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Alfonso Díaz Ordaz Baillères

Mucho antes de que el Dr. Sigmund Freud, padre del psicoanálisis viera la luz primera en Austria, el 6 de mayo de 1856, muchísimo antes de que entre sus antepasados, muy antepasados surgiera una mirada febril para engendrar un pequeño Freud, abuelo por muchas generaciones previas  del médico austriaco, un hombre de letras, uno de los más brillantes que registra la historia de la literatura universal, el gran bardo, originario de Stratford-on-Avon del Condado de Warwickshire, al sur de la Monárquica  Inglaterra, ve la luz primera el 23 de abril de 1564 William Shakespeare, que mucho antes que aquel, describió en sus obras las más variadas conductas que registra la raza humana.

Se dice que hubo una pandemia por peste bubónica cuando Corría el año 1606, en cuya cuarentena Shakepeare escribió tres de sus obras emblemáticas: El Rey Lear, Macbeth y José Antonio y Cleopatra, qué junto a las otras, como Hamlet, Otelo y Romeo y Julieta incursionan en el mundo de una ciencia que no existía, la psicología de sus personajes que habría de motivar e inspirar una ciencia que tendría que esperar mas de dos siglos casi tres para considerarse Científica.

Las conductas y actitudes en pleno siglo XXI persisten, la intriga, la soberbia y la ira desproporcionada, la envidia, la venganza y la Esquizofrenia, la manipulación, el rencor, la misoginia, los celos enfermizos, la locura del poder, la ambición desmedida, la hipocresía, la traición, la falta de juicio como la locura siguen tan vigentes como desde el principio de los tiempos, en todo el mundo, en todos los lugares y particularmente en este México del tercer milenio, nos estamos peleando y debatiendo, somos una sociedad bravucona e intolerante, desinformada y pendenciera, una mañana si y otra también nos levantamos a quejarnos de nuestro destino, no concluimos lo que nos proponemos, destruimos en vez de construir.

Quienes debieran convocar a la conciliación no lo hacen, se aferran sin sentido a posturas totalitarias y fundamentalistas, señalan, censuran, juzgan y estigmatizan a los que no piensan u opinan igual, desde el gobierno se adjetiva, desde las redes se tergiversa y mientras tanto, el país se deteriora, se destruye, poco importa el futuro de nuestros hijos y de las generaciones que siguen, nuestros supuestos lideres que no lo son, solo aspiran a obtener su rebanada de poder, la corrupción campea en beneficio de los intereses particulares de cada quien.

Son ya dos años de celebraciones delirantes por parte de los seguidores del gobierno actual, de burlas en contra de quienes no participaron o estuvieron con su movimiento, la mofa como fruto de la ignorancia crece sin medida, aunque por otra parte decrezca el numero de los aprobadores e incondicionales, la mentira y la ignorancia de la mano de la mala fe.

Por su parte los contrarios no alcanzan el consuelo, se quejan de todo, muchas veces con razón, sin brújula por supuesto, a la deriva y al alcance de manipuladores profesionales que se aprovechan sin ética de sus inconformidades.

Para concluir quiero dejar un par de reflexiones muy actuales que trascienden en el tiempo, un hipotético mensaje en el Twitter de un reflexivo Príncipe Hamlet y un mensaje final en whatsapp de dos amantes mexicanos de hoy, cuyas familias se encuentran enemistadas por posiciones políticas distintas entre seguidores de la 4T y neoliberales.

Twitter del Príncipe Hamlet:

¡ser o no ser, esa es la cuestión!

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

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