- En la próxima semana los ciudadanos estadounidenses irán a las urnas a elegir su próximo presidente. Es una decisión entre la “idiocracia” de Trump y la democracia de Biden.
Los resultados marcarán cambios y/o resistencias políticas en el mundo, con especial atención en México debido a su condición geopolítica de colindancia fronteriza hasta condicionar nuestras instituciones políticas fundamentales
La relación de México con Estados Unidos es de orden especial pero muy difícil. Sólo en escasas ocasiones el vínculo binacional mostró tendencias al equilibrio y a la cooperación.
Como ocurrió en el régimen de Benito Juárez y después con Lázaro Cárdenas, mientras que durante el periodo de Venustiano Carranza los intentos de abusos de poder del vecino fueron frenados.
El corolario diplomático expresa que la equidad bilateral es posible en diverso grado, ya sea como acuerdo o como resistencia activa. En resumen, una buena relación bilateral si es posible.
Hoy la 4T enfrenta una relación vulnerada con la detención del General Cienfuegos involucrado en presunta complicidad criminal, a la par que los representantes denuncian la política de energéticos preferente a Pemex, actitud oficial que afecta el Tratado de Libre comercio del TMEC.
Pese a los desafectos se insiste en ofrecer una relación obsequiosa en función de esperar un cambio generoso o de interés político generado desde dentro del gobierno de Washington. Lo que quizás suceda si el presidente Trump sufre una derrota en las urnas.
Durante los doscientos años de nuestra vida independiente la relación diplomática ha sido difícil, con el atenuante de los periodos de gobierno de Benito Juárez, y de Lázaro Cárdenas, gobiernos que operaron en contrapartida con las administraciones de Abraham Lincoln y Franklin Delano Roosevelt, durante periodos que estuvieron bajo el aciago de la amenaza compartida de la guerra de orden civil y la segunda de carácter mundial.
El gobierno liberal encabezado por Benito Juárez se vio afectado por la Guerra de Reforma 1858-1861, así como la invasión extranjera del Segundo Imperio 1861-1867, confrontaba la hegemonía del control religioso del Vaticano en el nombramiento. Posteriormente la pretensión de Napoleón II por imponer un Imperio.
Esta lucha por el restablecimiento de la República estuvo sincronizada históricamente con la Guerra civil entre el Gobierno de Lincoln contra los confederados quienes buscaban la división territorial de Estados Unidos con el derecho a la posesión de esclavos. La victoria forjada dio lugar a la reafirmación del fin del colonialismo europeo sobre América y a la vez al inicio del término de la esclavitud con las libertades civiles en la Unión Americana.
Cabe admitir que el gobierno de Venustiano Carranza también fue una administración puesta a prueba por el desasosiego de Woodrow Wilson, (1913-1921), quien no cesó de presionar con intervenciones directas para tratar de doblegar la naciente soberanía de la Constitución recién aprobada en Querétaro en 1917, lo que tuvo como respuesta una valiente y legítima diplomacia en la Doctrina Carranza, así se supo aprovechar los errores y la situación frágil geopolítica del coloso del norte al quedar atrapado por la Primera Guerra Mundial, el gobierno emanado de la Revolución mexicana impidió que los asuntos de México se decidieran a la sombra de la Casa Blanca. Quizás el famoso “Telegrama Zimerman”, reforzaría en EEUU los sostenes de importancia de México como un vecino mesurado sin ambiciones expansionistas.
Uno de los aspectos sobresalientes del régimen de Cárdenas 1934-1940 fue sin duda, su política exterior, enmarcada en la multilateralidad diplomática, así como en la política de” no intervención y autodeterminación”, con el añadido de una sociedad abierta a los perseguidos políticos. Tanto el reparto agrario como la Expropiación petrolera, además de su efecto en la justicia en la equidad de la riqueza y la propiedad dieron lugar a un ajuste histórico de adecuar la propiedad originaria de la nación con las formas sociales de producción presentes entonces. Ahí se define la clave de una revolución capaz de reconvertir el lastre del pasado colonial en una sociedad dinámica abierta a su transformación recurrente. No obstante, las desviaciones sufridas con posterioridad.
El trato excepcional que Cárdenas tuvo para aprovechar la opción histórica del país vecino, debe entenderse en la situación del riesgo límite de la seguridad nacional de los Estados Unidos: su seguridad nacional.
Una lectura a la que tuvo acceso al comprender que Franklin Delano Roosevelt rescataba a un país en la depresión de 1929, a la vez que se insertaba en el conflicto bélico mundial contra el faci-nazismo, así como también con la circunstancia de conocer el problema de la guerra civil mexicana al haber participado en la invasión a Veracruz en 1914 La historia no deja de dar sorpresas, con la emersión de almas gemelas forjadas en la adversidad: Cárdenas – Roosevelt.
El nuevo escenario de la diplomacia mexicana fue modificado con el trato preferencial bilateral, los acuerdos bilaterales, el intercambio se volvió más específico, pero no mejor comprendido a la vez que se perdió fortaleza en la negociación, al grado que en la actualidad instituciones y organismos estadounidenses son capaces de tomar decisiones que corresponden a la soberanía mexicanas,
El panorama se ensombrece más aún cuando el gobernante de la Casa Blanca retornó a los viejos estilos de la supremacía blanca para tratar de rescatar la pérdida de competitividad de la economía americana, utilizando estereotipos del racismo y la discriminación con el fin de insultar, degradar y atentar al decoro del respeto a la dignidad de las personas y las naciones.
Y ese es el riesgo de la reelección de Trump con un gobierno de «los idiotas»: la «idiocracia»
Por eso es necesario resurja la inteligencia diplomática mexicana
¿No cree usted?
Por: Antonio Tenorio Adame