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A los seres humanos nos gusta especular, es una especie de morbosidad innata que casi todos llevamos dentro, no lo podemos evitar, está en nuestra naturaleza, en los casos de Kennedy, Colosio, los Moreno Valle y una infinidad interminable de personajes, hemos construido verdades históricas muy variadas, algunas de ellas fantásticas o más bien fantasiosas, detrás de ellas solemos ver la mano criminal que nuestra preferencia dicte, nuestro propio villano favorito.

Las verdaderas verdades históricas no están a nuestro alcance, nunca lo estarán, empecemos con un caso interesante, la verdad histórica acerca de la oreja de Vincent Willem van Gogh es tan variada como controversial, la mayoría de las versiones quieren coincidir en que se trató de una automutilación, producto de sus frecuentes problemas mentales, sin embargo hay otra verdad histórica, se dice que durante las semanas que los geniales pintores Paul Gauguin y el propio van Gogh convivieron en Arless, mientras este último pintaba La Casa Amarilla tuvieron un altercado y que el pintor  parisino en un arranque de ira, con un sable le cortó la oreja a Vincent, ¿Cuál es la verdad histórica? Nunca la sabremos ni con una fiscalía especializada.

Buscando otra verdad en otro caso sin solución, sin ningún rigor histórico y sin identificar a los supuestos testigos que menciona, el Padre Alejandro Solalinde afirma que la noche en la que desaparecieron los cuarenta y tres de Ayotzinapa, hubo intervención del Ejército y de la Policía Federal sin mayores pruebas que el anónimo testimonio, como suele hacerlo el mencionado personaje, quien por cierto nunca ha renegado de sus preferencias ideológicas, que en múltiples ocasiones ha violentado lo que se establece en el artículo 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que inhibe la participación de los ministros de los cultos, en actividades políticas y partidistas, de  lo que ha hecho caso omiso.

Otro Alejandro, éste de apellidos Gertz Manero y que cobra como Fiscal General de la República reveló en un comunicado a la Nación o a sus jefes, que de las indagaciones del famoso caso de Ayotzinapa se han emitido 16 órdenes de aprehensión en contra de servidores públicos,  uno de los cuales es Tomás Cerón de Lucio de quien se dice, alteró evidencias en el basurero de Cocula, esto lo señala como un triunfo de la ley y el orden, sin mencionar una sola conclusión que desvirtúe la famosa verdad histórica.

Por su lado otro Alejandro de apellido Encinas aún no ha dicho esta boca es mía y continúa sin revelar alguna conclusión del caso más espinoso por resolver, mientras siguen liberando a muchos de los acusados con dictámenes y sentencias circunstanciales, más relacionadas con los aspectos procedimentales que por el delito por el que se les persigue.

Mientras tanto, hay una búsqueda frenética para encontrar chivos expiatorios que le den solidez a sus investigaciones, que liberen de cualquier sospecha a los originalmente indiciados y que le den gusto a los padres de los desaparecidos y a su  pastor Vidulfo Rosales.

No creo posible que se encuentre una verdad distinta y si la encuentran va a ser adecuada, más adecuada para sus intereses que para resolver el problema, urge para ayer que den con el chivo expiatorio más adecuado.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

Corro: alfonsodiazordaz@gmail.com

1 de julio de 2020

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