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El éxito en la vida suele ser difícil, desde nuestra primera infancia imaginamos que cuando lleguemos a ser grandes seremos destacados deportistas, ingenieros, actores o actrices, economistas, empresarios, funcionarios públicos,  mínimo Secretarios de Estado, Canciller o Secretario de Gobernación,  portero o mejor centro delantero de la Selección Nacional.

Cuando damos nuestros primeros pasos más allá de las fronteras de nuestra casa familiar, nos empezamos a dar cuenta que la vida no es cosa fácil, desde el primer día de escuela, nos empezamos a enfrentar a un mundo desconocido,  ya no está mamá que adivina nuestras necesidades,  que cumple casi todos nuestros deseos y acepta nuestros berrinches y pataleos.

Desde ese primer día y todos los que siguen nos enfrentamos a factores muy diversos y a la vez adversos, la competencia con los demás, ser el mejor alumno y el mejor en los juegos y deportes,  la frustración que es un paso importante en nuestra formación aparece tarde o temprano en nuestras vidas, ser el último de los elegidos para el equipo de fútbol de tu grupo escolar o ser de los llamados reservas, te escogen porque estás y te tienen que elegir.

En mi colegio, donde estudié la primaria, era un honor y un privilegio pertenecer al coro, se ahorraba uno las primeras clases de algunos días para asistir a los ensayos, apenas lo logré haciendo la voz más atiplada que pude,  en el primer ensayo pasados los primeros diez minutos de clase el Director del coro percibió una voz fuera de lugar, una voz más ronca que la convencional para pertenecer al coro y vas con todo y tus esperanzas a las clases con la maestra, la de los reglazos en los dedos, correctivo que se aplicaba entonces, cuando los derechos de los niños eran sólo una quimera, por cierto debo  señalar que esto me sucedió una sola vez y lo entendí,  no fue necesario acudir a un psicólogo que me ayudara a recuperar una autoestima perdida, esa me la devolvió la vida (si es que alguna vez la perdí) cuando me hicieron Maestro de Ceremonias oficial en mi último año de bachillerato.

La vida en general es más difícil de lo que al principio nos imaginamos,  fracasar y levantarte es cosa de todos los días,  te tienes que esforzar en lo que no sabes o te cuesta trabajo aprender, Lou Gehrig, destacado beisbolista decía que su éxito se debía a que se esforzaba en practicar aquello que le salía mal o que no le salía tan bien.

De ahí por cuestiones de espacio nos saltamos hasta nuestra adolescencia tardía o nuestra edad previa a la adulta, cuando estamos estudiando o practicando una profesión,  en cualquier campo del conocimiento   el arte o el deporte,  es deprimente y desquiciante para un actor o una actriz ser rechazado a la primera en un casting,  reprobar una materia,  correr el riesgo de que te expulsen de la Facultad o la Universidad por un descuido, una falla en tus conocimientos, por ser demasiado aprensivo, miedoso, nervioso o porque  tuviste un problema personal o familiar, se te viene el mundo encima, tus padres o tus maestros se pasan de exigentes y autoritarios.

Hago referencia a todo lo anterior en virtud de que en las últimas décadas se ha incrementado el número de suicidios demasiado tempranos en la vida de las personas y creo que en este tema todos somos responsables, hasta la instituciones que ofrecen programas de excelencia extrema, que les exigen a los alumnos altos promedios para conservar sus becas o para no ser excluidos de  sus instituciones, padres que exigen las mejores calificaciones  y la competencia muy feroz con los compañeros, problemas de personalidad, preferencias sexuales, timidez, bulling y un  larguísimo etcétera hacen de la palabra suicidio una opción real, una opción que desgraciadamente cada día cobra más vidas.

Todos, absolutamente todos tendríamos que hacer un alto en el camino para reflexionar sobre el problema, que cada día se vuelve más frecuente, que no es exclusivo de ninguna clase social ni género ni creencias, el fenómeno es general y de ello somos responsables todos.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères.

24 de febrero de 2020.

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