La mente del hombre tiene una gran influencia sobre los estados de ánimo del ser; en la mente hemos acumulado a lo largo de su vida muchas experiencias y recuerdos, que, en realidad, son patrones de conducta de la persona. Y estos son el resultado de las distintas asociaciones que hace el ser humano en su mente.
“Y EN LA MENTE DEL HOMBRE, TAMBIÉN RESIDE EL SECRETO… DEL BIENESTAR”
Hemos comentado que la felicidad sólo puede experimentarse en el presente, que tanto el pasado como el futuro, no son sino intentos de fugarse de una realidad insatisfactoria para el ser. Cuando la mente recurre a experiencias pasadas, el hombre vive en un tiempo irreal, se encuentra desconectado de lo que su cuerpo experimenta y decimos que no hay integración. Para disfrutar la felicidad se requiere estar integrado, totalmente integrado, emociones y experiencias sensoriales deben estar disfrutando el presente.
La felicidad que se alcanza saboreando un hecho pasado o fabricando un acontecimiento futuro, no es una felicidad real debido a que no existe la integración del ser; es preciso que el ser humano aprenda a disfrutar su presente, manteniendo su mente, sus emociones y su percepción de la vida, totalmente integradas en la experiencia de ese momento.
Sin embargo, es tan fuerte la tendencia del hombre a perderse en laberintos mentales olvidándose de lo que la vida le da en cada instante, que es preciso dar algunas técnicas que le permitan regresar a su estado ideal del presente. Podríamos entonces hablar de un decálogo de principios, diez claves que puedan dar al hombre las suficientes bases mentales que le permitan afianzarse fuertemente en su presente y aprender a disfrutarlo, diez claves que deben ser universales, ajenas a principios nacionalistas o religiosos.
Empecemos pues, a diseñar estas primeras diez fórmulas, que le permitan al hombre recordar, en todo momento, que su felicidad está al alcance de su mano, en este preciso instante y en todo momento.
“DIEZ ESTATUTOS DEL BIENESTAR”
1. Nadie va a darme la felicidad o bienestar, sólo yo puedo conseguirlo. En este primer estatuto, el ser humano toma la responsabilidad de su vida e inicia una búsqueda y un esfuerzo por encontrar eso que tanto busca.
2. Yo soy un ser único en toda la tierra, nadie me comprende mejor que yo, y nadie sabe lo que yo necesito mejor que yo. En este segundo estatuto se dan las bases para eliminar cualquier ofensa que las personas reciban de parte de otras; cualquier comentario que deprima a una persona podrá ser nulificado bajo este principio, ya que la persona reconoce que nadie puede opinar acerca de ella, puesto que nadie la conoce mejor que ella misma.
3. Lo que recibo ahora es lo que sembré ayer, y lo que siembre ahora será lo que reciba mañana. Este tercer estatuto permite al ser humano reconocer que los problemas actuales son resultado de acciones incorrectas del pasado, pero que, por lo mismo, el momento presente es el indicado para ir sembrando un futuro.
4. Ni el pasado ni el futuro pueden lastimarme, sólo el presente tiene valor en mi vida. Entendiendo este cuarto estatuto, la persona le dará todo el valor que tiene su momento presente y le restará importancia a los hechos pasados que le causan remordimientos, y a los hechos futuros que le causan angustia.
5. Sólo yo decido lo que debo hacer en este momento. Es decir, el ser humano entiende que las influencias ajenas son tan sólo eso, influencias, y él es el único que puede decidir qué hacer en ese instante.
6. Sólo en el amor y en la paz interior puedo tomar las decisiones correctas. Es decir, si hemos de actuar en el tiempo presente, tendremos que hacerlo en paz y con amor, pues de esta manera, las acciones que tomemos estarán inspiradas en nuestra más alta capacidad tanto de servicio como de inteligencia.
7. En mis decisiones tomaré siempre en cuenta el beneficio de los demás. Este estatuto quiere decir; tomaré aquellas decisiones que beneficien a la mayor cantidad de personas; de esta forma, mi vida se estará encaminando hacia el más alto bien, que es la de recibir la compensación por el servicio prestado a los demás.
8. Mi cara es el reflejo de mi estado interior. El octavo estatuto quiere decir; cuidemos siempre el aspecto de nuestro rostro, adornémoslo siempre con la sonrisa, y que los ojos se encuentren siempre prestos a mandar una mirada de amor, porque de esta forma estaremos reflejando la serena armonía de quien ha aprendido a caminar en el sendero de él bienestar y de la felicidad.
9. Soy un hombre al servicio de la humanidad. El noveno nos dice: todo lo que yo haga, todo lo que yo diga, todo lo que yo piense o sienta, servirá para bienestar de la humanidad, o bien, para perdición de ella.
10. Yo tengo una misión en la vida, ser feliz y hacer feliz a los demás. Este último estatuto, da sentido a nuestra existencia, y, a la vez, orienta nuestros esfuerzos hacia el beneficio de toda la humanidad.
¿Qué hay más allá de estos estatutos, o de estas claves o principios; qué podríamos decir además de lo mencionado de cada una de ellos?
Detrás de estos estatutos o principios, se encuentra un camino que permitirá a todos los seres humanos, mantener siempre en su mente, las claves que les permitan alcanzar una vida llena de paz y de armonía espiritual.
TRES CAMINOS
El sendero de la felicidad es tan amplio, que toda la humanidad cabría en él, si tan sólo supiera mantenerse en el presente. El pasado, el presente y el futuro, se asemejan a tres caminos que flotan en el espacio. El sendero de en medio es el presente, es un sendero firme, quieto, no se mueve, es el ser humano el que camina sobre él, es el ser humano el que avanza.
El sendero de la izquierda es el sendero del futuro, el de los sueños y las fantasías, el de las angustias y de los temores; ese sendero arranca al hombre del presente y lo lleva vertiginosamente hacia el futuro, ahí el hombre no camina, es el sendero el que se mueve, pero tan sólo se mueve un espacio y después da vuelta sobre sí mismo, dejando caer a la persona nuevamente sobre el sendero quieto del presente, el camino vuela, pero siempre regresa al mismo punto, dejando al ser humano con la sensación de no haberse movido ni un centímetro del lugar en que se encontraba.
El sendero de la derecha, es un sendero que se mueve igualmente, pero hacia atrás, al pasado; arranca al hombre de su presente y lo lleva sumergiéndolo en tinieblas, presentándole imágenes fantasmagóricas, alguna agradables y otras llenas de crueldad y de dolor; ese camino igualmente se mueve, aunque más lento, y en donde las escenas se vuelven, o más dolorosas, o más agradables; parece como si el sendero se detuviera, permanece unos instantes quieto mientras las imágenes embelesan a la persona, y, repentinamente, el piso se desvanece, las imágenes desaparecen y la persona regresa estrepitosamente al sendero original del presente.
Sólo el camino del centro, aquél que está quieto, es el único seguro, el único firme, y en él, el hombre puede caminar y sentir realmente que está avanzando. Detrás de esta alegoría se encuentran muchas claves para meditar en el futuro y en el pasado, y aprender a valorar el presente.
“CADA SER HUMANO DEBE HACER UN ESFUERZO PARA VIVIR EN EL PRESENTE Y APARTARSE DE ESAS TENDENCIAS MALSANAS DE VIVIR EN REALIDADES HIPOTÉTICAS DEL PASADO Y DEL FUTURO”
Del libro; Los 10 principios de la felicidad.
Kwan Yin
Enviado y adecuado por:
Juan de Dios Flores Arechiga.
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