Cuando estás repleto de pensamientos, la mente está borrosa, tu visión no es clara. Pero ¿qué hacer? Ahí están los pensamientos. Déjalos estar ahí. ¡Tú no te impliques! Déjalos estar ahí; no te involucres en ellos. Se mueven por sí solos, déjalos que se muevan. ¿Por qué tendrías que involucrarte y molestarlos? Fluyen como un arroyo; déjalos fluir. Tú siéntate en la orilla y descansa.
Diles a tus pensamientos: «Está bien, si hay nubes en el cielo, si hay árboles, ríos y océanos en la Tierra, ¿por qué no va a haber pensamientos en mi mente?». ¡Acéptalos! ¡Está bien! Si los aceptas y les dices que está bien, sentirás un cambio repentino, porque ellos necesitan tu energía para moverse.
Y si no te involucras, poco a poco la energía se retira por sí sola. Se va haciendo menor y menor. Y llega un momento en el que los pensamientos vienen solamente cuando se les necesita.
Los pensamientos en sí no son una carga; lo que es una carga son los pensamientos innecesarios, ellos son los que nublan tu visión. Esta niebla es debida a los pensamientos innecesarios.
Cuando te quieres mover usas las piernas; cuando quieres pensar usas los pensamientos; cuando te quieres comunicar usas la mente. Pero cuando estás sentado bajo un árbol ¿para qué continuar moviendo las piernas? Parecerás un tonto. Pero aun así tu mente continúa moviéndose.
La mente es una función, y la función es útil en el momento oportuno. Cuando se la necesita, la mente comienza a funcionar. Yo os estoy hablando a vosotros: la mente está funcionando, si no fuera así ¿cómo os podría hablar? Sosan está diciendo algo, ¿cómo podría decirlo si no hubiera mente?
Pero en el momento en que ha dejado de hablar la función se anula, entonces no hay mente; igual que no hay piernas, por que cuando no se mueve no están aquí.
Cuando tienes hambre comes; cuando te quieres comunicar usas pensamientos; cuando no tienes hambre no sigues comiendo. Sin embargo, hay gente que continúa masticando chicle, que fuma; pero masticar y fumar son solo sustitutos de la comida a ellos les gustaría estar comiendo constantemente, pero eso es imposible porque el cuerpo no lo toleraría, así que tiene que hacer algo con la boca. Y por eso mastica chicle, fuman o hacen algo….
Por ejemplo, en el pasado a las mujeres no se les permite hacer todas esas estupideces que a los hombres les están permitidas. No se les permitía fumar. no se les permite masticar chicle o cosas por el estilo; no estaban bien vistas. Así que, ¿Qué hicieron? Empezaron a hablar. Es por eso que las mujeres hablan porque necesitan un sustituto. La boca tiene que estar siempre ocupada. Y ellas empezaron a hablar.
No se puede encontrar dos mujeres sentadas que no estén hablando; a no ser que sean inglesas, que no son mujeres en absoluto. Se les ha reprimido tanto que se han vuelto como zombis. Si no es así, las mujeres siempre están cotorreando; como los pájaros en los árboles, cotorreando.
Precisamente el otro día unas cuantas mujeres estaban trabajando aquí, en el jardín. Se pasaron todo el día charlando; ¿el día entero! Sin razón alguna…, pero charlaban. Es solo la boca que quiere comer constantemente.
Ves a la gente sentada en el teatro. Están constantemente moviendo las piernas. ¿Por qué se sientan? iTendrían que salir y moverse! Están haciendo las dos cosas. No pueden sentarse en silencio. Y eso es lo que le ocurre a tu mente.
La mente es buena en sí misma. Todo es bueno en sí mismo, en su lugar. Cuando la mente sea necesaria, úsala; cuando no sea necesaria, ponla a un lado. Tú sigues siendo el maestro y todo lo demás es una función.
Pero la mente ha asumido el mando. sea lo que sea que estés haciendo, ella sigue y sigue; al igual que una radio que no puedes apagar porque se le ha estropeado el botón y sigue siempre encendida. Estás durmiendo y la radio continúa. Estás descansando, comiendo, haciendo el amor, y la radio continua. Y tienes que aguantarla constantemente. Poco a poco, te vas volviendo insensible al hecho de que la radio siga encendida; simplemente no escuchas.
Eso es lo que le ha ocurrido a tu mente. Sigue y sigue y sigue; no sabes dónde está el botón para apagarla. No escuchas simplemente la soportas, la ignoras. Lo has dado por hecho como si tuviera que ser así.
No es así, de ser así no podría ocurrir un buda. Y cuando digo esto, lo digo a través de mi propia experiencia. No es así. El botón se puede sustituir. Eso es lo único que hacen las meditaciones. No te conducen a la iluminación, lo único que hacen es poner el botón que faltaba o arreglar el que estaba roto o bloqueado, o que todavía no funcionaba, o que no sabías cómo usar.
La meditación es una técnica, y la técnica puede ayudar solamente a la función, no a tu ser. Así que ninguna meditación te conduce directamente al ser, simplemente arregla tus funciones. Entonces el zapato encaja perfectamente y te iluminas.
Chuang Tzu tiene razón: «Cuando el zapato es el que corresponde al pie, te olvidas del pie». Cuando cada función encaja, el cuerpo se olvida; cuando cada función encaja, este mundo de apariencias desaparece. ¡Estás iluminado! De repente todas las cosas están iluminadas tal como son.
Del Libro de la Nada.
“Hsin Hsin Ming” (Osho)
Por: Juan De Dios Flores Arechiga
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