No caigamos en la trampa. El recorte de recursos presupuestales al Poder Judicial y la extinción de sus fideicomisos solo son el pretexto para crear un nuevo “enemigo del pueblo” rumbo a la elección del 2024. ¿A qué me refiero?
Todos los especialistas y expertos coinciden en que el presidente sabe perfectamente que esta decisión no prosperará ya que viola el artículo 123 constitucional. De hecho, los legisladores de oposición ya tienen listas las acciones de inconstitucionalidad para cuando Morena y aliados concreten el golpe.
¡Pero ojo! ¡Eso, es justamente lo que quiere el presidente! Que la controversia constitucional llegue hasta la Suprema Corte y que sean los propios ministros los que la echen para atrás. Es una trampa para deslegitimarlos ya que, al desechar una medida inconstitucional que les afecta, aparecerán como “juez y parte”. Y eso es lo que busca el presidente y su candidata: tener el pretexto para “argumentar” que los ministros votaron en contra de una reforma que atentaba contra sus propios privilegios.
¿Qué mejor “prueba” quieren ¾cuestionará el presidente¾ de que el Poder Judicial está en contra de la transformación? ¿Qué mejor explicación ¾dirá Shame-baum ¾ de por qué los ministros han “bloqueado” casi todas sus iniciativas y reformas?
Y la conclusión “lógica” de todo este espectáculo será el despliegue de una intensa campaña propagandística de corte fascista, para convencer al “pueblo” de que la única manera de quitar este “obstáculo” que impide la “transformación” es ganando la mayoría calificada en 2024. ¿Por qué? Porque solo así podrían modificar la Constitución para que sea el “pueblo” el que elija nuevos ministros de la Corte afines al proyecto de la 4T.
En otras palabras, lo que pretende el presidente es convertir al Poder Judicial en el principal enemigo de la 4T, para usarlo como piñata durante la campaña electoral. El presidente y su candidata saben perfectamente que, si en 2024 no consiguen la mayoría calificada, su proyecto de “continuidad” no tiene futuro.
¿Por qué? Porque ha sido de tal magnitud el fracaso de este gobierno que, para darle continuidad a la 4T no es suficiente con ganar la presidencia o la mayoría simple en el Congreso. La única manera ¾la única¾ de darle continuidad al proyecto es cambiando la Constitución y disolviendo al Poder Judicial. Y eso, requiere controlar dos terceras partes del Congreso.
De lo contrario, terminarán sus días tratando de imponer a los nuevos ministros de la Corte y rezando para que les “pasen” como buenos sus bodrios inconstitucionales. Y, de nueva cuenta, como ya lo hemos visto en estos años, la Corte se los echará para atrás. No porque los ministros estén a favor o en contra de la 4T, sino simple y llanamente porque no pueden aprobar iniciativas que vayan en contra de la Constitución. Punto.
Así que hay que tener cuidado. Pecaríamos de ingenuos si pensáramos que lo único que mueve al presidente contra el Poder Judicial es la venganza. Lo que realmente lo motiva es la desesperación. Su obsesión por garantizar larga vida a su proyecto a como dé lugar. Y ello le exige “institucionalizar” su legado antes de que él desaparezca.
El problema es que, ahora que ha surgido un bloque opositor capaz de disputarle la presidencia y de poner en jaque la posibilidad de que controle el Congreso, su desesperación se ha convertido en terror. Por ello, al más puro estilo populista, el presidente ha “creado” un nuevo enemigo que le de oxígeno discursivo para tratar de alcanzar la mayoría calificada.
Lo que nunca se imaginó es que se iba a topar con un Poder Judicial que ya conoce el tamaño de la perversidad del presidente y a una ciudadanía que no está dispuesta a hacerle el juego al tirano.
Llegó el momento de tomar nuevamente las calles y defender al Poder Judicial.