Tal vez nos reunamos con toda la familia solo una vez al año, pero lo importante es que el valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. ¡Feliz Navidad!
Anónimo.
Decir ¡Feliz Navidad! en lugar de ¡Felices Fiestas! es una manera de reconocer y honrar el significado profundo de esta celebración. La Navidad no solo representa una época festiva, sino también un momento cargado de espiritualidad, amor y reflexión. Al decir ¡Feliz Navidad!, recordamos su origen cristiano, centrado en el nacimiento de Jesús, que simboliza esperanza, paz y reconciliación.
Mientras Felices Fiestas puede abarcar diversos festejos, ¡Feliz Navidad! conecta con el sentido único de esta celebración, invitándonos a compartir en familia, a dar sin esperar nada a cambio y a renovar nuestra fe en un mundo mejor. Es una expresión que nos une en el espíritu navideño y mantiene viva la tradición que da sentido a estas fechas.
Promover el amor en lugar de la guerra es un llamado urgente en un mundo donde los conflictos parecen interminables. La guerra solo deja destrucción, dolor y división, mientras que el amor tiene el poder de sanar, unir y construir.
El amor implica empatía, compasión y la capacidad de escuchar, incluso en medio de las diferencias. Es el camino hacia el entendimiento mutuo y la resolución pacífica de los conflictos. Cuando elegimos el amor, elegimos valorar la vida y el bienestar de los demás sobre intereses egoístas o divisiones ideológicas.
Aunque la paz global puede parecer inalcanzable, comienza con acciones pequeñas pero significativas como seguir el ejemplo de nuestros padres y abuelos, implementando valores de armonía a la vez de fomentar el diálogo y rechazar la violencia como respuesta. El amor tiene la capacidad de trascender fronteras y culturas, recordándonos que, al final, todos compartimos un deseo común de vivir en un mundo más justo y humano.
Promover el amor no es solo un ideal, es una necesidad para construir un futuro en el que la guerra deje de ser una opción.
Ser la mejor versión de nosotros mismos siguiendo el ejemplo de Jesús implica vivir con amor, humildad y propósito. Jesús nos mostró que la verdadera grandeza no está en el poder o el reconocimiento, sino en servir a los demás con generosidad y empatía. Al practicar el perdón, incluso hacia quienes nos han lastimado, cultivamos un corazón lleno de paz y compasión.
Siguiendo su ejemplo, podemos esforzarnos por vivir con integridad, haciendo lo correcto incluso cuando es difícil, y enfrentando los desafíos con fe y valentía. Jesús también nos enseñó a valorar la conexión con Dios a través de la oración y a buscar constantemente la verdad y la justicia.
Jesús es trascendente para la humanidad porque su vida, enseñanzas y sacrificio han dejado una huella imborrable en la historia, la espiritualidad y los valores humanos. A través de su mensaje de amor, perdón, humildad y compasión, Jesús transformó las perspectivas sobre cómo los seres humanos deben relacionarse entre sí y con Dios.
Su ejemplo de servicio a los más necesitados, su defensa de la justicia y su capacidad para amar incondicionalmente han inspirado a millones de personas, no solo dentro del cristianismo, sino también fuera de él.
Además, Jesús marcó el comienzo de un movimiento espiritual que innegablemente ha influido en la cultura, la ética, el arte y la filosofía de la humanidad durante más de dos mil años. Su impactante legado nos invita a buscar una conexión más profunda con lo divino, a vivir en armonía y a trascender nuestras diferencias para construir un mundo mejor.
Seamos creyentes o no, todos compartimos el mismo barco llamado humanidad. Nos unen los mismos anhelos: paz, amor y un mundo mejor para todos. Más allá de las creencias individuales, podemos remar juntos con empatía, respeto y solidaridad, construyendo un futuro en el que las diferencias nos enriquezcan y no nos dividan.
La vida es un regalo invaluable, un milagro que merece ser celebrado cada día. Y no hay mejor manera de hacerlo que rodeados de nuestra familia, compartiendo amor, risas y gratitud. En el calor del hogar y en la compañía de quienes amamos, encontramos el verdadero significado de este regalo.
No debe darte pena decir ¡Feliz Navidad! porque es una expresión de amor, buenos deseos y esperanza. La Navidad trasciende creencias religiosas, invitándonos a compartir un mensaje universal de paz, generosidad y unión. Al decirlo, estás llevando alegría y recordando el valor de conectar con los demás en una época que celebra lo mejor de la humanidad: la bondad, el perdón y la solidaridad.
Decir ¡Feliz Navidad! no impone una creencia, sino que emite un deseo sincero de júbilo y alegría. Es una forma de honrar tradiciones que inspiran y nos invitan a ser más humanos, más empáticos y agradecidos. Compartir este saludo es compartir un poco de luz en un mundo que siempre necesita más amor.
Por mi parte querido lector, te dejo un enlace a un mensaje grabado en 1987 en la voz de un famoso locutor de la época de nombre Ken Smith, quien con su poderosa y soberbia voz te transportará en el tiempo para apreciar la grandiosa dimensión de un hombre absolutamente inconmensurable: https://www.youtube.com/watch?v=SLGKQjYp3eQ&t=8s
*Winston Samuel Ojeda es conferencista, consultor y escritor con más de 40 años de experiencia impartiendo conferencias y seminarios. Su oratoria impactante y amena abarca temas relacionados con el crecimiento personal, el liderazgo, las ventas, la familia y el mundo del Network Marketing.
Explora cómo enfrentar desafíos y lograr tus metas con ‘¡Claro que Sí se Puede!’, un libro transformador que abrirá nuevas puertas en tu vida.