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Cuanto más feo es el cielo sobre esta urbe   extraña más hermosa es la ciudad que comienza a levantarse, los edificios son de espejo y su argamasa es la paciencia. La forma es producto de los sueños. Antes nadie quería ver la urbe, ¿será que hoy la aman porque en sus construcciones se reflejan las diminutas almas de que están hechas o porque no pueden pasear por ella? Pocos son ahora sus habitantes, ellos creen que son innumerables. Lo que sucede es que cada uno se ve con un vestido distinto en cada uno de sus múltiples reflejos. Los demás han muerto.

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