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Seguramente que los que tienen pocos años menos que yo, no recordaran la cinta que le da título a esta entrega, de hecho yo la disfruté como diez años después de su estreno que fue el 11 de julio de 1957 y lo único que tengo en mi memoria de aquel mes, justo el domingo 28 del mismo, en la madrugada, se vino abajo “El ángel de la Independencia” y fue la  primera vez en mi vida que sentí un sismo.

Esta película la vi en una maratónica función de tres películas en el “Cine Reforma” de Puebla, por allá de 1967 0 68, Protagonizada por la bellísima Deborah Kerr y Cary Grant todavía en blanco y negro.

Es el título de la  cinta, lo que le da sentido a la presente entrega es que quiero tener “Algo para Recordar” el día 30 de noviembre de 2024, que se cumplieron  algunas de las promesas que escuche y leí el día primero de este diciembre de 2018, tengo curiosidad e interés por saber ese día, que es lo que paso con la corrupción, en tal caso, no tendré más remedio que confesar que me equivoque con el Presidente desde que era candidato.

Ese día también habré de recordar su optimismo al respecto del Aeropuerto de Santa Lucía y en su caso, tendré que reconocer que tenía razón y que fue una sabia y patriótica decisión si de alguna manera contribuyo a incrementar el turismo y el comercio de nuestro país.

También celebraré si así sucediere que la Refinería de Dos Bocas está operando a toda capacidad y se han rehabilitado las demás refinerías como se ofreció en campaña y se reiteró el día primero de diciembre del para entonces lejano 2018 y la gasolina ya será más barata que en Texas y Arizona.

No tengan ninguna duda que cuando llegue ese día en caso de que se concretara, el 30 de noviembre de 2024 la “deuda pública” se habrá reducido considerablemente sin aumentarnos los impuestos con incidencia directa en el crecimiento de nuestra economía y en la reducción de la pobreza a niveles inferiores a los de hace cuarenta años.

El Tren Maya y el Transístmico puede que sean una realidad y simbolicen el México al que aspiramos los que amamos a este país que es el nuestro, tal vez en su trayecto se transporten millones de personas y toneladas de mercancías y que ambas regiones estén convertidas en los polos de desarrollo que jamás nos imaginamos.

Desde luego, habría que festejar que los campesinos y los obreros no tendrían motivo alguno para migrar al norte si la economía de sus regiones desarrolla el inusitado crecimiento que se proyectó en campaña,  que los profesores de Oaxaca; Chiapas, Guerrero y Michoacán estarían dedicados al cien por ciento a preparar sus clases y no tendrán necesidad alguna de hacer plantones y marchas (ojalá que tampoco tengan necesidad de traficar con sus plazas) por el hecho de que los convencieron de que en función de sus buenos resultados sus condiciones de vida y trabajo podrían mejorar sustancialmente.

¿Qué no diera yo por aplaudir un gobierno que desapareció al crimen organizado y abatió la criminalidad que nos agobia? La verdad sea dicha, si así sucediera, seriamos el pueblo más feliz y satisfecho.

Ese es el México fantástico y maravilloso que deseamos, ¿usted lo cree? ¡ yo tampoco!

La neta es que “se vale soñar”.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

3 de diciembre de 2018.

 

 

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