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En el sexo y en la política, obstinarse es peligroso…

La obstinación es la actitud de terquedad en los propios puntos de vista u objetivos.

Si alguna vez has visto a un niño de dos años querer algo que le ha sido negado, has sido testigo de la obstinación en estado puro.

Los adultos también muestran obstinación cuando se niegan cambiar de opinión o de adecuar sus objetivos.

En el sexo, ser obstinado te puede llevar a una terrible frustración… hay quienes se empeñan en lograr el amor -o la entrega- de quien nunca asentirá, y en ese trance dejan pasar mil oportunidades aún mejores que aquello que se les niega… pasan los años y quedan amargados…

Si realmente supieran lo que quieren -que no es a una persona en específico sino una satisfacción- abrirían sus miras y encontrarían lo que realmente les daría lo anhelado… pero aunque no saben lo que quieren, lo quieren con terrible obstinación… esa que surge de la estrechez del espíritu…

Desde otro ángulo, digamos que el sexo deriva en una persistente aventura que se convierte en amor. Dejarse caer al primer obstáculo, a la primera divergencia seria, en los primeros aburrimientos, no es sino una desfiguración del amor. Un amor verdadero es aquel que triunfa duraderamente, a veces duramente sobre los obstáculos que el espacio, el mundo y el tiempo le proponen. Eso es persistencia… no obstinación…

Tanto en la música “romántica” como en el cine y sobre todo en las telenovelas, es recurrente el tema del despecho… y nada más peligroso que una mujer despechada…

Nuestro amor es el más idiota, yo por él y él por otra.
Nunca es tan terca la obstinada, como cuando mantiene una querencia equivocada.
Lo nuestro jamás habría sido un bestseller, más bien es como una telenovela de las malas.

Podemos decir que persistencia es la acepción positiva y que obstinación es la negativa ante diversas situaciones que la vida plantea… debe haber sensatez para distinguir en qué ser persistentes y en dónde no caer en la obstinación…

La obstinación es la terquedad que se afirma sin poder justificarse; es la perseverancia sin motivo claro, es la exacerbación del amor propio que se constituye en tenacidad ante lo irrealizable… y los más obstinados suelen ser los más equivocados, porque no han aprendido a ajustar sus acciones y objetivos a lo que indican las circunstancias…

La diferencia entre persistencia y obstinación es que una viene de una fuerte voluntad y la otra de una inmensa pretensión, y las pretensiones suelen desdibujar la realidad… En la política, la obstinación es causa de muchos, muchísimos fracasos y frustraciones porque suele confundírsele con la tenacidad…

En nuestro medio, las carreras políticas suelen darse de diversas maneras… Quienes escalan puesto por puesto persistentemente… donde algunos ven coronada su perseverancia con el anhelado puesto y muchos obstinados han de conformarse con los remanentes… Otros irrumpen de pronto y llegan a la cumbre… y para ello se requiere un gran talento y una gran oportunidad, o un gran padrino y simplemente talento… También hay carreras intermitentes cuya exitosa continuidad depende de discernir oportunamente cuando es posible ganar y cuando lo más importante es no salir derrotado…

La pobreza de metas produce obstinación, pues no se alcanza a ver más allá de lo inmediato, quedando atrapados en una indeseable circunstancia… Los tercos se obstinan en querer posiciones que se les niegan de momento y gastan sin resultado el capital político que pudieran aplicar más adelante.

En la política algunos tienden a clasificar a las personas en buenas o malas, pero ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos, y cabe decir que puede ser mejor un vicio ocasional que una “virtud” obstinada… porque frecuentemente vemos políticos cuyas virtudes son más sórdidas que muchos extravíos… Lo vemos cada mañanera donde las supuestas “virtudes” de la T de 4ª están saliendo más caras al país que los innegables vicios neoliberales…

En la lucha política se depende de infinidad de factores externos fuera del control de -muchos y a veces todos- los actores involucrados, conllevando con frecuencia a procesos entrampados cuya resolución no está en obstinarse en aquello que lo provoca, sino en un cambio de tablero de juego que permita replantear la situación y darle adecuado cause…

Por: Luis Paredes M

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