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“Cada niña o niño salvado con mi ayuda, es la justificación de mi existencia en esta tierra, y no un título de gloria.”

Era la Polonia de 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando Irena Sendler se convirtió en un verdadero ángel en medio del caos. Trabajaba como enfermera y coordinadora en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, una ciudad ocupada por los nazis. Pero su verdadera labor iba mucho más allá de lo que sus superiores podían imaginar.

Durante la Segunda Guerra Mundial, arriesgando su propia vida, ayudó y salvó a más de 2.500 niños judíos prácticamente condenados a ser víctimas del holocausto nazi. 

La infamia que todo esto significa muestra una vez más que a menudo la realidad supera por mucho a la ficción. Irena quedó horrorizada al ver la terribles condiciones de vida de los miles de judíos hacinados en unos pocos kilómetros cuadrados en la ciudad de Varsovia, uno de los episodios más ignominiosos de la reciente historia humana

Con el corazón lleno de compasión y determinación, decidió actuar y con valentía se introdujo en el Gueto de Varsovia para poder dar asistencia sanitaria contra las enfermedades infecciosas, poniéndose en contacto con familias judías para poder sacar así a los niños antes de que todos ellos fueran llevados a los campos de la muerte. 

Cualquier medio le servía: ambulancias, sacos, cajas de cartón, ataúdes y todo tipo de escondites para posteriormente lograr que los niños fueran llevados a conventos, orfanatos y casas de familias adoptivas, donde se les daba nueva identidad y protección contra las garras de los nazis. Irena de manera inteligente llevaba un registro meticuloso de los niños y sus familias originales para poder reunirlos después de la guerra.Sin embargo, el peligro era constante. Irena se dio cuenta de que podía ser arrestada en cualquier momento. En octubre de 1943, los nazis finalmente la capturaron y la sometieron a torturas brutales para obtener información sobre sus colaboradores y los niños rescatados. Pero Irena mantuvo un coraje inquebrantable y se negó a revelar sus secretos.

Irena fue condenada a muerte por los nazis, pero, durante el tiempo en que desarrolló los peligrosos rescates tuvo la brillante idea de esconder en frascos de vidrio registros de cada uno de los pequeños y enterrarlos bajo un árbol; posteriormente esos documentos sirvieron como testigos silenciosos de su valiente labor.

La guerra terminó, y aunque Irena sobrevivió, pasó años en prisión bajo el régimen comunista polaco. Su historia permaneció en la oscuridad hasta que su valiente labor de rescate comenzó a emerger lentamente del olvido.

Fue en 2008, en una pequeña ciudad de Polonia, cuando un joven periodista llamado Marek tropezó con un artículo sobre Irena en un archivo polvoriento. La historia del “ángel silencioso” lo dejó perplejo y lo inspiró a investigar más a fondo.

Marek buscó a aquellos niños que habían sido rescatados por Irena y que, en su mayoría, habían perdido todo rastro de su identidad y origen. Con la determinación de honrar el legado de Sendler, emprendió la misión de encontrar a estos adultos que, en su infancia, habían sido testigos del inmenso coraje de Irena.

Con el tiempo, Marek logró localizar a varios de los niños rescatados por Sendler. Los reencuentros fueron emocionantes. Ahora adultos, estos hombres y mujeres se habían criado sin saber absolutamente nada sobre la historia de su rescate. Se dieron cuenta de que, gracias a Irena habían sobrevivido a un destino atroz y habían vivido vidas plenas.

Uno de los niños, ahora un hombre de edad avanzada compartió una carta que Irena le había dado antes de su partida. En ella, Irena expresaba su deseo de que estos niños sobrevivieran, crecieran y tuvieran la oportunidad de vivir una vida mejor. La carta se había convertido en un símbolo de esperanza y gratitud para todos los rescatados.

La historia de Irena Sendler fue finalmente reconocida a nivel mundial. Marek escribió un libro sobre sus hallazgos y se hizo una película basada en su vida. La valentía y la compasión de esta mujer se convirtieron en un legado que inspiró a generaciones posteriores a luchar por la justicia.

Irena Sendler dejó una huella imborrable en los corazones de aquellos seres que rescató, sus actos de bondad y heroísmo demostraron que incluso en los momentos más oscuros de la humanidad, ésta puede brillar con luz propia.

El mensaje que nos deja esta historia es que todos debemos de ser más sensibles con aquellos que sufren alguna injusticia y en lugar de solamente condolernos, entrar en acción y demostrar de qué estamos hechos ayudando a aquellos que más lo necesitan. 

Procura mirar muy bien a tu alrededor, de seguro hay alguien que te necesita y está esperando con ansias que tú también te conviertas en un “ángel silencioso”. No te detengas, sólo, ¡hazlo!

*Winston Samuel Ojeda es conferencista, consultor y escritor con más de 40 años de experiencia impartiendo conferencias y seminarios. Su oratoria impactante y amena, abarca temas que se relacionan con el crecimiento personal, el liderazgo, las ventas, la familia y el mundo del Network Marketing.

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