El Jazz en los años 80 tas

¿Qué paso en 80? se caracterizan por la reinterpretación de estilos “antiguos” del Jazz por músicos jóvenes. Se habla de un Jazz neoclásico (compara las características formales del neoclasicismo de la música de concierto). Los años ochenta significaron en cierta manera un proceso de clarificación, grandes del jazz como Miles Davis regresó a los escenarios tras una larga ausencia rodeado de músicos jóvenes. El jazz recibía apoyo institucional en gran parte del mundo, en España el gobierno subvencionaba giras y conciertos, en Francia se condecoraba a los músicos y en Estados Unidos, antes de tener un presidente saxofonista, Ronald Reagan ya invitaba a Miles Davis a la Casa Blanca.

Si los setenta fue una década de dudosa experiencia en cuanto que primaba más la búsqueda del éxito comercial que el artístico, los años ochenta del Siglo XX vieron como el jazz regresaba con inusitada fuerza. Entre la tenacidad de algunos veteranos ilustres como, Art Blakey, Joe Henderson, o Tommy Flanagan, y las ganas de aprender de muchos jóvenes valores, los últimos coletazos del siglo XX, han visto desfilar figuras en ciernes amamantadas en las escuelas de los maestros supervivientes del bebop.

Casi todo lo que se dice sobre  el jazz  parece  dicho en  el  vacío,  dejando escaso margen para que  los  creadores  de  este  arte  expongan sus opiniones.  Según he podido comprobar durante varios años que los músicos de jazz de los 80, tienen una noción más clara de lo que tratan de realizar que los críticos eruditos, y los mismos músicos, llegan a interpretar de manera sutil e inventiva lo que habla por sí mismo.

Los 80 se llegó a convertir en la reinterpretación del jazz, es importante mencionar que en esta década la participación de las mujeres fue significativa, independiente del genero masculino, el cual predominaba. la aportación de la mujer se extiende a todos los ámbitos del jazz: mainstream moderno, M-Base, smooth jazz, fusión, free jazz, avantgarde, etc, destacando con cualquier instrumento, incluso batería, que es el instrumento que ha sufrido más prejuicios de carácter sexista.

En los 80 el jazz fusión evoluciona hacia el smooth jazz, un género con mucha influencia funky pero sin la rudeza del original, impecablemente diseñado para gustar al gran público, y muy discutido por los aficionados al jazz por su desnaturalizada orientación al pop y por su altísimo componente comercial. En esta década surgió otro estilo de música emparentado con el jazz, más bien un pseudo jazz acústico llamado New Age Jazz, sin nada de alma negra y con mucho de folk blanco, extremadamente suave y ambiental, perfecto para la sala de espera del dentista, con una más que excelente aceptación comercial.

El principal sello especializado en este tipo de música fue Windham Hill Records, fundado por William Ackerman y Anne Robinson en 1976 y muy popular en la década de los 80 y 90. Windham Hill obtuvo grandes éxitos de ventas produciendo a artistas como la pianista, compositora, violinista, cantautora y multi-instrumentista Barbara Higbie, la compositora, pianista y teclista Liz Story o la arpista Lisa Lynne. Emparentada con esta línea de folk acústico y suave que tomaba elementos del jazz, la cantautora Teresa Trull, y más tarde también productora discográfica, grabó su primer disco «The Ways a Woman Can Be» en 1977 para el sello Olivia Records, un sello fundado en la década de los 70 por un colectivo lésbico-feminista militante para grabar y comercializar música exclusivamente de mujeres, y en los 80 se consolidó grabando unos cuantos discos más, por lo que se la considera pionera de lo que se llamó «Women’s music».

En esta década, entre las mujeres que hicieron una destacada contribución para la evolución de la música, es obligado mencionar a Pauline Oliveros, que a principios de esta década dejó su puesto en el Departamento de la Facultad de Música de la UCSD (Universidad Californiana de San Diego) para dedicarse a la composición independiente, interpretación, elaboración de ensayos teóricos y consultoría musical, En una línea más mainstream debe mencionarse a Emily Remler, guitarrista de jazz formada en Berklee que lamentablemente falleció a los 32 años de edad, lo que truncó una carrera con un futuro absolutamente prometedor, la crítica la consideraba como una de las guitarras solistas de la época con mayor proyección, grabó siete discos a su nombre con músicos de la altura de Hank Jones o Larry Coryel.

Y así querido lector le invito una vez más a descubrir, a soñar, y a dejarse llevar por las exquisitas y sublimes notas del jazz.

Oscar Esper 

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