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Y DESPUÉS LLEGÓ EL FRANQUISMO

Los miserables que acceden a los cargos, cuanto más indignos son al llegar a ellos tanto más ociosos se hacen y más se llenan de insensatez y de engreimiento.” DEMÓCRITO.

Siguiendo con los apuntes de Historia de Cataluña, para mayor proveer a la presbicia histórica de Salvador Illa, “presidente del gobierno alternativo de Cataluña” como se hace llamar, y no sólo en la intimidad.

Del Decreto de Nueva Planta (1716), mejor ni “meneallo”. Real Cédula de Felipe V, estableciendo las disposiciones fundamentales que regularían la dominación política borbónica en el Principado. Significó el fin de Cataluña como entidad política diferenciada y sustituida por un régimen absolutista, y una nueva administración, de marcado significado militar y castellano. Un organigrama político fuertemente jerarquizado. Y para poner contentos al personal un real catastro, que según Melchor de Macanaz lo veía como “un tributo de vasallaje” a partir del cual se conseguiría que los “rebeldes súbditos catalanes” “todos reconozcan un superior en la tierra; pues no es otra cosa un tributo que un signo de vasallaje y reconocimiento a la majestad”. ¿Os suena lo de rebeldes? Pues siguen con la misma coletilla los Marchena y otras “puñetas”, con la sombra del Estado cubriendo las vergüenzas jurídicas.

Lo del comercio exterior, tampoco fue un regalo del imperio, puesto que hasta 1765, el tráfico con la América Colonial estaba prohibido para Cataluña. Aunque en la versión 2.0 actual, se hace salir a las sedes de las empresas de Cataluña, para hacer decaer la economía por la presión de los “miserables” del gobierno de la gaviota y la colaboración “especial”, del teléfono rojo del “NipíoVI”.Y el “silencio” colaborador de los republinárquicos de la decaída rosa roja. Siempre llueve sobre mojado.

Aunque los mercaderes catalanes tenían que hacer filigranas mercantiles para saltarse las barreras comerciales. Por ejemplo, El aguardiente, principal producto de exportación, se transportaba a los puertos de Alicante, Cádiz y Lisboa y desde allí eran llevados al Norte de Europa, que a su vez lo llevaba a las colonias americanas. De esta manera Cataluña conseguía: bacalao, tejidos, plata, tabaco, azúcar, etc., al más puro estilo del estraperlo. Lo hispano barriendo para Castilla y prohibiendo a Cataluña su comercio.

El siglo XIX también tuvo sus más y sus menos con la represión de la monarquía española contra Cataluña. Porque entre la guerra contra los franceses, sin contar que el Borbón felón vendió el trono por un plato de lentejas a Napoleón, lo de Trafalgar, las guerras cantonales, que hubo alguno que quería independizarse, las guerras carlistas y otras menudencias por el estilo, que aún me pregunto que se perdió en la Conchinchina (Vietnam). Es que eso de guerrear agota mucho, sobre todo las arcas del estado, y siempre hay que tener una vaca para ordeñar. No olvidemos que durante la primera treintena se independizaron todos los países de Latinoamérica, y eso tiene que doler una barbaridad al bolsillo imperialista.

De los 24 años de reinado de Isabel II, Cataluña estuvo más de 15 en estado de guerra, llegando a estar el 27% de los efectivos militares asentados en el territorio catalán, el doble de tropas que, en Castilla la Nueva, incluyendo Madrid, con lo que ello suponía para la población y la economía.

Y por si el exministro del ejecutivo más progresista de la historia de España, no llega a dar dos pasos en la historia, le apunto unos detalles resumidos de ésta, relacionados con el siglo XX.

Si nos acercamos al siglo XX, podemos hablar de los hechos del Cu-Cut, allá por el 1905, por una viñeta de humor sobre los militares y la palabra “victoria” que dio nombre al banquete de los milicos. Una represión de gran magnitud. O, del golpe de Estado de Primo de Rivera con la suspensión de la Mancomunitat, en 1925 y volviendo Cataluña a estar bajo la autoridad militar. Y si la cosa parecía ir dejando el sombrajo monárquico con la II República, no tardó en llegar otro milico dando otro golpe de estado, en julio de 1936. Es lo que ha ocurrido con los Borbones, que siempre tienen un general a mano para ponerle las castañas al fuego. Aunque esta vez, al militar se le fue la mano y se quedó con todo el puesto de castañas. Y empezó un “nuevo orden” de la mano del franquismo.

EL FRANQUISMO Y SU POLÍTICA DE TIERRA QUEMADA

En cuanto a la ocupación de Cataluña por las fuerzas rebeldes de los nacionales, casi al finalizar la guerra civil, porque si no recuerdo mal la historia, el “levantamiento” fue rechazado desde el primer día, por la Generalitat y el apoyo de la población, dejando un regusto de “venganza” agazapada en el franquismo, que dejó liberar su obsesión contra Cataluña. Desarrollando y aplicando sus consignas golpistas. Significando la destrucción del régimen autonómico y la imposición del más radical centralismo de carácter militar, basado en el discurso ultraespañolista. Los militares estaban por encima de los civiles.

El 19 de julio de 1936 Mola afirmaba:

«Hay que sembrar el terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros»,

Junto a otras consignas plasmadas en decretos, como:

“serán pasados por las armas, en el trámite de juicio sumarísimo […] cuantos se opongan al triunfo del expresado Movimiento salvador de España, fueren los que fueren los medios empleados para tan perverso fin”.

Represión militar sin garantías, ni defensa, ni testimonios. Una represión selectiva. No masiva. Para imponer el “nou ordre” al enemigo: comunistas, anarquistas, republicanos, liberales, masones y, además, los catalanistas.

Un marco legal perverso, donde la Ley de Responsabilidades Políticas del 39 sería retroactiva.

Tribunales de Cataluña y Aragón: 111.261 juicios militares sumarísimos, con 147.000 personas afectas, entre 1939-1947.Alrededor de 40.000 personas pasaron por consejos de guerra en 1939 y 1945, de las unas 4.000 fueron ejecutadas.

Da comienzo a la prohibición por excelencia. Simbología, canciones, himnos, banderas, monumentos, etc. El catalán fue prohibido en su uso público siendo exclusiva el uso del castellano, acompañado de frases que han sido constantes en la vida catalana: “habla en cristiano” o “habla la lengua del imperio”. “La lengua delinque”, no es un instrumento limpio. Es antiespañola.

Josep Benet ha utilizado la frase de “genocidio cultural”, como lo han hecho varios historiadores.

Esta obsesión del franquismo por Cataluña y la existencia de una identidad nacional catalana, sacaron las fobias ultraespañolista a la luz, como la frase de Calvo Sotelo: “antes una España roja que una España rota”. De aquellos polvos estos lodos. “había que hablar en la lengua de Franco “ (La Vanguardia)

La represión cultura llegó a otros sectores: incautación de diarios y revistas, imprentas que pasaron de manos, etc. Habría que preguntar a los Lara como se gestó el Grupo Planeta. Y no precisamente vendiendo libros de puerta a puerta como nos han querido vender la moto del emporio de papá Lara.

Las depuraciones significaron el despido de unos 25.000 funcionarios y empleados públicos, incluso a colegios profesionales. La mitad de los médicos fueron depurados y expulsados.

Un ejemplo de represor típico del momento, lo tenemos en la figura del que fue el gobernador civil Felipe Acedo Colunga, participante de la Sanjurjada en el 32, ensayo de golpe de Estado que fue disuelto a tiempo, junto Sanjurjo, al mando del acuartelamiento de Tablada (Sevilla).Su anticatalanismo era tal que cuando secuestró la revista Aplec (1952) dijo a los editores: ¿Ustedes creen que hemos hecho la guerra para que el catalán vuelva a ser de uso público? Fue conocido como la Mula.

Su política sobre la población emigrante fue de tal dureza, intentando ocultar la emigración y el barraquismo, que se estima en unas 15.000 contradas en el Pabellón de las Misiones, en Montjuic (Barcelona) (hoy desaparecido), antes de ser expulsadas.

Curiosidad: De este elemento represor fue mano derecha el padre de Jorge Fernández Díaz (PP), otro de los “políticos miserables”.

Y en esto de la represión lingüística, tengo una anécdota muy directa de mi amigo Antonio Alcaraz, allá por año 70, cuando compartíamos mesa y charlas en el mismo Bar Bou, de Pueblo Nuevo, en Barcelona, y yo estaba recién llegado a Cataluña y con ganas de saber algo de la historia reciente:

Amigo Paco -me dijo- cómo quieres que mire al franquismo, si teniendo siete años, iba por la calle, agarrado de la mano de mi padre y, yo le preguntaba en catalán, mi lengua materna, y al contestarme de igual forma, se acercaron dos policías de paisano y se pusieron a darle bofetadas en medio de la calle, ordenándole que hablara en castellano. Yo era un niño y esa imagen no se me borrará jamás”. Siempre me ha admirado la forma tan perfecta de hablar el castellano que usaba conmigo. Gracias Antonio.

Lo que me extraña es que el “presidente del gobierno alternativo en la oposición” (PSC) no tenga este tipo de información si su biografía dice que nació en La Roca del Vallés (Barcelona). (continuará con “la Falsa Transición”)

Por: Paco González 

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