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Alguna vez, siempre hay una primera, es necesario cambiar de tema, no es que lo quiera uno, ni que se le termine la creatividad y deba uno recurrir a cosas que no se relacionen con lo político y lo social del momento, aunque al final resulte que no se esté tan alejado del presente como pudiera suponerse; escribir acerca  de dos mujeres imprescindibles y entrañables que la literatura nos dio,  es refrescante y estimulante, sobre todo que el describirlas no correspondió a personas de su mismo género, al contrario, Stephan Zweig y Gustave Flaubert, cada uno en su  tiempo y en su circunstancia inventaron a dos personajes extraordinarios, ambas mujeres.

Probablemente en el espíritu de los autores privaba una adelantada y gentil solidaridad  con la necesidad de las mujeres de liberar sus sentimientos reprimidos por tanto tiempo, Madame Henriette y Madame Bovary son dos personajes de luz que emergen de la oscuridad que en las fronteras de la moral y las buenas costumbres imaginaron sus creadores. En 24 Horas en la Vida de Una Mujer la protagonista decide que éstas (la moral y las buenas costumbres) ya no son vigentes  y por lo tanto abandona su zona de confort y a su familia y la Bovary es una mujer que procedente de la provincia se da cuenta que el hombre con el que contrajo matrimonio no es de ninguna forma alguien que le aporte  y enriquezca y mucho menos  que la satisfaga, motivos por los cuales busca y encuentra quienes le aporten lo que le falta en casa, finalmente Emma Bovary opta por el adulterio y Madamme Henriette por él amor no convencional.

Ahora que el anecdotario y la efemérides las celebra, es imposible olvidar que ambas obras fueron objeto de la más controversial de las censuras, la severidad del puritanismo moral del XIX y de principios del pasado, responde y reprueba el contenido indecente y lejano de las buenas costumbres de las dos novelas, Gustave Flaubert en su momento, no solo fue objeto de la censura, también fue juzgado en tribunales y afortunadamente exonerado por los buenos oficios de un abogado litigante brillante y efectivo.

Por eso me siento aterrado cuando se me habla de Constitución Moral, seguramente como se ha anunciado, no existirá sanción alguna para quienes contravengan sus disposiciones, de hecho desconozco  el espíritu que anima al Gobierno, si  va en el sentido de la censura inquisitiva, puede ser muy peligroso, es como darle paso de nueva cuenta a la homofobia, el clasismo, el racismo y la inquina religiosa, estamos demasiado sensibles, ese documento llamado de manera tan pomposa, me parecería inadecuado para estos días de encono social, de enfrentamientos superficiales entre los llamados “chairos contra los fifís”, el Gobierno Federal, los estatales, el PRIAN, la SNTE y la CNTE, hasta si se puede la indecente, lo que me hace esperar que el  contenido del documento no sea más que un diccionario de adjetivos y no de normas, que se califique la conducta de los ciudadanos en función de sus simpatías políticas en vez de su solidaridad social.

En síntesis, no podemos seguir alimentando el fuego, el enojo electoral ya quedo atrás, el México entusiasta a favor de su Selección de Futbol, el solidario de las tragedias debe prevalecer sobre el México dividido que desde las cúpulas del poder  se propicia y promueve.

¿Será mucho pedir?

 

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

17 de enero de 2019

 

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