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Primera parte.

En cualquier caso, no toda la policía y guardia civil, son manzanas podridas. La mayoría cumple con los estándares propios de sus funciones, e incluso se extralimitan y ponen en peligro sus vidas para proteger a ciudadanos y propiedades. Incluso, yo mismo pude ser uno más, si no hubiera encontrado empleo fijo en una empresa, cuando ya tenía cerca una plaza de policía. Me refiero a los otros elementos, para los que la democracia les viene grande y siguen agarrados a “principios” descatalogados en lo que llamamos período de “Transición”. Solamente a esos, que miran hacia otro lado cuanto incurren en acciones ilegales e injustas, a esos que se consideran por encima del bien, del mal y de la ley, me refiero en este artículo.

Entrando en las oscuras cloacas de la policía, nos encontramos, al levantar la tapa, que hay una “policía patriótica” que acompaña al “establishment” como lacayo, sin librea, para que el carruaje político-judicial que tiene las riendas, no se salga de las rodadas, lo de la democracia no tiene nada que ver con ellos, Son de piñón fijo en aquello de la “unagrandeylibre”. Otras veces hacen de “mamporreros” para que el delito encaje con el informe, o al revés, y que el juez correspondiente tenga su sentencia dentro de unos parámetros seudodemocráticos, aunque se tenga que inventar pruebas falsas para cumplir los objetivos mandados por el político de turno.

Y si a eso le añades que es la propia policía la que hace de juez y parte, apaga la luz y vámonos. Porque lo de poner en manos policiales la “presunción de veracidad”, como si fuesen notarios, deja la presunción de inocencia a los pies de los “caballos”. El atestado policial es algo más que una simple denuncia.

Los que lucimos canas y años en la mochila, recordamos aquella policía llamada de lo “social”, que cuando te pedía “la papela”, date por contento si no hablabas y sacabas la documentación, porque preguntar que era aquello llevaba consigo una bofetada de las de aúpa. O aquella del pañolito amarillo en el cuello, venían a Barcelona por lo de las manifestaciones del 75 y 76, pero repartían “leña” a diestro y siniestro y, cuando salían de las “lecheras” parecía que les abrían la puerta del toril. Tiempo más tarde, me enteré que, muchos de ellos, se metían “farina” y así les iba. De la guardia civil, mejor ni hablar, en los pueblos eran los reyes del mambo, y ni el cine pagaban, ni ellos ni su familia, y si había alguno de la División Azul, tenían barra libre, y mala leche para parar un tren. Y pobre del cazador “furtivo” que pillaban con el saco lleno de presas: pájaros, zorzales o conejos, perdían la “caza”, eso si no se iban “calientes” para su casa. Y hablo de mediados de los 60-70 antes de irse el dictador. Y de aquellas “fuerzas policiales” estos lodos. Demasiados “Billy el Niño” sembraron las comisarías de torturas. Por no hablar, lo que después se conoció como los GAL, que gracias a la ley de “Secretos Oficiales” de 1968, y que se piensa perpetuar con el proyecto de ley que el PSOE está llevando a cabo. 50 años de silencio y con posibilidad de alargarlo indefinidamente. Y la “Ley de la patada en la puerta” de un tal Corcuera (PSOE), o la “Ley mordaza” (PP) que no hay forma de darle un retoque, porque sin ellas la policía entraría por la puerta de la democracia, cosa que parece ser va para largo.

La cosa viene de lejos, cuando se fusionó la política represiva de UCD con la llegada del PSOE a la primera fila de la política franquista del momento. Una transición política que no depuró responsabilidades a los cuadros de mandos de la dictadura que pasaron directamente sin depurar al “nuevo modelo democrático” y siguieron ejerciendo con los mismos ”vicios” que siempre habían tenido, como era una cultura del abuso policial aprendida de aquellas Compañías de Reserva General que reprimieron la contestación social de la huelgas obreras y estudiantiles bajo un régimen fascista. Además, los nuevos poderes políticos se empeñaron en combatir la violencia, con violencia y grupos paramilitares. No hubo “Transición” real, sino un blanqueo del sistema anterior. Y el mejor ejemplo, lo tenemos en los Planes de Zonas Especiales, según detallo a continuación:

Era el Plan Zona Especial Norte (Plan ZEN), creado en 1983, bajo la dirección de Barrionuevo (PSOE), para afrontar la política antiterrorista en Euskadi y Navarra y, de camino, desarticular el movimiento independentista. Denominada “Plantilla Vasca”, una fórmula “magistral” para luchar contra ETA y su entorno, desactivando el mundo “abertzale”. Con presupuesto ilimitado. Años después hubo una coincidencia, cuando el ministro Zoido utilizó la misma argumentación que se usó en el País Vasco, en la “Operación Copérnico”. 87M para movilizar a 6.000 agentes de la policía nacional y de la guardia civil el 1-O a Cataluña en 2017. Y esto puso en aviso a navegantes de que las coincidencias no forman parte del ministerio de la cosa oscura. No olvidemos que de aquí salieron los GAL, y sus torturas y asesinatos, desde una institución pública, por la que condenaron de Barrionuevo y a Vera, por impulsar el terrorismo de estado, a varios años de prisión, aunque después fueron indultados. Aún no “sabemos” quién fue el X de los GAL

Este Plan ZEN, con el tiempo, se ha redefinido como Plan Especial Cataluña (ZEC), preparado para las manifestaciones de 2006, el año de los recortes del Estatut y de la Sentencia del TC en 2010. En el juicio del procés salió a relucir que, desde 2015 había equipos de información (de la GC) trabajando para darle consistencia. Mientras que, en el Plan Vasco, uno de los puntos clave era:

  • Los policías destinados en el País Vasco tienen que recibir formación que les permita conocer la cultura, las realizaciones y las costumbres de la región vasca para que aprecien sus valores y comprendan y acepten las peculiaridades de sus habitantes y puedan prestarles un mejor servicio policial”.

En Cataluña, en cambio, no se pierde el tiempo en formación, ni en paparruchas. Les dan la consigna de “A por ellos”, los meten en un barco de Piolín, los visten de “robocop”, les colocan un GPS en el “patrol”, les dan las pastillas de inmunidad y a buscar urnas o “terroristas”, lo mismo da, lo que importa es meter miedo y “descabezar” las organizaciones que mueven a la población independentista.

Y así se llega al 1-O del 2017, con 1066 heridos entre los votantes, que van desarmados, en tanto que la policía va pertrechada de protección, escudo y porras, por no hablar de las armas que portan. Aunque su verdadera protección, está relacionado con las denuncias contra ellos. Sin olvidar el arma más peligrosa de los CDR y resto de manifestantes, según el delegado del Gobierno, Enric Millo, el famoso detergente utilizado contra las cargas policiales, el Fairy A ese nivel de imputación de “terrorismo” se llegó desde las “autoridades” virreinas.

En la actualidad, en Cataluña, han perfeccionado la técnica de protegerse hasta conseguir que la magia sea una fiel colaboradora de sus atestados. Es ponerse barro antes de que pique el tabarro. O lo que es lo mismo detener y denunciar antes que el golpeado presente denuncia. En cuanto a los atestados, suelen tener irregularidades que no superarían ningún control de calidad, ya que además de las pertenencias del detenido, cuando llegan ante el juez se encuentran que en los atestados hay “añadidos irregulares” apareciendo bolas de billar y piezas de hierro que ninguno había visto antes, y en un caso concreto unas esposas grandes envueltas en un trapo (caso de Eric-norteamericano, viviendo en desde hace 14 años en Cataluña, amenazado de expulsión por reclamar la devolución de una “estelada” que llevaba en el bolsillo) como por arte de magia, pruebas calcadas en otros atestados. Aquí comienza a aparecer los conflictos sistémicos dentro de los cuerpos de “seguridad”. (Continuará…)

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