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En el olvido a dos años

El arribo de las conmemoraciones de las “fieles difuntos”, habrá de traer aparejado consigo el recuerdo de unos finados en particular a los que se le ha cubierto con un peculiar manto de olvido.

Fernando Urbano Castillo Pacheco, conocido con el mote del “niño diamante” o algo por el estilo, y su hermano Alejandro fueron abatidos en el estacionamiento de la tienda departamental COTSCO en la exclusiva zona residencial de “Lomas de Angelópolis”.

En el momento de los acontecimientos, los voceros oficiosos señalaron que , en la Ciudad de Puebla, no se vivía clima de inseguridad alguna, tan es así, que, a los jóvenes ultimas  no les habían robado nada, empezando por la lujosa camioneta que quedó intacta en el lugar mismo del lamentable deceso.

Pareciera, a no dudarse, un argumento claro y contundente, envidiable para ser esgrimido ante Claus Roxin y las figuras más prominentes de las ciencias penales de nuestro tiempo,  los finados hermanos Urbano Castillo Pacheco no habrían sufrido perturbación alguna en su seguridad, sus bienes quedaron incólumes, tan sólo se les ultimó, pero, de ahí en fuera, ninguna otra molestia les perturbó en lo más mínimo.

El aserto que se dejó escuchar en estaciones de radio, resultaba muy acorde a los pretensiones de difundir una tranquilidad meramente virtual, en la que se había empeñado una señora llamada Verónica Huitzil, que, ignoro si alguien la  recuerde dada su supina insignificancia, pero que en aquellos años gozaba del pleno respaldo del entonces gobernante que, menos de dos meses después, habría de pasar a hacer compañía a los hermanos ultimados en el estacionamiento de COTSCO.

Resulta por demás curioso que, a tan poco tiempo, una expresión de poder se haya esfumado del todo, hasta Jaime Calderón se contiene ahora de esgrimir su “nivel”, adquiriendo un poder que ha servido para no incurrir en el ridículo grotesco que le asistía y era propio en fechas tan recientes, sería, asimismo interesante, escuchar a los voceros radiofónicos del momento, haciendo la remembranza de su intervención en la crónica del caso .

Crónica construida por medio  de un lenguaje críptico,   propio de los asistentes en la década de los ochenta al “Bar Nueve” de la llamada “Zona Rosa” en la Ciudad de México, y en el que  se habló de “un alma atormentada”, al unísono de que, contraviniendo cualquier  señalamiento esgrimido en el sentido de que las víctimas habían  caído a consecuencia de la “inseguridad reinante”,  finalizaba esgrimiendo que en el asunto en cuestión,  no había expresión alguna de inseguridad, ya que ninguna de sus pertenencias les habría sido sustraída.

La madre de los jóvenes asesinados, en una actuación pública  que recordaba en  mucho  a la que escenificara en la escena cinematográfica Katharine Hepburn,  bajo la dirección de Joseph L. Mankiewicz, en  “ de repente en el verano pasado”, ciertamente no resulta gratificante para un deudo tan cercano el que se invoquen fraudes con tarjetas de crédito, y una acción en contra , obviamente exitosa, en contra de la ridícula decisión de pintar las señales de tránsito con los colores de la “bandera arcoíris”.

Mes y medio después, el poder público fue objeto de asalto en despoblado realizando una designación en clara contravención a los requisitos de elegibilidad estatuidos en la constitución local, la inseguridad es  rampante, tal y  como queda de manifiesto día a día, resultando, por demás significativo que, a dos años del hecho,  existe un silencio absoluto sobre las avances en el esclarecimiento del brutal asesinato de los hermanos Urbano Castillo Pacheco,  erigiéndose por ello en un episodio por demás significativo al que tendrá que hacer frente la administración entrante,  por fortuna, los funcionarios designados como  entrantes tal y como es el caso de  Alejandro Espidio , cuentan con asistentes como Francisco Baeza quién muy bien le podrán  corregir  en sus criterios legales a partir de los que al efecto esgriman en cada caso Mario Alberto Mejía o Enrique Núñez; puede muy bien no aceptarse tal reto, claro que en tal caso, hay que tener presente que en la festividad de los “fieles difuntos”, éstos suelen visitar a los vivos.

albertoperalta1963@gmail.com

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Atilio Alberto Peralta Merino
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