La duración del duelo ante una pérdida dura tanto como lo que significa para la persona el bien perdido, la pérdida de un hijo o de una mascota suelen ser de tal manera perturbadoras que la temporalidad del duelo puede rebasar los límites que la costumbre impone, de hecho, en ambos casos, superarla puede requerir la ayuda de un profesional.
Igual o más difícil resulta el duelo que experimentan los hijos con la separación de sus padres, el proceso de la pérdida es largo y complicado, requiere de atención especializada, un psicólogo si se tiene con qué pagarlo, un sacerdote, rabino, pastor o un ministro de cualquier culto religioso, un maestro o una maestra son algunas de las alternativas posibles para superar el trance.
Cuarenta días según la Biblia son suficientes para sobrevivir a un duelo, yo supongo que en muchos de los casos son los necesarios para alcanzar el consuelo, lo cual no quiere decir que en el consciente o el inconsciente del individuo no se pueda instalar la pérdida, en un apartado muy especial y de acuerdo con el tamaño de la misma.
Han pasado cuarenta días y poco más del 1 de julio de 2018, los mexicanos todos experimentamos un cambio radical en nuestra percepción de la política, de hecho, quienes preferimos una opción distinta a la que obtuvo el triunfo, tuvimos que superarlo, a algunos les ha costado más trabajo, tal vez aceptarlo y asumirlo les lleve mucho más tiempo, algunos lo harán hasta bien entrada la próxima administración y otros no lo podrán hacer nunca; por el bien de todos, hay que comprenderlos y de ser posible consolarlos para que superen de la mejor forma el traumático proceso, de hecho esa debería ser nuestra obligación moral.
Lo que está fuera de la realidad, me cuesta mucho trabajo entender es la situación contraria; después de más de cuarenta días, algunos de los seguidores del Presidente Electo, aunque sea paradójico, no terminan de asumir el resultado, quieren venganza a cualquier precio, un día sí y otro también publican en las redes, reales o supuestas fechorías de sus adversarios mentales, las más de las veces imaginarios.
Un Diputado saliente llevándose sus cosas personales está desvalijando a la Nación; la esposa del Presidente está obligada a rendir un informe de sus resultados como si fuera funcionaria pública (su puesto es honorario y no recibe sueldo), el hijo de un Senador saliente es propietario de un automóvil de oro y de un lujoso Lamborgini, propiedad que comparte con los hijos de presidentes y políticos de las más diversas partes del mundo, ya sabemos que ese Senador y líder sindical es corrupto y perverso, de hecho, yo espero que los miembros de su organización gremial reúnan las pruebas y las presenten para que la autoridad lo consigne correctamente.
Es muy probable que mi conclusión no sea del agrado de ellos, algunos simpatizantes del Presidente Electo, no han asumido su realidad, siguen haciendo campaña, todos los días y a todas horas publican en sus redes, críticas y denuncias con pruebas deficientes o inexistentes que no le aportan nada a ellos ni a los que no somos como ellos; estoy seguro que están viviendo un duelo personal terrible, el uno de julio pasado murió de muerte natural el viejo sistema y con el murió el objeto de sus frustraciones, ya no tienen ni tendrán a quien acusar de corrupto, abusivo y ladrón, aunque existan versiones modernas de personajes que se comporten de esa forma.
Sería buena onda que nos cooperemos para crear una Fundación que se ocupe de pagarle el psicólogo a los damnificados del tsunami mexicano del uno de julio, incluidos por supuesto “las viudas” del “antisistema”.
Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillėres
12 de Agosto de 2018