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II.-Cuando el Juez mete en el saco las ideas políticas, algo está fallando.

La revista “VALORS” señala que lo de utilizar los espacios públicos viene de hace tiempo y pone algunos ejemplos que, sin ser autorizados, están ahí, sin que se vean afectados por estos ataques, ya que no llevan el perfil independentista.

 “Es evidente que el espacio –una ágora civilizada- no siempre es el real. Está claro que el descontento, la crítica, continúan formando parte de lo que es público”, dice Delgado, y precisamente por eso imaginarse o imponer la neutralidad es una entelequia conservadora y retrógrada. El espacio público es ideología, es confrontación, es vida.  La supuesta neutralidad de plazas, calles, edificios y playas es una abstracción estéril, excepto si se trata de una formulación basada en el autoritarismo. No se trata que sea un desierto amorfo, sino que no se convierta en un campo de batalla “(J.M.Fonalleras. El Periódico. 28/07/2018).

Es decir, lo de la neutralidad no existe en el sentido literal de la frase, aunque sólo sea exigible para la presencia del simbolismo amarillo. Porque el fondo de la cuestión va más allá de una confrontación. Subyace un litigio relacionado con la libertad de expresión y la convivencia, donde el espíritu de la Ley Mordaza sobrevuela por los espacios públicos.

El Nacional.Cat, advierte que este discurso de neutralidad es una premisa falsa y peligrosa. Porque en una sociedad democrática, el espacio público no debe ser neutral, sino PLURAL. Dentro de un marco de respeto y convivencia. Situación que no se da en regímenes autoritarios, donde no se permite la libertad de expresión, y menos las relacionadas con las ideas políticas. Es como si la sociedad retrocediera a los años 70, o anteriores, en plena dictadura franquista. Como si en el espacio público se quisiera imponer la ideología dominante del régimen anterior.

Así parece ser cuando el exdelegado del gobierno español en Cataluña (Enric Millo-PP) exigió mediante una carta a todos los alcaldes catalanes, “neutralidad” en la gestión del espacio público, en base a que haya una deriva hacia enfrentamientos entre ciudadanos y que la Constitución llama a la neutralidad de las instituciones. Tú lo has dicho exdelegado, “neu-tra-li-dad de las ins-ti-tu-cio-nes”, no de los ciudadanos. Estos no pueden ser neutrales y pueden y deben manifestar sus ideas de forma pacífica, y las instituciones están para proteger este derecho.

El gobierno intenta descargar la responsabilidad en las administraciones locales, y así dejar la puerta abierta a la actuación judicial, que conlleva la posibilidad de decir que son “jueces independientes”. Y, ahora, vamos nosotros y lo creemos.

En este caso, la administración central está usurpando las competencias de las administraciones locales en el tema de los espacios comunes o públicos, donde la ley de régimen local dice que “todo el mundo tiene derecho a utilizarlo, pasear, manifestarse, llevar símbolos, etc.” y que estas administraciones locales podrán regular este derecho a través de ordenanzas. Y se debe tener en cuenta que la mayoría de los espacios donde el simbolismo amarillo tiene su presencia es en carreteras, autopistas, autovías, puentes, cruces de carreteras, rotondas ferrocarriles, paseos marítimos, farolas, playas, murallas, entradas a los pueblos, etc… Son lugares o espacios anónimos, con escasa identidad o personalidad, definidos por el flujo de personas al pasar.

Sin embargo, cuando la ocupación de estos espacios se debe a otras causas políticas, sociales, culturales, religiosas, no se genera ningún problema. Sobre todo si impera el espíritu del 78.

En otro frente, para no dejar resquicios a la represión, C’s quiere impulsar una ley para garantizar la neutralidad en el espacio público, en la administración y en actos institucionales. Ya puestos, para que vamos a quedarnos cortos, ha iniciado una campaña para retirar la simbología amarilla de “las instituciones, plazas y calles, y garantizar la neutralidad y el respeto a la pluralidad de los ciudadanos”.

Pero las cruzadas se perfilan bajo unas condiciones muy variadas, no sólo es un impulso espontáneo, donde el unitarismo es el único objetivo. Están los predicamentos populares para concienciar un “ejército” de voluntarios fáciles de adoctrinar en el dogma franquista, y una estrella que los guíe en forma de sentencia del TSJC, como en el caso concreto la de Sant Cugat del Vallés, que prohíbe la colocación de una estelada en una plaza de Sant Cugat del Vallés, porque “constituye un símbolo de la reivindicación independentista de una parte de los ciudadanos catalanes… y no tiene reconocimiento legal válido como símbolo oficial de ninguna administración territorial”.

Y para no perder el tiempo discutiendo sobre la neutralidad, C’s, a la sombra de la sentencia, ya no la pide, ha pasado de animar a sacar lazos amarillos a atacar y reivindicar asaltos a ayuntamientos (Ayuntamiento de Reus). Hecho, al que VOX mostrando su “solidaridad y apoyo hacia los simpatizantes de Ciudadanos”

Cualquiera puede razonar con una simple lectura de la misma, que el juez se ha pasado tres pueblos al determinar “un símbolo de reivindicación independentista”. Reivindicar ideas políticas, por muy independentistas que sean, siempre que sean pacíficas no está penado. Y si le añade la coletilla de que “no tenga reconocimiento legal como símbolo oficial…”  tampoco lo tiene ilegal. Lo que demuestra que es una sentencia política, donde el juez, afina el relato, tomando partido por una postura anticatalana, se arroga el papel protector del poder legislativo y del ejecutivo, tres en uno, sin separación de poderes, o quizás es que el 155 aún anida en los juzgados, y las interpretaciones judiciales tienen vigencia de ley. Y por una denuncia presentada por SCC, vuelve a ponerse en marcha el sistema represor de intimidación al independentismo. Resumiendo el espíritu del juzgador; “las administraciones no tienen libertad de expresión y los alcaldes no se pueden ver obligados a incumplir la ley por un mandato popular de un pleno municipal. Y que los símbolos tienen que ser oficiales…

Como esto siga así, no vamos a tener suficiente papel de fumar para poder cogérnosla.

Estamos perdiendo el tiempo y el dinero haciendo elecciones municipales, ponemos a un magistrado, superchuli, y a ser posible antiindependentista, y que gobierne los ayuntamientos, a golpe de sentencia, con la ayuda y el beneplácito de la derecha del PP, C’s, SCC, y otras. Y con la mirada cabizbaja del PSOE

¡Ojo! Que la ESTELADA nunca ha sido un elemento prohibido, pero a partir de ahora, lo será sin ley por medio. Y de uso en la intimidad, al lado del televisor.

   (Continuará…)

Por: Paco González.

10/08/2018

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