Puede sonar contradictorio pues solemos buscar en los demás consuelo y ayuda cuando nos sentimos heridos.
Pero a veces es muy complejo entender o comprender que cada ser humano tiene sus propias heridas y que cada uno va a ayudarte según sus propias experiencias o vivencias, y si estas no han sido las más adecuadas no te será muy útil su apoyo.
También cabe recalcar que la falta de conocimiento e ignorancia hacia tu condición o padecimiento, puede hacer que tomen una postura indiferente o exagerada hacia aquello que estás sintiendo y esto puede causarte más dolor y decepción, dándote una sensación de soledad y desconsuelo.
Es muy común que sucedan este tipo de acontecimientos cuando no se toma consciencia de nuestro dolor, y que nadie más tiene la responsabilidad de sanarlo más que nosotros mismos.
Otro de los peligros que corremos cuando no somos conscientes de ello, es que nos convertimos en presas fáciles para los depredadores emocionales, estos ven las carencias y el dolor que tenemos utilizándolo a su favor, mostrando ser ese salvavidas que tú necesitas y cuando menos lo esperas te destruyen y desarman con la información que les brindaste de tu persona, dejándote con más dolor y más heridas.
A veces, cuando buscamos que otros nos curen, podemos sentirnos más vulnerables y expuestos. Si la persona que elegimos para compartir nuestro dolor no es empática o no sabe cómo manejarlo, puede empeorar nuestra situación.
La responsabilidad de sanar es nuestra. Si bien el apoyo de los demás es valioso, la última palabra en nuestro proceso de sanación la tenemos nosotros mismos. Nadie puede curar nuestras heridas por nosotros.
La sanación es un proceso interno: Implica explorar nuestras emociones, pensamientos y creencias más profundas. Es un viaje personal que requiere mucha honestidad y valentía.
¿Qué podemos hacer para sanar nuestras heridas?
*Reconocer el dolor: El primer paso es aceptar que estamos heridos y permitirnos sentir el dolor.
- Buscar apoyo profesional: Un terapeuta puede proporcionarnos herramientas y estrategias para manejar nuestras emociones.
- Practicar el autocuidado: Dedicar tiempo a actividades que nos relajen y nos nutran, como la meditación, el yoga o pasar tiempo en la naturaleza.
- Establecer límites saludables: Aprender a decir no y a proteger nuestro bienestar emocional.
- Cultivar relaciones positivas: Rodearnos de personas que nos apoyen y nos hagan sentir bien.
Tienes que mirar hacia adentro y asumir la responsabilidad de tu propia sanación. Al hacerlo, puedes encontrar la fuerza y la resiliencia necesarias para superar cualquier desafío.
Si bien el apoyo de los demás es importante, la responsabilidad última recae en nosotros mismos. Al trabajar en nuestro interior y establecer límites saludables, podremos superar nuestras heridas y construir una vida más plena y satisfactoria.
Terapeuta Eli Córdova López