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No creo que sea exagerado lo que estoy pensando, la mayoría de nosotros los que hemos nacido en este país, somos de alguna forma excluyentes, racistas y xenofóbicos, homofóbicos y libertinos, partidistas y apartidistas, es inevitable porque está en nuestra naturaleza, al menos ese es el perfil que nos han hecho creer que tenemos, unos a otros nos acusamos de corruptos y mentirosos, los obesos le dicen a los escuálidos que se alimenten, los delgados por el contrario recomiendan dietas, en pocas palabras le tengo noticias, el deporte nacional no es el futbol, el verdadero de los deportes es sin ninguna duda “la descalificación”.

Esta luminosa reflexión llego a mí el día de ayer que fue 26 de marzo, fecha en que se celebra a nivel mundial el día de los epilépticos, quienes indebida e injustamente han sido excluidos de oportunidades laborales debido a su condición, no tengo cerca ningún familiar ni algún amigo cercano que padezca este inconveniente en su salud, sin embargo en el tránsito de esta vida me he encontrado a personas demasiado valiosas que lo padecen y se me hace muy injusto que se les discrimine como igualmente se me hace injusto que los descalifiquen y les limiten oportunidades laborales a las mujeres, a las embarazadas independientemente de su condición de género, a los indígenas y hasta a los albinos.

Para acabarla de amolar resulta que ahora me despierto cada mañana con una o varias innecesarias descalificaciones, a veces es un periodista o algún medio de comunicación el objeto de las malquerencias, otras veces es un político de viejo cuño para justificar  el fracaso de algún programa o un avance más que limitado o regresivo en otro, algo así como aplicar una táctica dilatoria al juego de “la descalificación”.

En abono a la realidad, déjeme decir que está documentado que Juana de Arco, Teresa de Jesús, Napoleón, Isaac Newton, Lord Byron y Albert Einstein presentaban todos los síntomas y efectos de la epilepsia sin que esto afectara de alguna forma lo ejemplar de sus biografías, por lo que resulta ridículo que cualquier mortal con facultades para la toma de decisiones se atreva a excluir a un epiléptico de un trabajo o de una escuela o de un club social.

Por lo mismo me pregunto y me contesto ¿Quién es y que facultades ostenta el funcionario que se atreve a acusar y descalificar a personas, asociaciones, empresas de corrupto o corruptor Sin un juicio previo como lo demanda las nuevas leyes de justicia penal? ¿puede un funcionario, cualquiera que sea su rango, usar su puesto para poner en tela de duda la dignidad o la decencia de cualquier ciudadano? , yo creo que no, además de que estoy cierto que las aseveraciones y señalamientos públicos son ilegales y antidemocráticos,

El ejercicio del poder en la ortodoxia de nuestras leyes, debe conducir a la unidad nacional y no al contrario  como parece que está sucediendo, el estado de derecho que cada opositor ha demandado en los últimos veinte años o más, es fundamental para la vida pacifica de este país que es suyo y también es mío.

¿Podríamos hacer un esfuerzo cuando menos?

Ppr: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

27 de marzo de 2019

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