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Un mundo mejor es posible

La forma republicana de gobierno de México tiene una deficiencia muy significativa, es que el pueblo vota y elige a sus representantes del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo pero el Judicial se maneja de manera distinta y puede ser que se identifique con las políticas públicas de los otros dos poderes o no; en el caso de México hay que decirlo: lejos de identificarse, arrastra muchos vicios, deficiencias y malas prácticas por decir lo menos.

Yo no soy abogado, pero es evidente que la corrupción asfixiante de tantos años ha penetrado hasta la médula de su organización, a tal grado que se ha convertido en una muy bien aceitada maquinaria de extorsión que de impartir justicia, las víctimas de la delincuencia tienen que enfrentar un verdadero galimatías para obtener justicia, gastar si -se desea que las demandas caminen- verdaderas fortunas que, por supuesto no están al alcance de la población de un país con el 50% en condiciones de pobreza, de tal manera que la gente que se ve en el caso penoso de caer en manos de la justicia aún siendo en calidad de víctimas, no llegan a obtenerla nunca, priva el escepticismo y la desesperación pero la justicia nunca llega.

En el caso de la delincuencia, suceden cosas peores aún, si el delincuente es poderoso económicamente, puede acogerse a recursos sin fin para no caer en la cárcel, puede comprar favores, torcer las leyes y finalmente salir impune de los delitos más graves que se pueda imaginar, conservando además un halo de prepotencia y soberbia con el que puede burlarse de la víctima haciéndole sentir que pierde tiempo y dinero enfrentando al poderoso.

Hay también delincuentes de poca monta que no tienen los recursos para evadir la justicia y en esos casos el Poder Judicial pareciera ensañarse, porque con ellos si se dan gusto manteniéndolos privados de su libertad así sea por robarse un celular, por atropellar a un transeúnte o por desvalijar un auto, estos sí se pueden pasar la vida en la cárcel por no poder pagar una fianza y mucho menos un abogado que interponga algún recurso que lo libre aun  casos en los que el imputado por algún delito, sea inocente. Los abogados de oficio sobros es decirlo, no ganan un juicio ni por equivocación.

La historia de la política mexicana está repleta de crímenes, traiciones, injusticias más que nada porque es claro que nuestro país tiene un Poder Judicial amañado, torcido, podrido por años de corrupción y nepotismo porque en ninguna otra parte se da más el fenómeno de que el que tiene poder se hace rodear de los suyos, para consolidarse en el mismo y quién mejor que sus propios parientes dispuestos a servirle fielmente para agradecer el favor por el empleo.

En realidad, no estoy hablando de nada desconocido, nada que no corresponda a lo que el académico norteamericano describiera en su obra “Teoría del Desarrollo Capitalista”:  Paul Sweezy en la que describe como en las sociedades capitalistas el poder económico va imponiendo sus condiciones entre las cuales la justicia juega un papel preponderante para lograrlo, con leyes, procedimientos, jueces etc. a modo de tal manera que todo en su funcionamiento se encuentre apegado a la ley, ley hecha a su conveniencia.

México es un claro ejemplo de la validez de su teoría, siempre escuchamos a los políticos decir que son “muy respetuosos” de la ley, aunque claro nunca aclaran que las leyes están hechas de tal manera, que el poder económico prevalezca por encima de cualquier otro, como es el caso en el que incluso el presidente ganador de las elecciones de 2018 de forma contundente, tiene que enfrentarse a un Poder Judicial que le representa una pesada carga, debido a que proviene de los gobiernos corruptos que durante tantos años padeció el país, particularmente los gobiernos neoliberales de los que el pueblo estaba harto y decidió en una jornada histórica dejar atrás, pero que en el ejercicio de gobierno los propios organismos, leyes y estructuras que le dejaron y naturalmente con el apoyo evidente y descarado los medios de comunicación que eran factor importantísimo de apoya obstaculizan y desinforman de manera permanente y con todos los recursos a su alcance, critican a los Poderes Legislativo y Ejecutivo mientras se desviven el alabanzas a “esos jueces valientes” que obstaculizan con todo tipo de triquiñuelas a las que llaman amparos para impedir las leyes que modifican en favor del pueblo, las leyes amañadas que durante tantos años usaron contra el interés de ese pueblo que en teoría decidió acabar con las políticas depredadoras del medio ambiente y saqueadoras de los recursos naturales, siempre con el objetivo de favorecer a los económicamente poderosos, para que se siga dando la acumulación de capital con todas las consecuencias del mismo, como son la desigualdad, la miseria, la injusticia, y la corrupción.

Enrique M. Díaz Sánchez

05/May/2021

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