Alejandra Fonseca
Con profundo reconocimiento e insondable afecto para mi gran
amiga, cómplice y mentora María del Consuelo Valle Espinoza
El 2 de junio pasado se conmemoró el Día Internacional del Trabajo Sexual, cuyo origen fue la protesta del 2 de junio de 1975, cuando más de 150 trabajadoras sexuales ocuparon la Iglesia de Saint-Nizier de Lyon, Francia, para mostrar al mundo su mala situación, así como las represalias, abusos, violencia, encarcelamientos y cobro de piso continuos, que sufrían por parte de la Policía francesa.
Este origen del Día del Trabajo Sexual, no es diferente al que sucedió en el municipio de Puebla, 12 años después, a principios de abril de 1987, cuando un grupo numeroso de mujeres y hombres dedicados al trabajo sexual se manifestaron frente a Palacio Municipal, cerrando el acceso, para protestar por exactamente lo mismo: represalias, abusos, violencia, cobro de piso, encarcelamientos y violaciones por parte del cuerpo de inspectores, con la agravante en esta ocasión, de que, al esta cuadrilla ingresar con armas largas a un hotel, el dueño, por el impacto, cayó muerte, y ellas y ellos, hartas de esos abusos, se organizaron. Buscaron cobijo con la María del Consuelo Valle Espinoza, entonces integrante del Partido Mexicano de los Trabajadores, quien se presentó ante las autoridades municipales para solicitar inmediata atención a esta situación. El recién estrenado Presidente Municipal de Puebla, Lic. Guillermo Pacheco Pulido, a través del Síndico Municipal, Lic. Alejandro Antonio Carcaño Martínez (QEPD), me mandó llamar el 8 de abril de 1987, para hacerme cargo del asunto.
Lo que vino después es historia: el Lic. Carcaño, Consuelo Valle y su servidora, en conjunto, realizamos el Programa de Defensa de los Derechos Humanos, primero en el ámbito mundial, así como el nacional (tanto más por ser un sector tan vapuleado y discriminado), ya que el gobierno federal creó el 13 de febrero de 1989, dentro de la Secretaría de Gobernación, la Dirección General de Derechos Humanos, y posteriormente, el 6 de junio de 1990, por decreto presidencial de Carlos Salinas de Gortari, se fundó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) como organismo descentralizado. Cuando esto sucedió, nosotros ya teníamos tres años de estar funcionando con éxito, con uno de los sectores más desamparados, cubriendo sus necesidades más apremiantes, llegando a tener diez mil personas en total.
En una sociedad tan difícil como la poblana, hicimos visibles a quienes ejercen el trabajo sexual, hombres y mujeres, y dimos a conocer cómo eran sus vidas, sus emociones y pensamientos; dentro del ayuntamiento erradicamos la discriminación y explotación a la que se enfrentaban día con día; logramos mejorar sus condiciones de vida en general, y laborales en particular. Pusimos en la mesa de la discusión que el trabajo sexual fuera “una falta a la moral pública”. Abarcamos las diversas variantes y tipos de actividades del trabajo sexual: el que se ejercen en vía pública y establecimientos mercantiles.
Dimos a conocer la gran diferencia del trabajo sexual autónomo de hombres y mujeres mayores de edad, de la trata de personas en su modalidad de explotación sexual, (delito y grave violación a los derechos humanos de niños, niñas, mujeres y hombres); cooperamos con la Comisión Nacional de Derechos Humanos en su fundación y contribuimos para identificar a individuos víctimas de trata de personas que se ubicaban en el ejercicio del trabajo sexual en Puebla.
Desde aquí, y así, te agradezco, infinitamente, mi Chelo tu amistad, tu cariño, tu deferencia y que te acuerdes de mí como yo de ti. Te quiero. Mil Gracias
*María del Consuelo Valle Espinoza, activista mexicana, brigadista y sobreviviente del Movimiento de 1968 en México; cuyo testimonio quedó plasmado en el libro de Elena Poniatowska, de (1998). La noche de Tlatelolco: testimonios de historia oral. Ediciones Era.