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El que es ejecutivo debe basar su conducta en una forma con sentido de la integridad, sobre todo en lo que respecta a deberes familiares y a la responsabilidad social. Por muy capacitado, elocuente y atractivo que nazca, si no tiene integridad, no le servirá de nada. El Camino del Ejecutivo requiere que la conducta del hombre sea correcta en todos sus aspectos, y que sus actos correspondan siempre con sus palabras. Si no hay discernimientos en todas estas cuestiones, no habrá conocimiento de lo que es correcto. No puede elegir a voluntad cuando se debe hacer lo “correcto”. Un ejemplo, no puede obrar en los negocios de una manera diferente a como obra en la familia o en la sociedad. No se puede ser ladrón de noche y dejar de serlo de día. No puede ser mentiroso en el trato social y dejar de serlo en los consejos de administración. Todos los actos, en todas las situaciones, deben ser considerados correctos. De lo contrario, queda en tela de juicio la integridad del ejecutivo. Y al que no sabe que es lo correcto, mal se le puede llamar ejecutivo.

“Por ejemplo, el ejecutivo que comprende por completo esta idea se da cuenta de que sus padres son los autores de su ser y de que el es carne de su carne y sangre de su sangre”.

Ahora bien, en lo que respecta al cumplimiento de las obligaciones filiales existen dos tipos de personas. Las primeras se encuentran en los casos en que la disposición de los padres es honrada, y educan a sus hijos con amabilidad sincera. Les dejan todos sus bienes, su hacienda, sus muebles y sus tesoros domésticos, además de aceptar sus matrimonios.

Cuando estos padres se retiran, no es notable ni digno de alabanza que sus hijos los cuiden con todas las consideraciones. Incluso en el caso de una persona que no tenga el más mínimo parentesco con nosotros, si es amigo intimo nuestro y se preocupa por sernos útil, nosotros nos sentimos muy bien dispuestos hacia el y hacemos lo que podemos por el, aunque vaya en contra de nuestros intereses. ¡Cuando más estrecho debe ser, entonces, el vinculo del afecto entre el padre y el hijo! Por mucho que hagan los padres por sus hijos, no pueden menos de sentir, que no llega a ser suficiente del todo. Y esta es la piedad filial corriente, que no tiene nada de notable.

Pero ¿y si los padres no son amables sino viejos y quisquillosos, y están siempre gruñendo y afirmando que se lo merecen todo? ¿Y si no dan nada a sus hijos, pero siempre les están exigiendo atención constante? ¿Y si siempre que hablan con otros se quejan del poco amor filial de sus hijos y de lo mal que viven en su vejez, dando a si mala fama a sus hijos ante los extraños? Hasta estos padres cascarrabias deben ser venerados como padres, debe aplacarse su mal humor y debe cuidarse de sus debilidades de ancianos sin dar muestras de molestia. Pues esforzarse al máximo por unos padres como estos es la verdadera piedad filial.

El ejecutivo que posee este espíritu cuando entra al servicio de una organización comprenderá a fondo el Camino de la Integridad, y no solo dará muestras de el cuando el equipo de gestión esté en situación prospera sino también cuando se encuentre con adversidades. Y esta persona no abandonara cuando un obstáculo se convierta en diez, y cuando estos diez se conviertan en cien, si no que prestara su apoyo hasta el final sin dar ningún valor a sus pales personales en comparación con la importancia de la lealtad del guerrero. Diferenciamos los términos “padre” y “organización”, “conducta filial” e “integridad”. Pero su significado no es diferente de ningún modo. Los antiguos decían: “Busca un criado leal entre los que manifiestan amor filial”; y no es razonable pensar que, si un hombre no manifiesta amor filial a sus padres, ese mismo hombre pueda ser, al mismo.

Con el estilo de vida mas complicado de nuestros tiempos, y ahora que los hijos abandonan el hogar para vivir lejos de sus padres, el respeto a los padres y los deberes filiales han perdido importancia. Es posible que las antiguas costumbres asiáticas no tengan una aplicación directa en todas partes, pero todavía tiene relevancia su significado: el modo en que uno trata a los demás (sean parientes suyos o no) es indicativo de como se comportara dentro de la organización. No debemos tomarlo a la ligera si advertimos que, si bien a casi todos los trabajadores se les contrata en virtud de sus conocimientos y de su experiencia, la mayoría de los despidos es por su mala conducta.

Libro: El Ejecutivo Samurai.

D. Schmincke.

Enviado y adecuado por:

Juan de Dios Flores Arechiga.

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