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La personalidad es lo adquirido.

La esencia es lo que le es propio. La personalidad es lo que no le pertenece. La esencia no se puede perder, no se la puede cambiar o dañar tan fácilmente como a la personalidad. La personalidad puede ser cambiada casi completamente con el cambio de las circunstancias; se puede perder o dañar fácilmente.

Si trato de describir lo que es la esencia, debo decir, ante todo, que es la base de la constitución física y mental del hombre. Por ejemplo, un hombre es por naturaleza lo que se Ilama un buen marinero, otro no lo es; uno tiene oído musical, otro no lo tiene; uno tiene capacidad para los idiomas, otro no. Esta es la esencia.

La personalidad es todo lo que se ha aprendido de una u otra manera; en lenguaje ordinario, «consciente» o «inconscientemente». En la mayoría de los casos «inconscientemente» significa por imitación, lo que, en efecto, desempeña un papel muy importante en el desarrollo de la personalidad. Aun en las funciones instintivas, las que naturalmente deberían estar libres de personalidad, hay generalmente muchos así llamados «gustos adquiridos», es decir toda clase de gustos y aversiones artificiales, todos adquiridos por imitación e imaginación.

Estos gustos y aversiones artificiales desempeñan un papel muy importante y desastroso en la vida del hombre.

Por naturaleza, al hombre le debería gustar lo que es bueno para él y tener aversión a lo que es malo para él. Pero esto es así sólo mientras la esencia domina a la personalidad, como debería hacerlo; en otras palabras, cuando un hombre es sano y normal. Cuando la personalidad comienza a dominar a la esencia, y cuando el hombre se vuelve menos sano, comienza a gustarle lo que es malo para él y a disgustarle lo que le es bueno.

“Esto está relacionado con la causa principal de lo que puede estar mal en las relaciones mutuas entre la esencia y la personalidad”

Normalmente, la esencia debe dominar a la personalidad. En ese caso la personalidad puede ser verdaderamente útil. Pero si la personalidad domina a la esencia, esto acarrea pésimos resultados.

Se debe comprender que la personalidad es también necesaria para el hombre; no podemos vivir sin la personalidad y sólo con la esencia.

Pero la esencia y la personalidad deben crecer paralelamente y la una no debe desarrollarse más que la otra.

Entre personas sin cultura pueden ocurrir casos en que la esencia se desarrolla más que la personalidad. Los así llamados hombres simples pueden ser muy buenos, y aun hasta hábiles, pero son incapaces de desarrollarse de la misma manera que otros con personalidad más desarrollada.

Entre la gente más culta, a menudo se encuentran casos en que la personalidad está más desarrollada que la esencia y en tales casos la esencia permanece en un estado a medio crecer o a medio desarrollo.

Esto significa que, con un rápido y temprano desarrollo de la personalidad, el crecimiento de la esencia prácticamente se puede detener en una muy temprana edad, y vemos como resultado a hombres y mujeres de apariencia adulta, pero cuya esencia permanece en la edad de diez o doce años.

En la vida moderna hay muchas condiciones que favorecen enormemente este subdesarrollo de la esencia. Por ejemplo, la afición por el deporte, especialmente por la competencia deportiva, puede detener muy efectivamente el desarrollo de la esencia y algunas veces a tan temprana edad que ya nunca se puede recuperar totalmente.

Esto nos muestra que no se puede considerar a la esencia como conectada solamente con la constitución física, en el sentido simple de esta idea. La esencia está realmente conectada con las funciones: intelectual, emocional, motriz e instintiva.

Del libro: Psicologia de la posible

Evolución del Hombre.

Autor: P.D.Ouspensky

Enviado y adaptado por:

Juan De Dios Flores Arechiga.

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