Tercera entrega: expectativas y riesgos de corto plazo
18/julio/2024
En esta tercera y última entrega, menciono solo algunas de las expectativas y riesgos sociales, políticos y económicos más evidentes, de un escenario en el que López Obrador o, en su defecto, el obradorato, consigue mantenerse en el poder.
1. Regresión cultural y reinado de las posverdad
En el ámbito social asistiremos a una nueva era de desinformación y de posverdad, caracterizada por el advenimiento de nuevas “legiones de idiotas” (como diría Umberto Eco), completamente desorientados y desinteresados de la vida pública y de la política.
Asistiremos al surgimiento de un imperio sustentado en la ignorancia y el analfabetismo político funcional de las muchedumbres, y seremos testigos de la conformación de una nueva “cultura” de la mayoría, completamente maleable y manipulable, a través de los nuevos mecanismos de propaganda basada en inteligencia artificial.
Para México, dicho sea de paso, la adopción generalizada de estas nuevas tecnologías ocurrirá en las peores circunstancias cívicas y políticas, ya que sería utilizada para acelerar la pérdida progresiva de valores cívicos propios de la democracia liberal y los derechos individuales.
Asistiremos también, a la colectivización de la vida social en donde se impondrá el derecho de las mayorías sobre las minorías, el derecho de los colectivos y grupos identitarios, sobre los derechos individuales. Y será la lógica del nuevo “humanismo mexicano”, la que prevalecerá en todos los ámbitos de la vida de la vida social.
2. “Nacional-populismo”
En el ámbito político asistiremos a la muerte de la república democrática y liberal. El sistema de división de poderes y Estado de Derecho al que aspirábamos, será sustituido una nueva tiranía de las mayorías sustentada en una nueva autocracia electoral.
En nuevo arreglo político garantizará la máxima concentración del poder en la figura presidencial (hiperpresidencialismo) y el surgimiento de un nuevo partido hegemónico, que se convertirá en partido de Estado.
Éste, será el que organice las elecciones y el que las gane sistemáticamente, ya que tendrá una competencia casi testimonial.
En este escenario, es muy probable que haya una nueva Constitución que establezca las nuevas reglas del juego para llegar al poder y que garantice la impunidad del bloque gobernante.
Todos los ámbitos de la vida pública y social serán colonizados y condicionados al nuevo arreglo institucional.
La presencia de los militares sería parte de la nueva realidad y un nuevo factor de poder, lo que contribuiría a crear una nueva narrativa sustentada en una suerte de “nacional-populismo”, como algunos le han denominado, dada su vena totalizadora.
Con el control sobre los órganos judiciales, las grandes decisiones estarían alineadas a los intereses políticos y económicos de esta narrativa. De tal manera que las nuevas redes de dinero y poder irían permeando hacia los estados y municipios. Y, como en los tiempos de PRI, será en estás órbitas donde sea posible el ascenso social, solo que ahora con la enorme influencia de nuevos actores: el crimen organizado y las Fuerzas Armadas.
3. Profundización del capitalismo de cuates
Finalmente, es una ilusión pensar que este gobierno ha cambiado o que pretenda cambiar el modelo económico “neoliberal”. Al contrario, desde un principio su objetivo fue profundizar el “capitalismo de cuates” que se vio se amenazado con las reformas estructurales de 2013.
Lo que veríamos es la profundización de un modelo económico, en esencia, de corte neoliberal, que ahora tendría como variante el populismo autoritario. Incluso, muchos hablan hoy de un nuevo “populismo neoliberal” o de alguna variante de “neoliberalismo autoritario”, para referirse a la nueva configuración institucional en formación.
Es importante considerar que el nuevo bloque de poder cuenta con el apoyo de los grupos monopólicos, empresariales y sindicales, a partir de tres condiciones fundamentales:
Primero, mantener las condiciones fiscales tal y como están en la actualidad, lo que implica renunciar a una reforma fiscal progresiva de gran calado. Segundo, quitar, de una vez por todas, las trabas impuestas por los órganos autónomos, que limitan el control y expansión del poder monopólico. Y tercero, garantizar el otorgamiento de la grandes obras a estos grupos empresariales y sindicales.
Renunciar a una reforma fiscal integral no solo demuestra que este gobierno no es de izquierda, sino que evidencia su ambición al poder por el poder, al priorizar los intereses de lo que antes conocíamos como la mafia del poder, sobre la necesidad urgente de mejorar los servicios sociales de salud y educación.
Estamos ante la misma mafia de siempre, solo que ahora asociada a un nuevo grupo gobernante, con el que comparten las bondades de modelos como el chino o el ruso, caracterizados por un claro capitalismo de compadres y dispuesto a ser lo más despiadado posible, bajo condiciones “neoliberales” de mercado, siempre y cuando prevalezca un sistema autoritario de corte populista que libere las tensiones sociales a partir de dádivas.
De concretarse tal escenario, el sistema de salud y educación estarán condenados a mantener sus niveles deplorables actuales, toda vez que todos los recursos públicos tendrán que seguir siendo destinados al programa de transferencias en efectivo, que es el sustento de las clientelas electorales.