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Por José Ortega

Abogado, escritor

La crisis «sanitaria» nos ha quitado mucho y nos ha aportado mucho también, lo mismo que también son muchas y variadas las facetas y aristas del invento, y que me gustaría exponer.

1. Desde el punto de vista medioambiental parece obvio que la parada en seco de casi toda la actividad con motivo del confinamiento significó al mismo tiempo la parada en seco de la actividad depredadora y destructora del ser humano sobre la tierra que lo alberga, lo alimenta y le proporciona belleza y momentos de éxtasis por la simple contemplación de un paisaje. Los aviones permanecieron detenidos en los aeropuertos, los trenes en sus hangares y los coches en sus garajes. Los cielos volvieron estar limpios, el aire libre de contaminantes y la Madre Tierra creo que suspiró aliviada ante la inactividad transitoria del parásito insaciable, destructor y carente de piedad que la habita.

2. Desde el punto de vista político, estamos siendo testigos y, al tiempo, protagonistas del zarpazo final de la élite globalista contra el género humano. Pocos dudan ya de que todo esto obedece a un plan y, bajo mi punto de vista, ese plan es doble.

En primer lugar; consiste en la demolición controlada de la economía productiva a cargo de los gobiernos títeres para llegar a un futuro en el que cada ciudadano subsista mediante un sueldo publico y de esta manera pierda toda independencia en favor del Estado.

Para Rousseau, el ideal del nuevo ciudadano era el agricultor independiente dueño de su tierra, que se relaciona directamente con el Estado. Esa ultima referencia era una despedida, los gremios medievales, pero lo que aquí importa es el aspecto de la independencia económica, porque Rousseau sabía que, sin ella, la libertad política no significa gran cosa.

Pues bien, es la tal independencia económica lo que los globalistas desean destruir a toda costa, mediante la fórmula de poner a los gobiernos a la tarea de arrasar las economías de sus propios países. Esto podría parecer paradójico, puesto que sin economía productiva no hay tribulación y sin tribulación no puede a ver tesorera para pagar salarios. Sin embargo, la paradoja es pura apariencia, porque la más que probable fórmula consiste en cubrir todo ese inmenso gasto mediante el endeudamiento público.

No hay ningún problema. La banca internacional es capaz de financiar a los Estados de forma ilimitada por que el dinero es para ella inagotable. De hecho, no existe. Ya no es ningún secreto que los bancos fabrican el dinero al darlo en préstamo.

Se limitan a anotar la cantidad en una hoja de cálculo y a transferir al prestatario una capacidad de adquisición de bienes que es una pura convención, por no decir una completa ficción.

Todo el esfuerzo que hace un banco es teclear un número, pero el prestatario (ya sea una persona o un Estado) tendrá que satisfacer la deuda con sacrificio real, esfuerzo real, privaciones y renuncias reales, falta de sueño real y madrugones reales.

Por esta vía, la elite globalista planea obtener un doble objetivo. En primer lugar, la completa sumisión de los ciudadanos respecto al Estado. En segundo lugar, la perpetuación del endeudamiento y, por lo tanto, la profundización cada vez mayor en la esclavitud de la humanidad.

El ataque que estamos padeciendo es el zarpazo de una bestia particularmente feroz que ya no se preocupa en disimular ni se esconde, sino que se exhibe con descaro. Lo único que nos podía salvar, el Derecho, ha saltado por los aires. En España, tanto el gobierno como las Comunidades Autónomas están confinando a la población de forma ilegal. De esta ilegalidad, uno y otras son conscientes, pero esto ni los inquieta ni los detiene, porque están lanzados a una carrera ciega y sorda para servir a sus amos. En realidad, esos presidentes de Comunidad Autónoma que confinan y encierran a capricho burlándose de la Constitución que juraron cumplir y que ahora están tonteando con el toque de queda como si fueran comandantes de la Wehrmacht en territorio ocupado, no son más que payasos haciendo el ridículo y sus actos serían risibles si no fuera porque la misma policía que debería detenerlos y ponerlos a disposición judicial está a sus órdenes y al servicio de sus caprichos de tiranos medio tontos. Solo los tribunales podrían y deberían pararlos, y por eso el Gobierno les ha puesto azúcar en el carburador nombrando Fiscal General del Estado a una señora perteneciente a su propia banda de delincuentes de cuello blanco, para que pueda sabotear a placer las numerosas querellas interpuestas contra él y el resto de los poderes públicos.

El segundo lugar; consiste este plan en implantar la vacunación obligatoria y universal con el propósito, doble a su vez, de obtener una elevada mortandad derivada de sus efectos secundarios y la esterilización de la población a través de la Jeringuilla como vía complementaria para diezmarla.

Aunque el enjambre mediático insista en que la vacuna es la solución que estamos esperando, no es así. La vacuna es el problema, y el pretendido virus no ha sido más que un medio para conseguir el fin que con tanto afán buscaban.

Uno de los países más atacados por la bestia es Argentina cuya cámara de representantes, en un alarde único de aberración legal, ha aprobado la vacunación obligatoria y, al mismo tiempo la exención de responsabilidad de los laboratorios como consecuencia de los más que probables daños que traerá consigo la medida. El descaro y la ignominia de la decisión son tales que faltan las palabras. Habría que remontarse a los horrores de la Alemania nazi o de la URSS estalinista para encontrar un precedente parecido.

Nuestra única esperanza es que la inmensa nube de crédulos asustados deje por un momento de ver el telediario para acudir a vacunarse voluntariamente y que con esto la bestia se dé por satisfecha y nos deje en paz al resto. Se trataría de un mecanismo de selección natural muy oportuno en el que los tontos morirán o sufrirían graves secuelas precisamente por ser tontos.

3. Desde el punto de vista ideológico, el nuevo panorama de pensamiento-acción confieso que me desconcierta. Desde el principio, éramos conscientes de las maldades del neoliberalismo, de la banca internacional y del capitalismo salvaje, y desde el principio creímos a pies juntillas que él marxismo era su contrapunto natural. Pero, al fin, resulta (o más bien siempre fue así) que unos y otros son igualmente globalistas.

La Internacional Socialista o comunista no son cosas de ahora, lo mismo que la consigna proletarios del mundo, ¡uníos! De primeras, el globalismo capitalista propone la solidaridad de la élite financiera, y el marxista la de los trabajadores. Pues bien, la República Popular China parece haber roto ese esquema, al promover una extraña suerte de marxismo capitalista o capitalismo de Estado, de manera que hoy día ya no sabemos bien que significa, que implica y a que conduce eso que llaman ser progresista.

Hace poco, y a la sombra del 15M, quienes con no poca arrogancia se complacían en llamarse a sí mismos despiertos y despreciaban a los que calificaban de dormidos, eran en su mayoría personas afectas al movimiento democracia real ya. La curiosa paradoja consiste en que quienes se apropiaron o pretendieron apropiarse de esa ideología están ahora en el Gobierno aplicando lo que se asemeja mucho a un régimen de terror.

Mi examiga, la señorita X, que me introdujo en democracia real ya —aunque siempre me mantuve en la periferia y mi única contribución al 15M fue mi largometraje documental MAYO—, se dedica a retuitear a Pablo Iglesias y ha roto unilateralmente nuestra amistad de doce años por causa de mis actuales opiniones políticas. Es curioso que ambos partimos de un punto común y de una sintonía máxima y la extraña evolución de la realidad —no de nuestros respectivos pensamientos— nos ha situado en bandos contrarios.

Quiere esto decir que las ideologías se han convertido en algo parecido a la mezcla de ingredientes depositados en una batidora después de darle al botón de puesta en marcha.

4. Desde el punto de vista psicológico, también asistimos a procesos tan inesperados como reveladores. De la misma forma que un adolescente instalado en la confortabilidad del hogar no sabe quién es, de qué es capaz y qué clase de persona lleva dentro hasta que no empieza a sufrir los zarandeos de la vida, así también un adulto instalado en la comodidad de una existencia insatisfecha tampoco sabe realmente qué clase de persona es y qué es lo que lleva dentro hasta que una crisis como la presente le exige una actitud y una toma de postura. Muchos no han sabido dar la respuesta, a mi juicio, adecuada, a la opción entre la pasividad sumisa o la rebeldía activa, y se han quedado fascinado -o mas bien alelados- e inmóviles por las mentiras del telediario a la manera de un conejo deslumbrado por los faros de un coche.

5. Desde el punto de vista moral, hemos asistido a un auténtico espectáculo de degradación y envilecimiento en los que informan y mandan. Uno de ellos es la actitud de los medios de comunicación y su obsesiva insistencia  en fingir que el problema es mucho mas grave de lo que es en realidad, en el lavado de cerebro continuo, en la morbosa exposición pública de docenas de ataúdes pretendiendo que todos sus ocupantes eran victimas del virus, y en la insistencia sofocante con la que el  tema monopolizaba los informativos con la obvia consecuencia  de que por ese procedimiento se inocula el miedo sin jeringuilla y se convence a los crédulos adictos al telediario de que la única forma de salvarse es esa vacuna en la que aguardaban todos los horrores.

Las mentiras en torno al numero de fallecidos por el virus resultan alarmantes. Una doctora con experiencia en tratamiento de COVID-19 en UCI me decía hace poco que un familiar muerto en su propio domicilio como consecuencia de un cáncer habría recibido certificado de defunción por COVID cómo si la muerte se hubiera producido en el hospital, y es razonable sospechar que el efecto es masivo.

Inmoralidad y envilecimiento de unos responsables de sanidad a los que solo cabe calificar de basura con patas es también lo que evidencia la extraña situación vivida en la clínica del Rosario de Ibiza, que estaba tratando con enorme éxito a paciente de COVID-19 con ozonoterapia. Cuando otros hospitales se interesaron por el procedimiento, se cruzaron por el camino los respectivos comités de ética y prohibieron el tratamiento. Parece ser que uno de los responsables pronuncio esta frase para el recuerdo: “Prefiero que se mueran antes que autorizarlo”.

La fuente son las mismas palabras del anestesista de la clínica del Rosario durante una entrevista.  Y nótese por favor que aquel asesino vocacional hablaba en nombre no de una banda de gánsters ni de un equipo de pistoleros a sueldo, sino de un comité de ética.

No menos contrario a la ética y no menos inmoral resulta el criterio de un señor llamado Federico Montalvo que, por alguna razón que me cuesta entender, tiene asignado el cargo de presidente del Comité de Bioética de España. Su nauseabunda propuesta consiste en retirar transitoriamente la patria potestad a los padres que se nieguen a vacunar a sus hijos.

Obviamente, es devolvérselos una vez que los menores indefensos hayan caído en sus garras para pincharles.

Y menos mal, por que siendo esto malo, lo peor no es que las siniestras autoridades de tutela de menores les pinche, si no que los prostituyan o les permitan prostituirse tal como ha sucedido en Baleares, sin absolutamente ninguna investigación y absolutamente. Aquí no hay matices y eso es todo.

Debo añadir que varios meses antes de que todo comenzara vi un informe semanal dedicados a la vacuna. En el reportaje se daba voz, por supuesto, a alguna persona contraria a la vacunación, pero ya entonces sus declaraciones me parecieron extrañamente laxas y supone que el editor había aplicado la tijera a conciencia. Esto, desde luego, nada tiene de raro. No hace mucho tuve en el despacho a un equipo de la Sexta Columna. Tras interrogarme durante cerca de hora y media todo lo que sacaron fue una frase de diez segundos.

En cuanto al Informe Semanal, concluí que se trataba de la típica escenografía falsa del pluralismo donde aparentando dar voz a quienes no piensa igual, en edición seleccionan sus declaraciones más livianas para que en la versión definitiva del reportaje aparezcan con menos fuerza que la cerveza de una botella que ha permanecido sin tapón durante una semana.

En todo caso, me chocó en su momento que viniese con un reportaje que en apariencia sugería puro relleno porque nada tenía que ver con la actualidad. No podía yo imaginar que formaba parte de la estrategia de propaganda y lavado de cerebro, porque ya entonces lo tenia todo organizado.

6. Desde el punto de vista social, todos hemos experimentado el sabor amargo de la ruptura de afectos, algunos incluso en el seno de las propias familias. Personalmente, tuve que renunciar al tradicional desayuno con tres amigas de los viejos tiempos por causas de las mascarillas. Se trata de personas excelentes, buenas y afectuosas que, sin embargo, estaban en el otro lado y que se suponían la mascarilla disciplinadamente tan pronto como se terminaban el café y la tostada, incluso sentadas a la mesa. La cosa se puso mucho peor durante el verano, por que entonces se sumaban unas señoras a las que yo no conocía, pero ella sí. Todas con mascarilla, pero yo no la llevaba y notaba sus miradas de censura porque, posiblemente, temían una muerte temprana (o no tanto) por mi culpa. A este grupo de matronas que me miraban con ojos fijos tras sus mascarillas tuve a bien darles el nombre de comité de lechuzas y nunca más volví.

Lo mismo me ha sucedido en otros ámbitos de mi vida personal. Es como si hubiera instalado un clima de guerra civil psicológica entre los crédulos y los que ellos llaman despectivamente negacionistas.

Pero no hay motivo para la aflicción. Personalmente, y no soy el único, debido a la crisis he podido experimentar la incomparable delicia de recibir en mi vida a personas nuevas y afectos nuevos. A diferencia de los antiguos, estos recién llegados son personas afines que conmparten conmigo el mismo modo de ver la vida en general y la situación presente en particular. Y puedo asegurar que no hay comparación posible.

Lo viejo se marcha porque se tenia que marchar y creo que lo mas sensato es dejarlo ir. Sin confusión: Nunca daré la espalda ni rechazaré a mis amigos de toda la vida, pero tampoco intentaré retenerlos, ni mucho menos tratare de convencerlos o de ejercer sobre ellos es labor de apostolado que tanto se escucha en alas redes sociales e intentar que despierten. No es mi intención hacer despertar a nadie. No soy un profeta ni un reloj despertador y mis congéneres han alcanzado todos la mayoría de edad y están felizmente dotados de libre albedrío.

Si no fuera por la tragedia humana que nos ha asolado, colmaría de bendiciones a los responsables de la situación, porque sin ella me habría visto privado de la amistad de todas las personas que he conocido recientemente, de su excelencia y de su humanidad.

Artículo tomado del libro:

“El engaño más grande en la historia de la salud”

Enviado por:

Juan de Dios Flores Arechiga.

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