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Todos, absolutamente todos hemos metido la pata alguna vez, cuando nos damos cuenta de ello, hay una especie de rubor pudoroso que nos invade, que afortunadamente no trasciende más allá de nuestro pequeño círculo, a pesar de lo cual es una situación que nos incomoda, el efecto del tamaño de la metida de pata es proporcional al público que la atestigua, no me quiero imaginar las que tuvo que pasar el presunto Secretario de Comunicaciones y Transportes con la que le ventilaron en las redes.

En un exceso protagónico que va y que se presenta en un depósito de basalto, tezontle y tepetate en explotación, cercano al sitio en el que se encuentra la construcción del Aeropuerto de Texcoco, según entendí para hacer una revisión de las operaciones que ahí se desarrollan, por supuesto que él no sabe, nadie está obligado a saberlo todo, ese tipo de mineral no requiere de ninguna concesión ni está regulado por la Ley Minera que en el siguiente párrafo describiré, por lo que la empresa que lo explota que es la dueña del predio extrae materiales que no están sujetos a ninguna comprobación de alguien que ni autoridad es, ni lo será de la materia, en todo caso le corresponde a quien será Secretario de Economía o su equivalente.

La Ley Minera, reglamentaria del artículo 27 constitucional en su artículo cinco dice que sustancias  se exceptúan de la aplicación de la Ley y lo define en su fracción IV.- Las rocas o los productos de su descomposición que sólo puedan utilizarse para la fabricación de materiales de construcción o se destinen a este fin, por lo cual no se requiere concesión y le otorga al propietario del predio la libertad de explotar los materiales (tezontle, basalto y tepetate) sin ninguna restricción; de lo cual concluyo que a ninguna autoridad le asiste el derecho a revisar documentos inexistentes e innecesarios.

Esta metedura de pata en otros tiempos le hubiera costado al presunto funcionario una reprimenda lapidaria  y la cancelación de su nombramiento, regaño que mientras no llega le debió costar varias noches de insomnio, su conducta solo sería explicable por un problema de demencia senil, normal en un octogenario como él.

Lo que procede de inmediato es una demanda por amenazas y otra por intento de invasión en contra del presunto funcionario y su acompañante que también tuvo su dislate, le ordenó a la abogada que los enfrentó que el dos de diciembre le sea presentado un proyecto de remediación que no será necesario, en virtud de que en ese tipo de operaciones no se usan sustancias tóxicas como la ilusa y potencial funcionaria cree, que alguien le explique que en una operación a cielo abierto de materiales para la construcción no se requiere de productos químicos para el beneficio del mineral.

Lo que procede, si la soberbia se los permite es ofrecer una disculpa pública por el lamentable espectáculo, que este es producto del desconocimiento de algunos temas para los que se están preparando, que no los esperen por ahí el dos de diciembre en atención a que no les corresponderá, las funciones y responsabilidades previstas en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal no las consideran.

Para concluir, me parece que el futuro funcionario sigue celebrando su futurista destino, la alegría y la euforia que lo embargan, lo conducen por el accidentado camino del disparate, su defensa sin argumentaciones técnicas del aeropuerto de Santa Lucía y su crítica superficial al de Texcoco, que alguien le explique que la lengua sirve para hablar y el cerebro para pensar, que estos deben sincronizarse de manera armónica para no hacer el lamentable ridículo que los exhibió en la red.

 

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

15 de octubre de 2018

 

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