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A un año de haberse iniciado las renegociaciones del Tratado de Comercio Libre para la América del Norte, los lineamientos de la administración Trump dejan entrever que, el contenido nacional estadounidense y no el regional, se erigirá en sustituto de la composición de las reglas de origen de las diversas fracciones arancelarias que integran su clausulado.

El presente mes de agosto, ha sido señalado por la propia administración estadounidense, como el conducente, sino es que acaso como el perentorio para concluir las rondas pertinentes a la renegociación de marras, lo que guarda plena congruencia con el calendario electoral de los Estados Unidos, en efecto, una victoria de la “Casa Blanca” puede muy bien erigirse en oferta electoral para los votantes de mitad de periodo en los comicios a celebrarse el próximo noviembre.

La autorizada voz de Arturo Huerta González ha advertido hasta la saciedad sobre las implicaciones que para nosotros tendrá concluir una negociación que restringirá las exportaciones mexicanas, en momentos en que toca a su fin la política de flexibilización monetaria y el aumento en la tasa de interés internacional y nacional, aunada a la disciplina presupuestal que nos acabe de pregonar en días recientes el FMI nos conduce a un claro escenario recesivo.

El cambio de poder que desplaza a Luis Videgaray como figura central en la negociación con el poder establecido en la Unión Americana por la de Marcelo Ebrard otrora empleador incluso del abogado de Trump, y ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, acentuará los escenarios de riesgo regional por los desequilibrios internaos que atraerá aparejada en nuestras latitudes.

El caso de Colima, en el que la violencia se ha enseñoreado en fechas recientes, resulta paradigmático en grado extremo, ya que, en medio de violentos enfrentamientos por el control de la plaza en la que se sitúa uno de los principales puertos de acceso de los precursores de drogas en el Pacífico, contamos con un gobernante frívolo e irresponsable, que se abocó a realizar” cacerías de brujas” infundadas hasta romper toda posible armonía política en la entidad.

Tenemos, en efecto, a un gobernante cuyo respaldo social, si acaso alguna vez lo hubo, quedó borrado del todo tras la reciente jornada comicial del uno de julio, y cuya protección política se centraba en la ya muy deteriorada figura de Luis Vdegaray Caso, quién tras intentar una claudicación absoluta de su partido y su grupo político terminó siendo, a no dudarse, el magno perdedor tanto en los pasados comicios ventilados en México, como, en los intríngulis de las relaciones con Washington.

Por. Atilio  Alberto Peralta Merino

albertoperalta1963@gmail.com

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