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El sistema capitalista ha sido sin duda alguna un éxito total desde su instauración a partir del siglo XVI, con la invasión de los europeos a tierras de nuestro continente, al que saquearon de manera inmisericorde llevándose entre muchas cosas más, miles de toneladas de oro y plata con los que pudieron importar de oriente principalmente China y el Islam, toda clase de bienes como seda, porcelana, maquinaria y tecnología que les sirvieron para arrancar el sistema capitalista que se consolidaría durante la Revolución Industrial, extendiéndose a todo el mundo, en menos de 200 años, superando una a una todas las crisis autogeneradas por sus propias contradicciones.

A principios de la década de los ´80s, con la llegada de la llamada Dama de Hierro Margaret Thatcher a Primera Ministra del Reino Unido y de Ronald Reagan a la presidencia de los EUA, se inició la modalidad neoliberal del capitalismo y el comercio globalizado, con la ideología adquirida en las universidades estadounidenses, globalización que en los hechos solamente ha resultado redituable o quizá debiera decir  las más beneficiadas han sido alrededor de 140 empresas trasnacionales, que venden sus productos en todo el mundo alcanzando cifras que superan el PIB de muchos países y que alcanzan una capacidad de gestión que les permite influir en la política interna de los mismos de manera directa y de manera indirecta apoyadas por sus gobiernos dictan las reglas del juego y las condiciones del comercio internacional, a través de organismos como la OMC, Organización Mundial de Comercio, el FMI Fondo Monetario Internacional, el BM Banco Mundial y otros organismos afines, los cuales son en la práctica manejados bajo las órdenes del Departamento del Tesoro de los EUA.

El sistema capitalista funciona apoyándose en los recursos naturales de los países no desarrollados, considerando a estos de manera absurda como inagotables, esta idea es absurda por simple sentido común, la TIERRA es finita, por lo tanto sus contenidos son limitados, vaya eso es tan obvio que me parece ocioso seguir explicando el asunto. El problema es que aquí se presenta una contradicción muy grande: las grandes, medianas, pequeñas empresas y todos los que vivimos en el planeta consumimos esos recursos, me refiero al agua, al aire, a los minerales de los yacimientos, etc. pero no los consumimos de manera racional, de hecho los despilfarramos, como si fueran a durar para siempre, como si fueran inagotables y ahí está justamente el problema, todas las empresas y los “emprendedores”, quieren vender sus productos, quieren convertirnos en consumidores compulsivos, cautivos, frenéticos, desechando productos que aún funcionan pero cambiándolos impelidos por la moda, por el status, a cambiarlos y a consumir, consumir es el nombre del juego, sólo que estamos ya en un momento crítico, llegando al límite de la capacidad del planeta para restaurar el aire, el agua ya es en estos momentos motivo de grandes disputas, los minerales se han explotado a base del despojo, del desplazamiento de grandes masas de gente que por la fuerza son lanzados fuera de sus territorios, creando el lacerante problema de la migración de grandes grupos de personas desde diferentes puntos del planeta, hacia los países desarrollados, donde existen los insumos que en sus propias tierras les son negados, cada factor es un problema que se ramifica y se multiplica, que se agiganta y no se vislumbra manera de resolver.

Estamos pues enfrentando una crisis civilizatoria de proporciones incontenibles, con la agravante de que son muy pocas las personas que toman conciencia del problema y los grandes políticos, los grandes líderes los dirigentes de las organizaciones son todos de mentalidad capitalista, depredadora por naturaleza y lejos de concientizar a la sociedad, la impulsan a seguir compitiendo, a seguir creando empresas “competitivas”, sin detenerse a pensar que no necesitamos empresas competitivas, sino una nueva sociedad capaz de vivir con una mentalidad diferente, entendiendo que el desperdicio, el despilfarro es un crimen en contra de quienes en el futuro tengan que vivir en un planeta devastado por la contaminación del aire, del agua, de las tierras de cultivo, porque sus predecesores sus padres se acabaron como bárbaros los recursos que a ellos les estarán negados porque nosotros la generación actual nos los acabamos y no les dejamos nada.

Es por ello que afirmamos sin temor a equivocarnos que el actual sistema capitalista es brutal, salvaje, ecocida y suicida y nosotros quienes tenemos conciencia de ello, somos aún peores, porque nos negamos a detenernos un momento a reflexionar en ese futuro ya muy próximo, volteando la mirada hacia otro lado, peor aun que los avestruces que esconden la cabeza, para no ver la realidad, que en muy breve tiempo, se nos presentará inmutable cuando ya sea demasiado tarde para poder rectificar.

 

Por: Enrique M. Díaz Sánchez

15/Ene/2019

Hacia un mundo mejor

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