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Que bueno que no soy político ni tampoco periodista, me sentiría fatal de no ser incluido en la lista de “Los Maléficos” y si estuviera me gustaría haber aparecido con un sobrenombre interesante como el de “El Gallo”, lo bueno que no lo soy y si lo fuera, o sea que de algún modo fuera objeto de espionaje mediante una versión de “Pegasus” me gustaría ver la copia estenográfica de mis conversaciones con mis amigos y mis compadres, con mis “adversarios” que también los tengo en el dominó de cada semana, la verdad que ser espiado no me preocuparía nada.

El ser humano que pretende sacar provecho de otros seres humanos con quienes está asociado o en competencia ha recurrido muchas veces a lo largo de la historia, al espionaje  aunque a la actividad se le llame de otra forma, en términos beisboleros; “robarle la señal” al equipo contrario es  y era una actividad legítima, en los negocios y la política esto es diferente, la piel de los empresarios y de los que se dedican al servicio público en cualquiera de sus caras son de otra estirpe, será porque a algunos o muchos de ellos les pesa un pasado o un presente cuestionable, no lo sé…

Desde el detective que investiga a una esposa o a un marido que tienen actividades a escondidas, es como un volado para quien contrata sus servicios, de acuerdo con las estadísticas a un porcentaje muy alto, hay hombres y mujeres a los que les gusta tener acción con alguna persona distinta a su pareja oficial, no es lo mío decidir cual de ellas es la más legitima si él o la amante le da mejor trato  que la pareja habitual, lo que quiero decir es que todo es cuestionable, hasta el derecho de espiar o ser espiado.

Es mucho más peligroso que le agarren el celular a una persona y le revisen el celular y le sorprendan un whatsapp a nombre de “maléfica” ¿Quién es maléfica?  sería la pregunta, es Cruela, mi jefa de la oficina, así le decimos todos, de todos modos va a ser muy difícil para el indiciado zafarse de un interrogatorio extrajudicial severo y de cualquier forma nunca se saldrá bien parado del problema, que sorprendan a su persona mas cercana recibiendo dinero es un problema menor, con salir a decir que esto solo se trata de “un complot” es suficiente o la llamada aquella que todos conocemos en la que el inculpado salió a decir “es mi voz pero no es mi voz” jurídicamente tiene defensa aunque el respetable público no se la crea, de todas formas, dijera lo que dijera no se lo iban a creer.

Hay una novela muy interesante del medico rosarino Rogelio Aronna que ilustra con amenidad e ingenio el asunto de enterarse indebidamente de asuntos privados y ajenos, Paulino Chain (sin acento) su personaje vive obsesionado con enterarse de las vidas ajenas y se dedica a extraer de los buzones las cartas o correspondencia de las personas, la novela que se llama El Ladrón de Cartas se pone interesante cuando lee el contenido de una misiva dirigida a una tal Señorita Margarita Bassand y es cuando la novela se pone buena, resulta que Margarita debía recibir una carta amenazante, de un modo sutil el remitente le informa que va tras ella y como el joven Paulino no puede acudir a denunciar el hecho ante las autoridades se involucra en el asunto para tratar de salvarla, aquí les dejo el mensaje que ella debió de haber recibido:

“Srta. Margarita Bassand. Como ve, la conozco, pero además le quiero dejar muy claro que la conozco muy bien, pues sé todo acerca de Ud. No se impaciente, sée que esta carta le producirá una fuerte impresión, pero vayamos por paso. En principio tiene que saber que desde el momento que está leyendo esta carta, está seriamente amenazada, obviamente por quien le escribe, pero no se apresure, por ahora lo vamos dejar así. No quiero adelantarme a los acontecimientos. Mire, le voy a dar unos datos, para que vea hasta donde la conozco: Ud. fue alumna en la Facultad de Historia y terminó sus estudios como profesora, después de graduarse; en la misma Facultad impartió clases, allí se la recuerda por el eterno lacito rosa con que se recogía el pelo, ¿no es verdad lo que le digo?, y ahora trabaja en el Consejo de Investigaciones, como investigadora. ¿Se da cuenta cuantas cosas sé de Ud.? Pero hay más, Ud. sale de su casa por la mañana a eso de las ocho, antes de salir le deja un plato con comida a su perro, luego toma el bus número cuatro en la esquina y se baja frente al Consejo de Investigación, donde trabaja, mañana y tarde. Al mediodía, no se vuelve a su casa, suele vagar por las inmediaciones del Consejo y almuerza en un pequeño restaurante donde la conocen mucho y la atienden muy bien. ¿Su plato preferido?, la merluza con salsa de puerros. Por la noche, antes de llegar a su casa, a eso de las nueve, suele detenerse en el supermercado de la esquina de su casa, y allí hace algunas compras para la cena. ¡Ah!, le gusta el pescado, al horno, y lo sazona con algunas especias, y también el vino blanco. Conozco su marca preferida, ya se la voy a hacer saber. ¿Sabe Srta. Bassand que incluso sé que tiene a su mejor amiga en el extranjero y que ella suele venir a visitarla? Le puedo contar muchas cosas de Ud. y de todo lo que acontece a su alrededor. Srta. Bassand, no atente inútilmente contra su vida, no muestre esta carta a nadie, y menos a la policía. Nos seguiremos comunicando. Pronto tendrá noticias mías.

Mi nombre… no tengo nombre, para Ud. yo seré, el Cazador”.

Así como usted lo podrá ver el asunto de la espiada no es exclusivo de políticos y competidores, es algo que la naturaleza humana no puede eludir, el espionaje existe y no habrá ninguna UIF que pueda evitarlo, por lo que yo logro entender es un ardid distractor de otros temas del mayor interés de la nación.

Antes de terminar quisiera explicar que el asunto de Pegasus esta fundado en un reportaje del periódico londinense “The Guardían” el mismo que cuando menos en dos ocasiones tuvo que desmentir dos reportes en contra de una televisora el primero y de un ex presidente el segundo aunque mucho le haya dolido a dos periodistas que ni se retractaron ni se disculparon, la primera que suele ostentarse como la dueña de todas las verdades y el otro que ahora sirve en un alto cargo de la administración pública.

¿A dónde van a llegar? No lo se ni me interesa, son de esas cosas que la frivolidad oficial usa para distraernos.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

alfonsodiazordaz@gmail.com

25 de julio de 2021

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