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A las dos y veinte de la tarde de día de Nochebuena del año dieciocho, un helicóptero de desplomó en el paraje del “cerro del chacoaco” en Coronango.

El peritaje conducente de la dirección general de aeronáutica civil determinaría que la falla de un acuador precipitaría el desplome, cuya falla, por lo demás, había sido reportada con antelación al hecho, desprendiéndose de ello responsabilidad penal por la comisión de un delito de homicidio intencional sin mediar al respecto dolo directo en la conducta.

La instancia ministerial habrá de dilucidar en quién habrá de recaer la responsabilidad del caso, para lo que habrá de indagarse entre el personal tanto de la compañía que operaba el servicio de trasporte de pasajeros, -“servicios aéreos del altiplano”-, así como entre los que integran la compañía que se encargaba del mantenimiento de la nave siniestrada- Rotor Fleying-.

Los reportes periciales refieren que el motor empezó a ahogarse en pleno vuelo hasta que repentinamente se paró, y es de destacarse que el incendio ocasionado por el desplome difícilmente se corresponde a una llama que tendría que haber sido alimentada por 286 litros de la turbosina, que, al decir de los reportes llevaba cargado el helicóptero en cuestión.

De lo anterior, quedaría entonces por explorar en el ámbito ministerial, si la nave fue echada a vuelo con carga insuficiente de combustibles pese a lo que se habría señalado al respecto en el tablero de conducción, y si, de darse tal situación, estaríamos en presencia de un dolo directo.

Por lo demás, en el libro de reciente escritura “decisiones difíciles”, se cataloga a quién pereciera en el “cerro del chacoaco” como un individuo “inescrupuloso y autoritario”, dejando de manifiesto una clara ruptura al interior del grupo gobernante en la época.

Ruptura en la que el otrora presidente de la república y su esposa terminarían por abandonar las filas del partido que los encumbraría, y a la que, según lo recientemente publicado, consideraban cooptado en su perjuicio por aquel que habría sido abatido en aquel fatídico día de Nochebuena, y cuyos despojos fueran inmediatamente cremados mediando la correspondiente indagatoria ministerial sobre las causas del deceso.

albertoperalta1963@gmail.com

Por: Atilio Peralta Merino

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