En la protección de la producción interna y ante la competencia exterior, las naciones recurrieron siempre a los impuestos a los productos importados o en ocasiones también exportados desde su territorio, así como a diversas medidas administrativas como son a la fecha entre nosotros las que conciernen a la regulación fitosanitaria.

Al finalizar la segunda guerra mundial, el presidente Harry S. Truman convocó a una conferencia en la Habana de la que habría de surgir la Organización Internacional del Comercio, complemento obligado de los organismos surgidos mediante los acuerdos de la conferencia de Bretton Woods, a la sazón del Fondo Monetario Internacional y el llamado grupo Banco Mundial cuyo eje central es el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento.

“La Carta de la Habana” fue desaprobada por el senado de los Estados Unidos por considerarla demasiado proclive a la planeación pública y a la intervención del estado en la economía, ello pese a que no hablamos en la especie de los Estados Unidos de Ronald Reagan, sino de los de Roosevelt y Truman.

El capítulo de política comercial del instrumento, sobrevivió con carácter transitorio, transitoriedad que duró cerca de medio siglo, hasta que en 1995, mediante los “Acuerdos de Marruecos”,  se dio vida a la Organización Mundial de Comercio hoy en parálisis terminal ante la falta de consenso de la “Ronda Doha”.

“La Cláusula de la Nación más favorecida con enfoque multilateral”, piedra angular del acuerdo, se erige en una “cláusula de tercer beneficiario” inversa , todo beneficio dado por un miembro del acuerdo a otro se entiende extendido a todos los integrantes del mismo, la cláusula de reserva era, por lo demás, otro de sus elementos claves.

Bajo ambos instrumentos, surgieron críticos de la política de industrialización que sacrificaba a la consumidores, destacándose de entre ellas las de Manuel Moreno Sánchez, y posteriormente la de Porfirio Muñoz Ledo, quiénes señalaron que , negociar nuestro el ingreso al GATT, haciendo uso adecuado de las reservas podía erigirse en un  nuevo modelo de desarrollo para el país.  

El 19 de agosto de 1986 ingresamos al “GATT de 1947”, buscando dejar atrás la política  de “sustitución de importaciones” implementada  a partir de la guerra, y consolidada a partir de un célebre discurso pronunciado por Vicente Lombardo Toledano ante el general Manuel Ávila Camacho, ingreso que se dio sin observar en la negociación del reservas que en su momento habían aconsejado Moreno Sánchez y Muñoz Ledo.

De manera por demás destacada Rodrigo Gómez y Antonio Ortiz Mena siguiendo los lineamientos esgrimidos por un gran clásico de la política económica de la época como es W.W Rostow, delinearon, en consecuencia el llamado “Desarrollo Estabilizador” en el que la política de sustitución de importaciones resultó fundamental, decretándose en consecuencia y en materia del comercio exterior del país diversos aranceles, así como disposiciones de carácter extra arancelarias.

Hasta el año de 1965, primer año de déficit comercial agrícola, la exportación de los excedentes de una producción destinada al consumo interno  financiaron el desarrollo industrial del país, política en la que jugara un papel clave Jesús Merino Fernández, subsecretario de agricultura bajo las administraciones de Ruiz Cortínez y López Mateos.

En el célebre libro de economía del premio Nöbel Paul Samuelson, se plasma un debate por demás interesante, en el que el autor reprocha a Raúl Prébisch, legendario director de la Conferencia de la ONU para el desarrollo de América Latina (CEPAL), los lineamientos de política económica concernientes a la sustitución de importaciones que aquel preconizara.

Samuelson consideraba al respecto que, una política de impulso agroexportador,  constituía una mejor opción de desarrollo para el área, criterio que fue, ampliamente promovido cuando se decidió dejar atrás  la política seguida a raíz de la guerra, tras nuestro ingreso, primero al “GATT de 1947” y posteriormente al Tratado de Libre Comercio para América del Norte.

Ecuador fue un país que, no obstante, las ideas que imperaron en la época, jamás se plegó al modelo delineado por Prébisch y fue siempre un país agroexportador, país en el que las condiciones de vida, dicho sean de paso, no fueron mucho mejor que las del resto del área y que ofrecía, incluso, resultados muy por debajo del promedio.

Por lo demás, hoy que los aranceles se erigen en un tópico materia de las más acres discusiones , no deja de llamar poderosamente la atención que un régimen encabezado por un sujeto encausado ministerialmente ante las autoridades ministeriales del país por el ultraje sufrida a nuestra embajada en Quito (https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwi5vLXJga2LAxWbIEQIHdaxFI4QFnoECBQQAQ&url=https%3A%2F%2Fwww.e-consulta.com%2Fopinion%2F2025-01-18%2Fhechos-ecuador&usg=AOvVaw17CpJJVssNvyWhn55yxxv6&opi=89978449), y que, respecto a las empresas de sus familias, se ha detectado en múltiples ocasiones cargas de cocaína en   envíos de bananos a Europa, haya decidido tomar una medida de política económica totalmente ajena a las que de manera inveterada a seguido su país a lo largo de su historia.

Por lo demás,  el peso comparativo de las  importaciones mexicanas en Ecuador, constituyen un  mucho mayor peso para la economía del país andino, más aún de tratarse de insumos, en tanto que ,  en el caso de que la administración mexicana no recurra a represalia alguna, los bienes importados por México no habrán de repercutir  un una mayor carga para sus eventuales consumidores, sin que, por lo demás, y dada su escasa relevancia ello perjudique la balanza comercial del país.

albertoperalta1963@gmail.com

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Atilio Alberto Peralta Merino
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