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Los amores prohibidos y la morbosidad humana juegan un papel muy divertido en la conversación de las personas, el genero epistolar de la literatura a causa del internet y de la modernidad esta llegando a su fin, las redes sociales le están dando su bendición de despedida al gusto de las personas por escribirse cosas.

Enrique VIII de Inglaterra en uno de los lances más audaces le escribe a Ana Bolena con ánimo de seducirla: “recordándonos aquel principio de astronomía según el cual: cuanto más largos son los días, más distante está el sol y, sin embargo, más calienta. Así sucede con nuestro amor, que pese a la ausencia que mantenemos”, lo cual, por supuesto le funcionó, la historia de la isla les asigna un lugar trascendental al mencionado lance amoroso, señala el rompimiento del reino con la Roma Papal y la fundación de la Iglesia Anglicana.

Otra carta, esta de Lord Byron que liberado de algunos problemas de autoestima de su infancia (un problema de cojera) y gracias a su pericia literaria le dirigió a la señora casada Lady Caroline Lamb: Dios sabe que solo deseo su felicidad, y cuando la dejé o, mejor dicho, cuando usted, llevada por un sentido del deber hacia su marido y su madre, me dejó, sin duda reconocerá la verdad en lo que de nuevo le prometo y juro, que nadie más de palabra u obra ocupará jamás un lugar en mi afecto, que mi corazón está y estará siempre consagrado a usted hasta el fin de mi existencia.

Fue la propia señora Lamb, esposa del honorable William Lamb que llegó a ser primer ministro quién arrepentida de su desliz, dijo de Byron:  “loco, malo y peligroso de conocer”.

 Entre el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio (no es un tema geográfico) se hace un lugar en la historia un epistolario entre Henry Miller y Michael Fraenkel un oscuro escritor con quien acuerda un dialogo epistolar muy interesante que gira en torno al Hamlet de Shakespeare y al Hamlet universal que pulula entre el ser y el no ser, entre la vida y el suicidio, entre el amor y la tragedia, unas cartas que se nutren del vigor literario de Miller como la siguiente:

Querido Fraenkel: 

 Está muy bien que me des respuestas tan explícitas. Sólo, que tengo la sensación de que estás intentando confundirme. Pareces dar por sentado que tengo la máxima confianza en tu «erudición», que tomaré lo que hayas de decir sobre Hamlet como asunto de fe. A este respecto, estás equivocado y de dos formas. En primer lugar, desconfío de toda erudición, incluida la tuya. En segundo lugar, en tu carta no hay erudición. Si te hago unas preguntas sencillas y directas, es para saber lo que tú piensas y no lo que has aprendido sobre lo que otros piensan sobre Hamlet.

Como podrá ver, hay un extenso tema para las conversaciones con los amigos, el asunto de las relaciones humanas y las polémicas es de sobra interesante y muy lamentable resulta que a causa de “las benditas redes”, estemos asistiendo a los funerales de uno de los géneros literarios más ámenos.

Esto es el resultado de los tiempos, los de mi generación y los de la generación anterior por unos pocos años hemos sido testigos de los cambios extraordinarios en nuestra forma de vivir, con esto no me refiero a que nosotros hemos llegado a una edad en la que el podólogo llega a ser tan importante como el peluquero, esa edad en la que le cuesta a uno un poco más de trabajo doblarse para el corte de las uñas de los pies, la verdad es que asistimos desde la segunda mitad del siglo XX a una descomposición de los sistemas, nosotros, los de entonces creíamos que la desintegración de la antigua URSS y la caída del Muro de Berlín era el final de la ideología de Marx, ahora nos damos cuenta que en algunos lugares resurge de manera peligrosa, que la lucha de clases descrita por el filósofo alemán aún está vigente, que hay mucho rencor y resentimiento entre las clases sociales, que son muchas las personas de la llamada de escasos recursos y que por sí mismas, son predominantes en cualquier sistema democrático.

Por eso reitero qué hasta nuestros pasatiempos de antes, nuestros temas de conversación el final de muchas cosas que nos gustaban se nos está yendo, en unos años ya no van a existir los libros y los periódicos impresos, la radio registrará cambios tecnológicos que no imagino ¿alguien se acuerda de la Onda Corta? Todo está cambiando y lo seguirá haciendo, entonces vale la pena reflexionar, en vez de quejarnos será mejor prepararnos para lo que viene, hagamos un esfuerzo para insertarnos en la realidad que nos plantea el actual estado de las cosas y si se puede recobremos la costumbre de comunicarnos con nuestros semejantes con las herramientas que la tecnología moderna nos ofrece.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

alfonsodiazordaz@gmail.com

12 de febrero de 2021

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