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Cuentan que desde la antigüedad las diferencias de opinión acerca de los  asuntos sociales, económicos, de Estado y hasta de favores sexuales se dirimían lejos, muy lejos de la arena de las ideas, como recientemente me ocurrió, mejor sea dicho, me ha ocurrido varias veces, sin embargo por esta ocasión me voy a referir a algunos miembros de un grupo que se hace llamar “A los panistas nadie nos para”, eslogan, frase, o lo que sea, me parece respetable siempre que se haga con responsabilidad, algunos de ellos afirman de manera irresponsable, como si fuera la pura verdad que Rafael Moreno Valle es el mejor Gobernador que ha dado Puebla, lo que por supuesto puse en tela de juicio por haber sido testigo de sus despilfarros y arbitrariedades.

Con todo respeto y desde mi modesta opinión, no creo que Rafael Moreno Valle tenga derecho a compartir un lugar en la lista de poblanos ilustres con distinguidos personajes que vio nacer esta tierra como Gilberto Bosques Saldívar, Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, José María La Fragua, Juan Nepomuceno Méndez y un larguísimo etcétera.

Me explico, dicen sin rubor que el susodicho Gobernador le regresó el lustre a la entidad y proyectó a Puebla en el plano internacional, que su obra pública fue muy importante; perdón pero no estoy de acuerdo, hizo más obra y de mejor significado en lo económico Manuel Bartlett, aunque usted o yo no estemos de acuerdo en algunos de sus métodos, eso no está en juicio en este documento, hasta Maximino Ávila Camacho, Fausto M. Ortega, Aarón Merino Fernández y el Doctor Humberto Toxqui por citar a algunos, hicieron más por la entidad  que Rafael Moreno Valle.

En cuanto a la proyección nacional e internacional que dicen que promovió ese Gobernador me permito desilusionarlos, si hubo proyección nacional e internacional, pero esta fue de su propia persona, quería ser Presidente de la República y en ese empeño dilapidó recursos, múltiples recursos.

Independiente de lo anterior y de las obras medianamente destacadas como algunos hospitales que no funcionan, museos como el Barroco, el Centro Integral de Servicios de Angelópolis, debo mencionar la rueda de observación desde la que no se observa nada, el trenecito y el teleférico chiquito, las inoperantes ciclopistas, sin dejar de mencionar la compra de los dispendiosos helicópteros que lo transportaron diariamente de Casa Puebla a su oficina y de regreso, que iban por la comida que el señor quería disfrutar.

Para explicarle al amable  lector el calificativo que se le da a algunas de las obras mencionadas por esos personajes me permito comentar qué son elefantes blancos.

El elefante blanco es un paquidermo originario de Asia y que  considerado sagrado, solían obsequiarlo a los mandatarios de la región pero no servían para nada más que satisfacer el ego de dichos gobernantes, ni para el circo servían,  también se los regalaban a personajes caídos en desgracia o de la gracia de los principales, por el hecho de ser sagrados no podían deshacerse de ellos y estaban obligados a cuidarlos y mantenerlos sin percibir ningún beneficio, hecho que los llevaba oficialmente a la más espantosa de las ruinas.

De ahí proviene la expresión que califica a determinadas obras de gobierno.

La prepotencia, pedantería y soberbia del personaje no tiene defensa.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères

25 de abril de 2020

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