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Un mundo mejor es posible

El tema es sin duda inacabable, pero en el ánimo de ser propositivo, a sabiendas de que lo menos que me podrán decir es de loco para arriba, pasando por chairo y otras lindezas que sería de muy mal gusto reproducir aquí, en respuesta a quienes me dicen: bueno y tú ¿qué propones? Va aquí un primer acercamiento a lo que podríamos construir en el mejor ánimo de que nuestros descendientes puedan decir mi padre, mi tío, mi abuelo etc. hizo por lo menos un ejercicio de lo que podría hacerse; no se quedó indiferente ante lo que sucedía ni cerró los ojos a lo evidente, es un largo camino, no es tarea de una sola persona por más inteligente y visionaria que pueda ser, y obvio no estoy ni con mucho diciendo que sea yo esa persona.

Como no se podría cubrir en un solo artículo un análisis de esa magnitud, trataremos de resumir en dos o tal vez tres artículos la idea; en el primero haremos un breve análisis del sistema capitalista, en el segundo, del socialismo real y en el tercero de mi propuesta de lo que podría ser un mundo mejor. De modo que empecemos.

El sistema capitalista se empezó a formar hace aproximadamente 500 años con el fin del feudalismo y el éxodo de la gente del campo a la ciudad, a la que llegaban los campesinos con lo único que poseían: su fuerza de trabajo para vender al patrón, al dueño del capital, que inicialmente se había formado. “La llamada acumulación originaria no es, por consiguiente, más que el proceso histórico de escisión entre productor y medios de producción”[1]. De este modo se transformó el modo feudal al modo capitalista de explotación del trabajador.

Desde ese tiempo que se inicia con la invasión de el “nuevo mundo”, por los europeos, el capital se formó tras una larga y negra historia de explotación y despojo características. “Si el dinero, según Augier, “nace con manchas naturales de sangre en un carrillo”, el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies hasta la cabeza”[2]

En síntesis desde sus primeros años el capitalismo ha evolucionado constantemente, pero adquirió un auge extraordinario durante la Revolución Industrial, hace unos dos siglos y se caracteriza, por la mecanización de lo procesos de manufactura y el trabajo, partiendo de las materias primas para la elaboración de los bienes, con el éxodo masivos ya citado del campo a las ciudades, dejando la agricultura que hasta antes de esta época era la ocupación del 80 % de la población.

Ya en época más reciente, uno de los hechos más contradictorios y decisivos del sistema capitalista, fue el decreto por el que se funda en EUA la Reserva Federal el 23 de diciembre de 1913, con la aprobación de unos cuantos senadores, en vista de que ya todos se habían trasladado a su lugares de origen en vísperas de la Navidad. El decreto autorizaba a un consorcio de 12 de los más grandes bancos, para ser ellos los únicos autorizados a imprimr la moneda en uso los dólares a partir de la nada; cobrando una tasa de interés, impuesta a criterio de este organismo, administrado por 7 directores 5 de los cuales eran designados por los propios banqueros y solamente 2 por el gobierno federal, sin tener obligación de rendir cuentas de su funcionamiento, a nadie, ni siquiera al Congeso de su país.

Así el gobierno que necesitaba dinero, lo solicitaba a la RF la cual se los entregaba a cambio de un pagaré con su respectiva tasa de interés y la garantía respectiva; y lo ponía en circulación a través de sistema bancario privado. El sistema capitalista tuvo un éxito total y muy rápido, si lo comparamos por ejemplo con el cristianismo que se tomó más de 2000 años para consolidarse; entre sus éxitos más sobresalientes sólo por mencionar algunos, se pueden citar el descubrimiento de la electricidad, del petróleo y todos su derivados, la producción en línea desarrollada emblemáticamente para la fabricación de los automóviles, el ferrocaril, la comercialización mediante lo que ahora conocemos como tiendas de autoservicio; en el terreno político desde el término de la llamada Guerra Mundial II que en realidad no lo fue, ya que en ella no participaron América Latina, África excepto la parte norte, Oceanía, ni tampoco gran parte de Asia.

A partir de 1944 derivado de los Acuerdos de Bretton Woods, EUA se apoderó de la economía mundial al imponer su moneda, el dólar como la moneda de referencia del comercio mundial, sacando un provecho descomunal de dichos “Acuerdos” que en realidad no fueron tales, sino una imposición que le permitió a EUA consolidarse como la primera potencia mundial.

El compromiso era usar el dólar como única moneda de referencia al tipo de cambio de 35 dólares la onza de oro para el comercio globalizado, comprometiédose los EUA a sostener este tipo de cambio; pero este compromiso que no duró ni 30 años, ya que lo abandonaron de manera unilateral el 15 de agosto de 1971. Esta medida los enriqueció descaradamente, al imponer al resto del mundo la condición de usar su moneda para todo tipo de trnasacciones aún cuando éstas no tuvieran lugar con ellos, los países debían disponer de oro o dólares para poder participar en el mercado mundial. Para ello, debían pertenecer al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial ambos organismos creados como parte de los dichos “Acuerdos”. De este modo, ellos tenían el control del comercio de todo el mundo, valiéndose de estos organismos que funcionaban en la práctica como dependencias de Departamento del Tesoro de este país.

 De manera que cualquier país que desee participar en el comercio mundial, primero tiene que ser parte del FMI y del BM para obtener créditos en dólares con los cuales comprar y vender internacionalmente, mientras que para los EUA les bastaba solicitarlos a la Reserva Federal, que a su vez los imprimía de la nada y los ponía en circulación. De no tener dólares, los países debían pagar con oro sus transacciones . La Reserva Federal de la nada los imprime y se los “presta” al gobierno con la tasa de interés que juzgaba pertinente, práctica que subsiste hasta la actualidad.

Era evidente que los EUA estaban imprimiendo más dólares de lo que podían respaldar, de modo que el presidente De Gaulle dio inicio a un movimiento de cambio de dólares por oro, y en 1965 Francia les envió dos barcos cada uno con 7mil 500 millones de dólares en billetes, para que se los cambiara por oro, ejemplo que empezó a ser seguido por otros países que tenían la misma sospecha como en efecto había sucedido.

La desconfianza y el ejemplo cundieron en los demás países que comenzaron a regresarles sus billetes y a solicitarles se los convirtiera en oro como era el acuerdo. Como era obvio, no pudiendo durante más tiempo sostener el compromiso de mantener la paridad oro/dólar, lo abandonaron provocando la ira del mundo y una enorme crisis que podría haber provocado una nueva conflagración de proporciones gigantescas, sólo que las heridas de la guerra aún no estaban curadas y no podían lanzarse a otro conflicto de estas proporciones. Pensemos en los países que pagaron sus importaciones en oro al no disponer de dólares; que cuando quisieron recuperarlo, los EUA ya no lo tenían, pues lo habían derrochado en las guerras de Corea y Viet Nam y en darle a su población un nivel de vida que no correspondía con su productividad.

A pesar de todas las virtudes que se le quieran atribuir al sistema capitalista, tambíen se hicieron evidentes sus contradicciones, una desigualdad escandalosa por decir lo menos. El 50% más pobre de la población mundial (3 700 millones de personas) poseía menos del 1% de la riqueza total en 2017, los hombres poseen un 50% más riqueza que las mujeres, si el 1% más rico de la población mundial pagara 0.5% más de impuestos sobre la riqueza, se recaudarían fondos suficientes para escolarizar un año a 262 millones de niños que actualmente no tienen educación, 3.3 millones de personas que pierden la vida por no tener recursos para recibir atención mueren.

Por otra parte se hizo muy claro que los países centrales bajo el sistema capitalista, producen sus bienes a partir de los recursos naturales provenientes de los países subdesarrollados, pero el resultado es que la devastación y la contaminación de la naturaleza no puede sostener el despilfarro y el extractivismo de los recursos indefinidamente, a tal grado que hoy en día ya no es cuestión de ideología sino de simple sentido común que esto tiene que parar, el aire no resiste más la emisión de gases se invernadero, se están destruyendo los mares contaminando con plástico las algas marinas que junto con los árboles convierten el CO2 de la atmósfera en oxigeno, se talan los bosques, se contaminan hasta dejar convertidos en páramos grandes extensiones de tierra con la minería a tajo abierto,  la Tierra está dando claras muestras de que no da mas, se derriten los Polos y el planeta se calienta, los mantos freáticos envenenados por el fracking petrolero, es posible incluso que sea demasiado tarde y ya no haya marcha atrás.

Es claro que debemos adoptar medidas urgentes para combatir la desigualdad extrema y construir un futuro más justo, saludable y armonioso para todas las personas y no sólo para una minoría.[3]Podríamos seguir dando cifras de los horrores que han causado los abusos de los bárbaros del norte, pero en vista del espacio nos limitamos a decir sólo unos cuantos datos, para en el próximo artículo proponer un sistema alternativo que en principio sirviera para empezar a trabajar sobre este reto apasionante de construir un mundo mejor. ¿La solución es el socialismo? ¿O su fase más evolucionada el comunismo? ¿Cuál es la solución si la hay o estamos condenados a la extinción? Próximo artículo continuación.


[1] Ver capítulo XXIV de El Capital de K. Marx

[2] Ídem

[3] Datos extraídos de Informes Oxfam 2018 y 2019.

Por: Enrique M. Díaz Sánchez

29/May/2020

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