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¡Traed madera! ¡Más madera! Dirían los hermanos Marx pegándole fuego al tren de la justicia. Y, así se andan los de las togas negras y el mazo levantado, entre bambalinas y asomando por los escenarios, porque lo que son los camerinos, les quedan pequeños. A punto de incendiar las salas donde reinan sin que se les rechiste ni una mosca.

No hay día que la prensa no les pase revista, si no por una cosa, por la otra, y si no, es lo mismo, la cuestión es estar en el candelero. Cualquier día se van a dar un tiro en el pie y condenarán al acomodador del cine por llevar la linterna encendida. Desde hace algún tiempo se le llama, finamente. “Lawfare “, aunque a pie de calle se la conoce como “Guerra Judicial”, o más bien es una guerra por la vía legal, o una herramienta de poder blando. La cuestión es que se refiere a la persecución política por la vía judicial. O, como dicen en topo.org: ”La utilización de la ley como un arma para destruir al adversario que no pudo ser vencido por la vía electoral”.

Hace unos días, levantaron las “puñetas” ante la UE porque la reforma iniciada por el gobierno “progresista”, no les deja margen de maniobra para sus “chanchullos” electorales o algo parecido. Y aunque siguen en funciones y caducados como los yogures, se aferran al mazo para no caer en la monotonía funcionarial de impartir justicia, que eso tiene que ser muy aburrido, siempre encerrados en las normas, o no, que algunos van por libres. Y, para ello, llega la segunda oleada de “guerreros” bajo el hábito de “jueces del Tribunal Supremo”, algo así como los “Guardias de Corps” del Consejo General del Poder Judicial. Aquellos que entraban en el perfil del ”todo atado y bien atado”, y si es controlando la sala segunda “desde atrás”, mejor que mejor, por “delante y por detrás”. “Ha sido una jugada maestra”.

Aunque, banalizando el vocabulario, esto fue en “lenguaje coloquial” intentaron aclarar. Recordemos que dicha sala es competente para juzgar diputados, senadores y miembros del gobierno, en tanto que la 61, es la sala especial con atribuciones para ilegalizar partidos políticos. Así que, decir que la justicia es un mercadeo entre el PSOE y PP, es quedarse más corto que las mangas de un chaleco. Es un mercadeo como la copa de un pino.

Sin menoscabar la otra “guerra”, la que hay dentro del Tribunal Constitucional. Esta, también, va a buen ritmo. Con el peligro que ello conlleva de dejar bloqueados los recursos de amparo de los condenados por el Supremo en el “procés” del 1-O. Pero como son independentistas, ya tienen experiencia en eso de aplicarles el Derecho Penal del enemigo. No como a los ultras que atacaron la librería Blanquerna que son “patriotas”, y un poco fachas, bueno un poco no, son fascistas y ya está. A esos, hay que esperar que se enfríe el revuelo, mientras alguno huye, otro se presenta en listas de Falange y, así, hasta que la 2democracia” cale en las togas.

Y, ya puestos, parece ser que se ha abierto una grieta en el mismo centro del TC, con el voto particular de dos magistrados del sector progresista, y seguimos sin politizar la judicatura, que cuestionan la proporcionalidad de la condena por sedición, descubierta al leer la sentencia de más de 12 años de prisión para Jordi Turull, y los demás condenados que van tras los pasos. Nunca es tarde si la dicha es buena, aunque maldita la gracia de estar tantos años en chirona porque lo de la sedición hace aguas por todos lados y tiene una base jurídica que da pena y, además, no respetan el principio de proporcionalidad penal, que “debería estar de acuerdo con una interpretación abierta del principio de legalidad y en sintonía con la que está presente en el ámbito de la cultura jurídica común de los países de la Unión Europea”.

No es la única discordancia en la judicatura, respecto a Catalunya y al “procés”. Un magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ha dicho, referente a la inhabilitación del President de la Generalitat, Quim Torra, que “tenía derecho a colgar la pancarta por los presos políticos y retorno de los exiliados”, en la fachada del Palau de la Generalitat que decía: “Llibertat d’opinió i d’expressió”. Incluso la Junta Electoral Central (JEC) la consideró “inocua”, porque entendía que su contenido “no podía relacionarse directamente con ninguna de las formaciones que concurría a las elecciones”.

Después de ser destituido del cargo de presidente, provocar unas nuevas elecciones y todo lo que conlleva elegir un Parlament y un Govern. Alguien se despierta y dice que “tenía derecho”. Aunque el resto del TSJC opina que la pancarta “tenía finalidades partidistas”.

Aunque, yo creo, que desde que tienen el ”aliento” del Tribunal Europeo de Derechos Humanos detrás de la oreja, junto a las collejas que están recibiendo por vulneración de derechos de toda clase por los tribunales europeos, les tiene en “estado de alerta” y no por lo del Covid19, que eso del prestigio es muy importante y no viene a cuento dilapidarlo, continuamente, por el “conflicto catalán”. El gremio es el gremio, o no.

El último conato levantisco es el enfrentamiento perverso entre los representantes nombrados por el PP contra los del PSOE, para que se debata lo de plantear ante el TC un “conflicto de atribuciones con requerimiento previo a la Cortes Generales”, al que llaman “órgano invasor”. ¡Gensanta! Y eso que “no están politizados”, y por si es poco, involucrar al “Defensor del Pueblo” para que interponga recurso de inconstitucionalidad contra la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, un proyecto del PSOE y Podemos. “Contubernio filocomunista, o algo peor” dirían las mentes del OPUS que viven a la sombra de las togas cavernarias. Y por detrás, o por delante, tenemos a los de Vox y al PP enmarañando la madeja para complicar el “asunto”. Aunque el intento “ha fracasado porque el Pleno ha rechazado acudir a dichas instituciones, ya que no ven clara la estrategia, a pesar de estar en contra de que se modifiquen sus funciones. Los vocales han rechazado por 13 votos a 8 (los del PP) impugnar la reforma en marcha.

¡Ojo! Que la UE, también sale salpicada, por cuanto, para no dejar hilos sueltos, que de eso saben mogollón, una vocal del CGPJ, ya ha preparado un “informe” (de parte), para enviar a la Comisión Europea para que el “Informe sobre el Estado de Derecho 2021, recoja una “postura” del Poder Judicial. Las malas lenguas dicen que el presidente del Consejo, un tal Lesmes, ha votado en contra, porque parece ser que como está caducado y está esperando que una puerta giratoria le de paso en otro “recinto político”. Al tiempo. Que hay algunos que hilan muy fino.

Y otra, que tal lo baila, es la Audiencia, sea Nacional, o provincial. De casta le viene al galgo, sus antecedentes en el TOP. Sin comentarios. En este caso la de Barcelona. Que tenía en la recámara judicial una carga “explosiva” de gran tamaño. Ha confirmado el procesamiento de 29 cargos del Govern Catalá, acusándolos de participar en la preparación del Referéndum del 1 de Octubre de 2017. A los tres años y medio suelta lastre y se une a los “deseos” de la Fiscalía. Aunque esta vez, no se cree de la misa, la mitad, de lo que decía el juzgado 13 de Barcelona y quieren que vuelvan a declarar de nuevo. Malversación, desobediencia, falsedad documental y prevaricación. Así no hay manera de fallar, algo les tocará.

Por si alguien no lo había notado, esto del procés del 1-O tiene mucho juego, tanto judicial como político. Se estira y encoge según conveniencia. Un retraso algo sospechoso ¿A quién? O ¿A quiénes? No se sabe pero que hay algo que mueve los hilos, seguro.

O es que ¿Se quiere reproducir el juicio del 1-O?, llevado a cabo por el Tribunal Supremo. Otro macrojuicio al independentismo. Cada vez que las urnas hablan los juzgados salen en portadas, mostrando los rehenes que aun tienen en las “puñetas” de sus mangas negras.

Y no digo nada sobre el Tribunal de Cuentas, que ese si que tiene telarañas debajo las togas, aparte del olor a “franquismo rancio, y ser el vigilante de los partidos, elegido por los partidos, es un reducto de la ultraderecha más rancia. Pues, este Tribunal, sigue tras los pasos de Puigdemont, Más y Junqueras de los “fondos, “supuestamente” dedicados al procés”, ahora con el Diplocat, sin haber visto nada sobre la caja “B”, o sobre la fiscalización de las cuentas de la Iglesia, o se cambia de óptica o de profesión, aunque esta le viene de perilla y muy “familiar”, con “enchufes que supera los 100 empleados, elegidos entre familiares y allegados al Tribunal, y la mayoría de la gaviota. Tampoco hablo de la jueza del 18 de Barcelona que tiene un perfil de claroscuros tenebrosos (el documental “Ciutat Morta”, le peina sus méritos), que se encarga de investigar a Raül Romeva, Victor Cullell y Albert Royo, todos relacionados con el DIPLOCAT.

Todos juntos, en un ¡Aporellos” patriótico contra todo lo que tenga un parecido con el independentismo catalán, es algo así como el juego del Jumanji, que nunca sabes de donde sale la fiera para hacértelas pasar canutas.

Por: Paco González.

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