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Un mundo mejor es posible

En los días recientes se viene agudizando el enfrentamiento entre los columnistas de los principales diarios nacionales y los conductores de noticieros de las televisoras, quienes a través del manejo de las noticias hacen editoriales sobre las mismas, aprovechando sus espacios no solamente para informar, sino básicamente para atacar de manera implacable y con envenenados comentarios, burlones, machacones, tendenciosos, solapados, todo lo que el presidente de México informa a través de sus consabidas conferencias de prensa mañaneras.

Son muchos y variados los ejemplos, de quienes escudados en la pluma o el micrófono, no se resisten a cumplir las indicaciones de los dueños de estos medios, quienes les instruyen para llevar a cabo esta tarea tan vil, como es el caso de todos loa noticieros incluso aquellos que tratan temas deportivos o financieros, que se permiten emitir juicios cargados de sorna o burla o de plano abierta crítica en contra de las acciones del presidente, a quien nunca se les escucha un solo reconocimiento, a menos que lo hagan para impulsar a continuación comentarios dolosos, punzantes, tendenciosos, en su contra hasta que descargan toda su amargura, frustración y en realidad odio profundo, en contra de un auténtico líder que ha sabido llegar al corazón del pueblo de México que lo respalda no solo ciegamente, sino llegando incluso al fanatismo beligerante.

Los chayoteros como vulgarmente se denomina a estos mal llamados “periodistas”, que en realidad no lo son, al comportarse como sicarios informativos o golpeadores a sueldo, o cualquier otra cosa menos verdaderos periodistas, han despertado la animadversión de la gente generando una franca polarización de la sociedad, en la que la gente se alinea con una de estas dos fracciones según su cultura, su preparación académica, su educación y sus principios, aprendidos de sus padres o de sus maestros, pero que en el balance final se aprecia una mayoría arrolladora en favor de AMLO, quien después de ganar las elecciones ha visto crecer su popularidad hasta alcanzar +80% en el ánimo del electorado, que cada vez tiene mayor conciencia de las cosas a pesar de que los viejos políticos de los partidos PRI, PAN, PRD, MC, han sido hasta la fecha incapaces de asimilar esta situación y siguen aferrados a sus viejos métodos de convencimiento que tan adversos les han resultado.

AMLO por su parte tiene también una parte de la culpa de que esto suceda, ha insistido a rajatabla en que el problema de México es la corrupción, sin entender que ésta, es una consecuencia, un efecto, un síntoma de la enfermedad, temeroso de reconocer que el verdadero y único problema es el sistema capitalista neoliberal, que solamente funciona mediante la corrupción y no de otra manera, a pesar de que los defensores del sistema se nieguen a aceptar el hecho, del que tanto se han beneficiado, pero que tarde o temprano los llevará a la destrucción de las condiciones del planeta para poder sustentar la vida como la conocemos.

Es verdad que los líderes de algunos países que se han atrevido a cuestionar al sistema y la hegemonía de los EUA han terminado muertos o sus países aislados por los Bárbaros del Norte a quienes nada importa más que la conservación del sistema que tantos privilegios y beneficios les ha dado por tantos años, desde 1944 con la Conferencia de Bretton Woods, en donde aprovechando que muchos países estaban destrozados por las Guerras Mundiales I y II, impusieron condiciones de economía y de comercio mundial aprovechando que ellos habían resultado si no vencedores si beneficiados en extremo por los efectos económicos de estas conflagraciones, que utilizaron más que para alinearse a quienes eran afines a sus intereses, para comerciar y sacar el máximo provecho posible de ellos, aliándose convenientemente con aquel bando que llevara la ventaja para salir finalmente victorioso.

AMLO ha ignorado o no ha querido escuchar a quienes no coinciden con su diagnóstico; el resultado es que ahora que los resultados que se van dando no son los que él esperaba, tiene que evadir con eufemismos o con el privilegio que le da su cargo como presidente de la nación a quienes aprovechando esa circunstancia lo golpean, no porque busquen que cambie su diagnóstico en el sentido correcto, sino porque anhelan desacreditarlo de tal manera que se restablezcan las condiciones de privilegio que gozaron y los enriquecieron con los gobiernos neoliberales, de modo que así como antes fueron momias silenciosas ciertamente hoy son mastines furiosos que vociferan, escupen, taladran, vituperan todo lo que AMLO afirme; no les queda otra, la llegada de un líder con el diagnóstico correcto, si llegara a convencer a la gente de que como decimos se requiere un cambio de sistema y no solamente plegarias para que el poderoso siga aplastando al trabajador, que el capitalista siga enriqueciéndose a costa del sometimiento del pueblo y la destrucción del medio ambiente.

 

Por: Enrique M. Díaz Sánchez

23/Abr/2019

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