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Freud

El 6 de mayo pasado se cumplió el aniversario 164 del nacimiento de Freud, sin duda, el pensador más influyente del siglo XX; sus ideas no sólo tuvieron un impacto fundamental en los grandes sistemas de pensamiento o en el arte de la centuria pasada, siendo el centro irradiador de lo que en filosofía se llamó “la muerte del hombre”; antes que nada, esas ideas trastocaron la propia mirada que el hombre tenía de sí mismo y su condición subjetiva. Nada, o casi nada de lo ocurrido a lo largo de ese siglo, y de este, puede entenderse sin el lente de la teoría psicoanalítica.
Como toda teoría, como toda gran teoría, la obra de Freud requiere de una permanente actualización y revisión, de un permanente diálogo con la historia y otros saberes, pero sus presupuestos son vigentes. Nadie encontrará, hoy día, a las histéricas que trató el médico vienés, pero el concepto freudiano de histeria, por ejemplo, alumbra el problema de los desórdenes alimenticios de la sociedad contemporánea. Urge revisar el lugar real y simbólico del padre a partir de la transformación de la familia y los nuevos imaginarios sociales, así como el lugar del analista y los dilemas éticos que le plantea nuestra propia sociedad. Hace apenas un par de semanas volví a “El malestar en la cultura“, con motivo de mi participación en una mesa de diálogo con psicoanalistas en la ciudad de Puebla. Preguntémonos, ¿hasta dónde mucho de la crisis actual de nuestra civilización se debe a la paradójica condición de la cultura, señalada por Freud, que al mismo tiempo que sustrae de la sociedad la pulsión de muerte la reintroduce en la propia sociedad para perfilar un imperativo categórico determinado? Sí, el mayor drama de nuestra sociedad es el de su superyoización y narcicismo que implica esa lógica. ¿ Puede haber una mirada más certera que la que ofrece Freud en su Psicología de las masas y análisis del yo” en torno al vínculo que une a un líder con la masa? Pienso particularmente en el fenómeno del lopezobradorismo.
Estoy seguro que la defenestación de la obra freudiana es producto de su desconocimiento o de lecturas que leen la obra en una clave ajena a ella ¿ Es el psicoanálisis una ciencia ? No, pese a las propias pretensiones de Freud que, ya en un trabajo de madurez, vuelve a la biología para explicar ese más allá del principio de placer. El psicoanálisis es un saber conjetural, nada más y nada menos, como tantos de nuestros saberes, pretendidamente científicos, son también conjeturales u obedecen a modelos arbitrarios. Tampoco Platón, Bruno o Heidegger nos ofrecen un modelo científico pero su pensamiento sigue problematizando nuestro lugar en el mundo. Junto a Isaiah Berlin, estoy seguro que la importancia de cualquier teoría descansa en su coherencia interna y no en su relación mecánica e inmediata con la exterioridad, digamos, en su autopóiesis y, en el entendido, además, de que cualquier teoría alumbra solo una pequeña parte del mundo; en este sentido, la obra de Freud rebosa de coherencia, pese a sus contradicciones, a los cambios de un libro a otro, de una tópica a otra. Subrayémoslo, la primera grandeza de Freud, como la de todo gran pensador,  se debe al abanico de problemas al que su obra nos abrió para releer la condición humana, amén de su admirable escritura que se hizo ganadora al Premio Goethe- el máximo galardón de la literatura en lengua alemana- en 1930.
Bienvenido Dr. Freud a este trozo del siglo XXI que llevamos caminado.

Por: Juan Carlos Canales.

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