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Un mundo mejor es posible

Uno de los temas mas debatidos en las últimas semanas ha sido sin duda el relacionado con los combustibles derivados del petróleo, gasolinas, diésel y gas, dejando aparte el asunto del combustible robado llamado huachicol.

Me refiero en particular al precio de los combustibles que fueron motivo de gran descontento en los sexenios recientes y, particularmente en el de EPN, aunque ninguno de ellos a partir de MMH a la fecha se ha salvado de grandes muestras de descontento por parte de la ciudadanía,  que los ha bautizado como “gasolinazos”, debido a que son realmente un fuerte golpe a la economía y generadores de inflación, aunque haya desde luego muy desafortunadas “defensas” de estas medidas por parte de diputados y diputadas – no puedo olvidar el caso de Carmen Salinas – quien a pesar de su vergonzosa ignorancia de los temas legislativos por decir lo menos llegó a ocupar una curul en la Cámara de Diputados para estigma de nuestro país.

Ella es solamente un botón de muestra de lo que en realidad han sido en general los legisladores, quienes siempre se olvidan que son la representación del pueblo y sucumben a la tentación de ver más por su futuro político convirtiéndose en cómplices serviles del presidente en turno, aprobando todas las iniciativas que les envía sabedores de que jugosos “bonos” serán el premio a su servilismo y sumisión.

En el sexenio de EPN, todos lo recordamos haciendo un comercial de sí mismo que tanto le gustaba y comunicando a la ciudadanía que los gasolinazos (sic) se habían terminado, procediendo a asestar como es costumbre también de los presidentes prianistas el enésimo gasolinazo que ya venía siendo mensual gracias a la iniciativa del “presidente del empleo” el “aiga sido como aiga sido” (sic), Felipe Calderón, quien fiel a la tradición se distinguió también por hacer justamente lo contrario de lo que decía.

En el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador AMLO, las cosas han cambiado drásticamente, mientras que los presidentes neoliberales MMH, CSG, EZP, Fox, FCH y EPN, transitaban protegidos por un Estado Mayor que era un organismo de élite del ejército, que cerraba calles, que desplazaba todo un carrusel de vehículos blindados escoltando al respectivo inquilino de Los Pinos y era punto menos que imposible de ya no digamos hablar, sino ni siquiera de ver por sus gobernados, a menos que fuera a través de Televisa y TV Azteca quienes se prestaban a estas infames demostraciones de soberbia y de arrogancia.

Pues todos estos presidentes tan despreciados aumentaron los precios de los combustibles a su antojo, aunque nadie como EPN, quien después de su fallida Reforma Energética, arrancó del presupuesto de ingresos de la Federación, el 40 % que aportaba Pemex, dejándolo en alrededor del 13% actual, para lo cual se le hizo fácil, con la complicidad de los legisladores de todos los partidos políticos con excepción de los de Morena, compensar esa falta de ingresos incrementando los precios de los combustibles provocando las iracundas respuestas de la gente a tanto abuso.

En todos estos sexenios, los amigotes de los políticos obtuvieron las franquicias de Pemex, no conformes con ello, vendían gasolinas robadas con la complicidad de la misma empresa, que de milagro podía subsistir a pesar del monstruoso saqueo de que era objeto. AMLO enfrentó con enorme decisión este atraco sistemático y logró después de sortear grandes problemas reducir en un 90-95% este problema, no sin antes enfrentar en la capital de la república y en varias ciudades problemas de desabasto, pues los zares dueños de las gasolineras, que ahora se ven obligados a vender combustible pagando por el suministro del mismo a diferencia de cuando compraban a quienes se lo robaban y demandando cantidades mucho mayores por obvias razones.

Los medios de comunicación, afectados también porque dejaron de recibir las enormes sumas de dinero que les proporcionaba el gobierno ladrón de EPN, reaccionaron de manera furibunda centrando su atención no en el problema del robo multimillonario de combustible sino en los problemas de abasto, compitiendo por ver quienes proferían los ataques más cargados de ponzoña en contra del gobierno que lo resistió todo con el apoyo del pueblo.

Acostumbrados los zares de las gasolineras a los grandes márgenes de ganancia que les proporcionaban las ventas de combustible robado, lo único que se les ocurrió fue obvio, subir el precio echando la culpa al impuesto del IEPES instituido por el inefable FCH en su sexenio, a lo cual el gobierno de AMLO respondió derogando tal impuesto, buscando que los usuarios paguemos menos por el imprescindible combustible, pero estos señores pensaron que el estímulo era para ellos y lejos de bajar los precios de las gasolinas los han seguido incrementando.

AMLO ha respondido informando en sus conferencias mañaneras que si no bajan los precios acorde al beneficio de la derogación del impuesto, venderá gasolina directamente del gobierno al público, provocando de nuevo la reacción rabiosa de medios de comunicación que se sienten verdaderamente alarmados de que se vaya a afectar el mercado, con controles de precios que “pueden espantar” a los inversionistas que si no ven buenas ganancias para sus inversiones de capital, se lo llevarán a otras partes donde si se pueda abusar sin riesgo de reprimendas del gobierno.

Así las cosas en este espinoso asunto que pone en claro que hay dos Méxicos, uno el de los dueños del capital, que no quieren pagar impuestos, que tampoco quisieran pagar salarios, o por lo menos pagar apenas lo suficiente para que los trabajadores sobrevivan y otro donde está toda la gente que busca afanosamente todos los días la mejor forma de llevar pan a sus mesa, contando solamente con su fuerza de trabajo en un mercado donde todas las condiciones le son desfavorables, de ese tamaño el problema que enfrenta el gobierno de AMLO.

 

Enrique M. Díaz Sánchez

16/Abr/2019

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