Comparte con tus amigos

Según los diccionarios y las enciclopedias son “intelectuales” la personas que se dedican al estudio y la reflexión para influir en la sociedad (que los tolera)

El termino lo acuñaron de manera peyorativa y con el propósito de dañar la reputación de sus adversarios, los franceses Ferdinand Vincent-de-Paul Marie Brunetière y Auguste-Maurice Barrès, que estaban a favor del juicio en contra del militarde origen judío, Alfred Dreyfus que fue sentenciado por traición a Francia, el término “Intelectuales” le fue aplicado a los escritores y personas que defendían a Dreyfus acusado de traición, la figura más notoria de ellos fue el escritor Émile Édouard Charles Antoine Zola, que firmaba con el más corto Émile Zola, le publicaron en el periódico parisino L’AURORE su famoso desplegado J’accuse que decía entre otras cosas “la verdad está en camino y nadie la detendrá” le explicaba con vehemencia y convicción al Presidente de la Francia que se habían equivocado de traidor, que el malo de verdad se llamaba Marie Charles Ferdinand Walsin Esterházy, un antisemita irredento  que prostituía (este sí) sus lealtades y le vendía secretos al Imperio alemán.

El asunto es que a partir de entonces se formó el termino “Intelectual”, una versión moderna de aquel entonces de una Ilustración más o menos retorcida, que en este tiempo y hace algunas décadas se ha usado para calificar a algunos personajes como “Los Intelectuales”, que en realidad es una forma en que determinados individuos se adjudican un título que no se justifica, que no viene de ninguna institución, que no se registra como resultado de determinado tipo de estudios o preparación, algunos personajes con petulancia, pedantería y fatuidad, aunque esto resulte redundante, se adjudican el pretencioso calificativo.

Pero también hay que decir en sentido opuesto a lo que afirmo, que hay personas que con ánimo vengativo o disposición oportunista que le reclaman a los opinadores profesionales de la prensa y de los medios su falta de títulos y de cedulas profesionales para ejercer sus profesiones, que yo sepa para escribir en un periódico, opinar en algún medio o publicar en las redes, no se necesita ningún título que lo acredite para hacerlo, dice dicho opinador que Jorge Castañeda y Denisse Dresser no cuentan con el título que ostentan, no lo sé, también se afirma que Enrique Krauze no es historiador, lo cual es cierto, además de que este último si se autoproclama como ”Intelectual” que de ninguna forma le quita el derecho que tiene de opinar, el mismo derecho que tiene usted y que tengo yo.

Por otro lado se encuentran los que si acreditan lo que son, como por ejemplo un sujeto llamado Felix Salgado Macedonio que tiene perfectamente acreditadas tres denuncias por agresión sexual de tres mujeres distintas, también está acreditado que Emilio Lozoya es un soplón, que las pruebas que le vendió a sus acusadores no son consistentes, hasta la fecha ninguno de los señalados en el negocio de su exoneración tiene una acusación concreta, lo único real y verdadero, perfectamente acreditado es que Don Emilio le vendió unos espejitos a alguien que inocentemente se los compró.

Los intelectuales de ahora son una copia patito de los ilustrados del XVIII, los que se dieron a la tarea de disipar las sombras de la ignorancia con las luces del conocimiento, gran época esa de la ilustración que le dio espacio y vida al llamado Siglo de las Luces, contrario a lo que sucede hoy con los autoproclamados Intelectuales.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

alfonsodiazordaz@gmail.com

08 de febrero de 2021

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *