Comparte con tus amigos

A Josué, Arturo, Mildred y Daniel

14 de junio de 2020

La tarde ha caído y está lloviendo. El sol de este domingo no se ocultó como siempre.

Hoy hubo un sentimiento de tristeza.

Mientras medito acerca de tu ausencia, la lluvia continúa.

Mientras mis ojos observan tu foto con esa sonrisa en aquel 10 de mayo del año pasado, es ineludible sentir un nudo en la garganta y gritar en tu cuarto “te extraño” sin que nadie más que el silencio responda.

Justo ahora, sentado frente a la ventana recuerdo que guisabas chiles en nogada durante la temporada de septiembre, y te alegraba no sólo que te ayudara a venderlos con mis colegas del hospital, sino que te comentaran: “deberías estar al frente de un restaurante”, “te quedaron deliciosos”, o “son un manjar”.

Si bien este viernes Dios te llamó a su lado, aún tenías una vida por delante, aún estabas muy joven, víctima del Covid-19 siempre afirmaré que no es justo que te hayas ido tan pronto, aunque los designios del Señor sean misteriosos y perfectos.

Ojalá mi mente pudiera recordar cómo me cargaste desde los nueve meses en tu vientre para tenerte grabada a cada segundo de mi pensamiento todos los días. Me criaste, me diste educación, valores, principios, todo el amor del mundo; me enseñaste a ser autónomo, humilde, íntegro. Me enseñaste todo menos a olvidarte.

  • ¿Y mañana, y pasado?
  • ¿A quién voy a abrazar al despertar?
  • ¿A quién le daré los buenos días?
  • ¿Quién me dará la bendición al irme a trabajar?
  • ¿A quién le intercambiaré las tazas de café sin azúcar?
  • ¿A quién acurrucaré por las noches?
  • ¿A quién llamaré a casa preguntando: mamá estás bien?

Después del funeral, tu casita está vacía como mi alma, sólo le pido a Dios me reconforte y me dé fuerzas para superar tu pérdida. Te voy a extrañar siempre mamá.

La mamá de Josué, uno de los mejores enfermeros del ISSSTE que día con día lucha con todo contra el letal coronavirus, partió del mundo terrenal dejando en él un dolor inmenso. Al igual Daniel, un menor de tan sólo 15 años, que si bien no habita en la capital de Puebla, es muy allegado al reportero, el adolescente trabaja con su tío en la elaboración de queso allá en El Ojital, Veracruz.

En ambas situaciones la muerte se presentó cuando menos se lo esperaban, cuando más seguros y protegidos creían estar, por ello si tiene alguna diferencia por muy mínima que sea con su hij@ o con su madre, recuerde que la vida es tiempo y en un tronar de dedos pasa el día, las horas, pasa la tarde, la noche.

No espere a llorar cuando todo está perdido, no espere a pedir perdón cuando ya no podrá escucharle: hoy es el momento. Y Arturo, sé que es difícil que en donde te encuentras puedas leer estas líneas, pero tu familia eleva sus oraciones a Dios para que salgas pronto de donde te encuentras y recuperes tu salud.

Arturo Muñoz trabajó sanitizando diferentes calles de la ciudad de Puebla en el Departamento de Limpia, por lo que el hipoclorito de sodio que se emplea para la desinfección le causó serios estragos en su sistema inmunológico a grado tal de presentar la sintomatología de SARS COV 2 que ahora es atendida en el hospital.

Recuerde, está a tiempo…  

Posdata

Hoy día hay muchos héroes de blanco en los hospitales luchando contra un rival infausto. Tienen la misión de salvar vidas, la encomienda de regresarlos sanos y salvos a casa, sea conciente, si no tiene qué hacer fuera NO salga y quédese en casa.

Por: Arnoldo Márquez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *