Comparte con tus amigos

Si mi trabajo diere por resultado hacer que la generación venidera sea más cauta que la presente, podré lisonjearme de haber producido el mayor bien que puede resultar del estudio de la historia
Lucas Alamán

En las postrimerías de su gobierno, Lázaro Cárdenas pronuncia un discurso (20/02/1940) en el Congreso de Guerrero. Manuel Gómez Morin le responde ocho días después. Estos dos discursos contienen el tipo de Estado y los principios que deben orientarlo, con enfoques totalmente diferentes entre uno y otro.

Se ha dicho que el PAN nace para oponerse al gobierno de Cárdenas. De haber sido así, no se habría fundado al final de su administración (1939) y se habría desvanecido con el gobierno de Ávila Camacho que constituyó, en los hechos, la negación del cardenismo. Cosío Villegas sostiene que el general Cárdenas eligió sucesor con el propósito de consagrarse como el último presidente auténticamente revolucionario.

Las tesis de estos discursos son totalmente opuestas. Destacan seis puntos en los que se oponen radicalmente. La historia le dio la razón a Gómez Morin:

1. La educación socialista, concluye con la modificación al artículo tercero constitucional (1946). Conforme a la reforma al mismo artículo, en 1992 se abrió la posibilidad de impartir instrucción religiosa en escuelas particulares.
2. El reparto de la tierra terminó en 1992, con una reforma al 27 constitucional.
3. El partido oficial dejó de serlo con su derrota el dos de julio de 2000.
4. La cláusula de exclusión fue declarada inconstitucional por la SCJN en 2001.
5. La colectivización impuesta desde el gobierno como sistema económico para organizar la empresa se acabó con Ávila Camacho.
6. La intervención del Estado como empresario fue desapareciendo en los sexenios siguientes al cardenismo.

Carlos Castillo Peraza denominó a lo anterior, la victoria cultural del PAN. El meollo del asunto radica en determinar qué debe hacer el Estado y qué le corresponde a los particulares. Gómez Morin señala al respecto:

“El gobierno es el rector, es el director, es el orientador, es el juez. En el mundo moderno, claro, el gobierno tiene una capacidad inmensa que debe ser puesta al servicio de esta causa. ¿Hasta dónde llega la posible actividad del gobierno y hasta dónde debe ser actividad de los particulares? No se puede definir en cifras sino en conceptos: todo aquello que los particulares no puedan hacer y sea indispensable lo debe hacer el gobierno, indudablemente.”

Hoy subsiste una gran ambigüedad para deslindar lo público y lo privado, de manera muy relevante, en la definición de la política social.

Analizando el presupuesto, son evidentes las enormes limitaciones para enfrentar las más elementales tareas. Darle prioridad al rescate de Pemex o a obras innecesarias, regalar dinero antes de satisfacer necesidades urgentes en seguridad, salud y educación, es una irresponsabilidad monumental. Independientemente de la austeridad, lo primero es otorgar los servicios, primera obligación del Estado, después abordar lo secundario. Ese es un mensaje reiterado en la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, tan popular hoy en día.

Es obsesión de cada nuevo gobierno anunciar nuevas alboradas, cuando las cuestiones fundamentales siguen siendo las mismas. Para nuestro infortunio, seguimos entrampados sin definirlas.

El PAN debe destacar las propuestas de su fundador. Concluyo con otro pensamiento suyo:

“Si la causa primera de los males del País es la confusión mental y moral; si no consiste en que México quiera el mal ni estriba en que falte la decisión necesaria para procurar el bien, sino en esa confusión que hace difícil saber dónde está el mal y quiénes lo gestionan, ninguna tarea más urgente, ni más útil, que ésta de precisar, sin odio para nadie, pero en lucha incesante contra el mal, la situación en que se encuentran la Nación, por una parte, y el grupo en el poder por la otra.”

Por: Juan José Rodríguez Prats

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *