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Quiero iniciar esta colaboración con una anécdota personal, Sócrates es un abogado y amigo con el que tuve que resolver asuntos mutuos, hace más o menos unos veinticinco años, nos habríamos citado para desayunar en alguna cafetería que no tiene caso mencionar, siempre que acordábamos reunirnos lo hacíamos con puntualidad y mucho respeto por nuestro tiempo, sin embargo en alguna ocasión el amigo Sócrates no se presentó como lo habíamos acordado, le hice algunas llamadas a su teléfono móvil sin respuesta, al cabo de un par de horas se reportó conmigo desde alguna oficina del Ministerio Público disculpándose por el retraso debido a un altercado que había tenido con un lustrador de calzado y estaba levantando su denuncia por lesiones, tenía muy inflamada la mano derecha, el bolero se la había causado golpeándole el puño con su cara le bromeaba yo.

El asunto es que en estos tiempos que vivimos las cosas en muchos casos son al revés o  dicho de otra forma no concuerdan con la lógica que aprendimos en la escuela y desarrollamos en la vida, ejemplo de ello son los resultados que nos ofrecen las casas encuestadoras, desde hace años se equivocan más que los pronósticos del tiempo, como diría mi amigo Sócrates y los directivos de las encuestadoras, ya no se puede confiar en los encuestados, siempre te hacen quedar mal, como está sucediendo ahora en el país vecino al norte del nuestro, las empresas consultoras especializadas en la predicción científica de resultados te dicen que el candidato de los Demócratas le lleva una ventaja por más de ocho puntos porcentuales al Republicano y resulta que no es cierto, la democracia perfecta tiene un dique imposible de tapar.

Sin embargo con sus defectos, tengo que aclarar que la democracia de nuestros vecinos ha sido a pesar de lo imperfecto la más eficiente de todas, el administrar sus elecciones de manera libre y soberana en cada uno de los Estados de la Unión, le ha permitido lograr un equilibrio casi perfecto, diferente por supuesto de la inequidad que representan las elecciones en los países en los que el voto es directo y universal, siempre corriendo el riesgo de una elección de estado, es mejor y de alguna manera más equilibrado, tener cincuenta elecciones de estado en un solo día que tener una sola, es una forma de equilibrarse unas con otras y tener los resultados electorales menos cuestionados hasta que en los primeros años del presente siglo y milenio aparecieron fisuras en el sistema, finalmente los partidos encontraron el método de sacarle la vuelta a los resultados de las elecciones sin importarles en ningún momento la suprema voluntad de los ciudadanos.

Lo desagradable del asunto es distinto, lo último que interesa a los políticos y gobernantes es burlar al electorado, igual que con la cara del bolero de mi amigo Sócrates, siempre hay una forma de vulnerar la voluntad del pueblo de beneficiarse con el engaño, se les miente durante las campañas, se les ofrecen imposibles disfrazados de factibles, o se compran voluntades con espejitos o tepalcates, la humanidad y el paisanaje de a pie no cambia, tal vez el más creativo corruptor electoral del que tengo memoria es el ficticio Don Perpetuo del Rosal, el Presidente Municipal de San Garabato Cuc. creado por el extraordinario historietista mexicano Eduardo del Río “Rius” para Los Supermachos, a su principal opositor “Caltzonzin” lo nombraba Inspector de la policía del pueblo o le disparaba una jícara del mejor pulque de la región para manipular su voluntad, receta que ni Maquiavelo imaginaba en sus insomnios febriles y creativos.

Los siempre críticos caricaturistas del pasado reciente: Helguera, Hernández y el Fisgón presumieron en las páginas de “El País”  que los domingos comen con el Presidente, sus plumas y pinceles creativos y destructores han sido guardados para mejor ocasión, creo que lo único que lamentan es que no pudieron presumirlo en una revista como la también hispana “Hola”, para que vea usted hasta donde es manipulable el ser humano, los moneros también tienen su corazoncito y se les puede usar de la misma forma que a los electores, a la cara del bolero de Sócrates y al Inspector Calzontzin.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

alfonsodiazordaz@gmail.com

5 de noviembre de 2020

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