de júbilo lo hicieron, difundiendo entre los lectores, con la colaboración también generosamente recompensada de los medios de comunicación siempre tan dispuestos a secundar al gobierno llamándola “deuda contingente” que fue el ingenioso calificativo que le dieron los políticos que son tan creativos cuando se trata de encubrir sus trapacerías; afirmando que era para evitar el colapso del sistema financiero.

Fiú que salvada nos dieron, pero vista a más de 20 años de esta histórica estafa, resulta que los banqueros han cobrado ya más de un billón de pesos, es decir un millón de millones de pesos y la deuda es aún superior a 700 mil mdp es decir que debemos todavía mas de lo que era la deuda contratada y se calcula que el gobierno tardará todavía unos 70-80 años más en liquidarla.

Todo lo anterior es solamente para poner en contexto la decisión anunciada por el presidente AMLO de que en esta ocasión ante la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia del Coronavirus, el gobierno rescataría como opina el Papa basado en la Biblia (sic) a los más pobres, dejando en el abandono a los empresarios a los que corta con la misma tijera, como si fueran iguales, olvidando convenientemente para sus intereses, que son los micro y pequeños los que dan empleo a más del 80 % de los trabajadores en nuestro México, y que si él, el presidente quién ha decidido seguir bajo el sistema de economía de mercado, actuando de manera ortodoxa debería dejar a las fuerzas de mismo mercado que solamente sucumban los más débiles y prevalezcan aquellos con mayores recursos.

Es aquí donde yo modestamente sugiero que quizá sea justo dejar que prevalezcan las fuerzas del mercado pero solamente con las grandes empresas, trasnacionales, que son las que más beneficios obtienen principalmente del bajo costo de la mano de obra mexicana, pero considero que ha llegado el momento de hacerles pagar a los banqueros un poco, solamente un poco de lo que han recibido del gobierno, de los empresarios y de los millones de trabajadores mexicanos así como de los que operan en el mercado informal, convocándolos a por una vez en la vida sacrificar una mínima parte de sus monstruosas utilidades obtenidas a lo largo de estos mas de 20 años de medrar con el sacrificio de todos, a quienes se ha privado de los beneficios que les podrían haber aportado esos millones y millones de pesos de intereses.

¿Qué les podría pedir AMLO a los banqueros? Bueno yo creo que no seria mucho pedir que otorgaran créditos verdaderamente blandos, en cuánto  a la tasa de interés, garantías y plazo para pagarlos, a aquellas micro y pequeñas empresas, hasta que se pudieran recuperar de las pérdidas que ahora enfrentan con motivo de esta pandemia maligna que enfrentamos. No imagino cómo podrían negarse; además de que con una cierta visión de futuro estarían ayudando a sus mismos clientes de toda la vida de quienes tanto se han enriquecido, por eso digo es la hora de que los banqueros se pongan la mano en el corazón en lugar de en el bolsillo y ayuden a México, ¡es lo justo!.

Por: Enrique M. Díaz Sánchez

07/Abr/2020

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