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La estructura de los calendarios de todas las épocas en Occidente, ha estado sujeta a los intereses políticos de cada tiempo, de ahí que en los Calendarios Julianos hubiese meses dedicados a destacar las figuras de sus gobernantes, de ésta forma Julio Cesar y Cesar Augusto pretendieron perpetuar su nombre en los meses de Julio (Julio)  y el de agosto (Augusto) que Gregorio III en un gesto más adecuado a sus intereses religiosos y para adecuar los tiempos a los ciclos lunares, le concedió al mes de febrero de cada cuatro años un día adicional y al año que lo contiene se le llama en español, bisiesto y tiene mucho que ver con la celebración de las pascuas.

Sin embargo, Gregorio XIII Papa de la Iglesia número 226 que lo ejerció del 13 de mayo de 1572 al 10 de abril de 1585, si resolvió técnicamente el desfase estructural de los ciclos lunares con los calendarios, cuando le agrega un día ms al mes de febrero y decreta la desaparición automática en la Bula Intergravissimas que desaparece del calendario y de la historia los días que se comprenden entre el 5 de octubre de 1582 hasta el 14 del mismo mes y del mismo año.

La instalación en febrero de un vigésimo nono o noveno día cada cuatro años tuvo algunas excepciones en el año 1800 y el 1900 que no tuvieron día 29 en sus respectivos febreros, el año 2000 si lo tuvo en atención que éste es divisible entre 400 de acuerdo con la gregoriana regla, todo sea por justificar el calendario lunar.

Existen muchas anécdotas y curiosidades acerca de los años bisiestos, una de ellas, a la que me quiero referir a continuación tiene que ver con los presagios de buena o de mala suerte que suele asumir los que creen en estas Zarandajas, los griegos por ejemplo le atribuyen características de mal fario “año bisiesto, año siniestro” y por otra los irlandeses aseguran que los bebés nacidos un 29 de febrero tendrán una buena vida.

Lo que si quisiera comentar es que éste año  que es bisiesto y tendremos un día de más, podríamos aprovecharlo porque además cae en sábado para hacer algunas conjeturas que ni al caso vienen, ¿Qué hubiera pasado si en las elecciones del 2018 hubiera ganado alguno de los otros candidatos? Quisiera imaginar algunos escenarios, me pregunto,  ¿a cuantas personas se les habría amputado alguno de sus miembros? En el hipotético caso, muy lejano por cierto, que el ganador de aquella contienda hubiera sido Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón “El Bronco”.

Como se encontraría el estado de las “finanzas públicas” si no se hubiese cancelado el proyecto del NAIM de Texcoco, que hubiera sucedido en materia de seguridad nacional de continuarse con la “guerra a la delincuencia organizada” que seguramente tendría continuidad en el dado caso que los ganadores hubieran sido Ricardo Anaya o José Antonio Meade, ¿Cuánto le habría costado al erario público “el avión presidencial”? ¿cuántos viajes se hubieran hecho? ¿estaría mejor o peor nuestra económía familiar?

La verdad es que yo tengo muchas preguntas que hacerme, pero creo que para no enfermarme, ni fomentar debates y discusiones, prefiero hacer de éste 29 de febrero un día de guardar o si usted lo prefiere, un día de no andar con especulaciones y guardarlas para después.

Por: Alfonso Díaz Ordaz Baillères 

31 de enero de 2020

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