El contenido de la presente entrega no tiene ni pretende tener algún contenido de carácter político, en esta versión de “mi”, no pretendo pasar por analista o politólogo, no está dentro de mis ambiciones personales, no aspiro a ser líder de opinión ni lo merezco, ya hay muchos que se precian de serlo, que se hacen pasar como demócratas y activistas, que se califican con el título de intelectuales y con más pompa que circunstancia firman los desplegados y las cartas abiertas como distinguidos miembros de la comunidad intelectual, una vez aclarado lo anterior y haber presentado de manera hipotética pero contundente mis cartas credenciales de una persona normal, me voy a permitir con el permiso de ustedes, comentar un asunto peculiar.
Si Incitatus el caballo de Caligula pudo llegar al Senado del Imperio si la racha triunfadora que lo llevo a ser el favorito del Señor no se hubiera truncado con un tropiezo natural, porque no se ha de casar una persona poderosa con uno de sus lacayos, aunque le lleve más de treinta años de distancia en términos de edad, la ética profesional de los abogados no prescribe prohibición alguna para que los consultantes y los consultores sostengan una relación de alcoba, como si se les prohíbe a los cirujanos intervenir en la mesa de operaciones a sus parientes cercanos y a los psiquiatras y psicólogos una relación sentimental con sus pacientes, en el caso0 del abogado litigante Luís Antonio Lagunas Gutiérrez no hay código ni reglamento que le impida contraer nupcias con el objeto de sus amores, con la más preciada de las joyas que la vida le puso en el camino, Elba Esther Gordillo de blanco se dispone (o se dispuso, según sea el momento en que este escrito muy modesto llega a las miradas curiosas de mi estimado lector) a darle el sí enamorado y dulce a su futuro consorte y prospecto heredero de una fortuna cuantiosa y verdadera, la verdad es que si uno es abogado, es litigante y sabe administrar sus recursos para convencer a los jueces y para vencer a sus adversarios, merece que la fortuna (económica le sonría y la prosperidad reine en sus finanzas) a cambio por supuesto de padecer cada noche conyugal la voluptuosidad de su consorte, su sensualidad y los vaporosos negligés de su vestuario nocturno.
El problema no es tener treinta y un años menos que la prometida, el problema es saber los años que le quedan por vivir como lo canta de manera magistral la cubana Gloria Estefan, con los avances de la ciencia moderna tal vez a la profesora le resten unos veinte años más al frente de sus sindicatos, la verdad es que uno nunca sabe.
El problema no son las edades diferentes ni la belleza física de los contrayentes, hay ejemplos fascinantes de parejas con diferencia de edades notables y que en apariencia y a la vista de la sociedad son exitosas como loa franceses Emmanuel Macron y Brigitte Trogneux que registran una diferencia en sus edades de veinticuatro años.
Felicidades……
alfonsodiazordaz@gmail.com
11 de febrero de 2022
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