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Un mundo mejor es posible

Una y otra vez, en las cada vez más monótonas conferencias mañanera de AMLO, se le escucha decir que el gran problema de México es la corrupción, lo dice con una enorme convicción, lo repite incansablemente, todos los días, además es del conocimiento público que el presidente es difícil de convencer de otra idea que no sea con la que él está casado, una vez que se le mete en la cabeza, es punto menos que imposible hacer que cambie de opinión, esto puede ser un virtud, pero en general es un error.

Los hechos parecieran darle la razón, hemos visto como cada vez que se mete a analizar las diferentes instituciones heredadas de los seis gobiernos neoliberales precedentes, que invariablemente donde pone el dedo sale pus, aparecen negocios turbios, desfalcos, atracos, fraudes, desvíos de recursos, etc. que ponen en evidencia que efectivamente para tales gobiernos padecidos a partir de 1982 con la llegada de Miguel de Lamadrid a la presidencia, gobernar ha sido sinónimo de hacer negocios, pero negocios amparados por el poder que dan los cargos públicos, negocios entre un círculo pequeño de privilegiados, que al principio recibían de manera preferente los mejores contratos de adquisiciones y de obra pública, compartiendo con quien se los otorgaba los astronómicos beneficios económicos derivados de los mismos.

Pero no pararon ahí, como dice AMLO “no tienen llenadera” es verdad, el fenómeno evolucionó y los mismos políticos sesudos decidieron, creativos como son, fundar empresas- membrete, con prestanombres que ocultaban el nombre del verdadero dueño, a las que adjudicaban ahora los contratos, pero inflando los precios de manera descomunal, hasta encontrar casos verdaderamente burdos, como por ejemplo pagar un millón de pesos de renta anual por una lap top, de ese tamaño el fenómeno de la suavemente llamada corrupción, que en la realidad es un verdadero atraco en despoblado, ejecutado por funcionarios enfermos de codicia y cinismo, insaciables y al parecer en competencia para realizar los mejores negocios.

Vistos los hechos pareciera que AMLO tuviera razón, que la corrupción es el gran problema de México, pero esa visión es reduccionista, no va al fondo de la situación; al por qué de esta manera de actuar de los que “gobiernan” el país. ¿Es que no hay gente honrada en México? o acaso eran honrados pero se corrompieron al llegar a sus cargos?, la respuesta correcta es que el sistema corrompe, es decir el neoliberalismo, modalidad del sistema capitalista es el que está corrupto desde la raíz.

Veamos como es así: De acuerdo a este sistema, si el gobierno no interfiere, el mercado es asistido por una mano invisible que equilibra la oferta y la demanda, los productores compiten entre sí ofreciendo los mejores precios para sus mercancías, mientras que los consumidores, perfectamente informados, eligen las mercancías mejores a los mejores precios, los trabajadores igualmente si no están satisfechos en su trabajo, simplemente se van a otro que satisfaga sus aspiraciones y todo está en equilibrio.

La molesta realidad es muy diferente; los productores en su publicidad y propaganda engañan descaradamente al consumidor, las mercancías carecen de los atributos mágicos que los genios de la mercadotecnia les prometen, el gobierno permite o tolera este engaño, además el productor no produce acorde a una cierta demanda, produce lo más que puede y busca nuevos mercados para sus productos, si tiene los recursos suficientes compra la empresa de su competidor para quitarlo del mercado y si no lo puede comprar, baja sus precios hasta reventarlo para comprarlo o quebrarlo, no subsiste el que produce la mejor mercancía, sino el que tiene la capacidad para arruinar a su competidor, de modo que vemos como cada vez son menos las compañías en el mercado y se van formando los grandes monopolios que una vez que alcanzan este status, venden sus productos a los precios que se les antoja sin que nadie pueda evitarlo, a pesar de que existan las leyes antimonopolio.

Los gobiernos neoliberales establecen leyes a favor de los poderosos, debido a que ellos tienen la precaución de imponer en los órganos legislativos aquellos individuos que favorecen sus intereses, de modo que el “libre mercado” termina siendo una broma porque ni es libre, ni es mercado, lo cual se puede comprobar fácilmente revisando como aproximadamente 140 empresas transnacionales se apropian de dicho mercado, dejando cada vez menos espacios para que otras empresas compitan, hasta que se convierten en amenaza y son absorbidas por estos gigantes.

Estas condiciones propias de la “economía de mercado”, son las que generan la corrupción, empleando sus grandes recursos para imponer presidentes, legisladores, leyes, en fin todo aquello que les resulte favorable para sus desbocados propósitos de apoderarse de los “mercados”, obviamente el medio ambiente es una piedra en su zapato que les incomoda, pero no les impide seguir operando, seguir acabando con los recursos naturales, aunque no puedan demostrar porque ello es imposible, que los recursos naturales no son infinitos, que se acabarán tarde o temprano. Esto es lo que AMLO no ha entendido o no ha querido entender y es lo que llamamos: El gran error de apreciación de AMLO. (En el próximo número la solución).

Por: Enrique M. Díaz Sánchez

05/Mar/2019

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